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22 de junio de 2011

LA DIVINA MISERICORDIA LE DA FUERZAS

Alumno de la universidad «más católica» del mundo


Matan a su hijo, pero ella les perdona, les da un rosario y crea una ONG para chicos de la calle


Ahora Rachel Muha combate infatigablemente el crimen con becas y devoción a la Divina Misericordia.


20 junio 2011


Pablo Ginés/ReL


http://www.gestornoticias.com/archivos/religionenlibertad.com/image/Brian-Prom.jpg


Sonó un teléfono un lunes por la tarde en mayo de 1999. “Señora Muha, soy el detective Lelless de la Policía de Steubenville. Su hijo Brian ha desaparecido", dijo la voz.


Brian tenía 18 años, vivía con su amigo Aaron y empezaban a estudiar en la famosa Universidad Franciscana de Steubenville. Era un chico generoso que participaba en varios voluntariados y había rechazado una beca parcial de la Universidad para que beneficiase a gente más necesitada.


Rachel Moha recordó sus sentimientos ese día: “Tenía tres esperanzas; primero, que lo encontraran vivo; segundo, que pudiera verlo y abrazarlo, vivo o no; tercero, que si no me lo devolvía vivo, que pudiera ver el sitio donde se encontró con Nuestro Señor”.


Durante tres días la capilla de la universidad se llenó de estudiantes en oración incesante. Rachel mostró sus cartas ya en ese momento de incertidumbre: “Sea quen sea el resposable de lo que ha pasado con Brian y Aaron, no importa lo que les hayáis hecho, yo os perdono", anunció.


Y entonces aparecieron los cuerpos en una colina del campo. Rachel no llegó a ver los cadáveres pero fue al lugar del asesinato, se arrodilló y besó la tierra. Vio cerca un hermoso rosal salvaje, y lo consideró un signo de belleza y esperanza. Anunció otra vez a todos que perdonaba a los asesinos, recién detenidos.


Y después, los detalles. Los asesinos, Nathan y Terrell, tenían ambos 18 años, jóvenes criminales callejeros. Al menos uno se había drogado antes del crimen que tenían planeado. Entraron en la casa de los estudiantes, los secuestraron a punta de pistola, se los llevaron en el coche que Rachel había prestado a su hijo, y lejos, en la colina, les dispararon en la cabeza a quemarropa y a sangre fría. Luego presumieron con un amigo de haberlos matado y haberles robado el coche. Cuando los detuvieron, uno de ellos llevaba al cuello el rosario de Brian.


Detalles horrendos, pero Rachel Muha repitió las veces que hizo falta, en el juicio o en los medios de comunicación, que los perdonaba de corazón y que no quería la pena de muerte para ellos. Por un tema jurisdiccional, al final los dos fueron sentenciados solo a cadena perpetua.


Rachel tenía un mensaje para cada uno de ellos.


“Después de esta vida, Nathan, cada uno de nosotros irá al cielo o al infierno. Mientras estés en la tierra puedes elegir. ¡Elige el cielo, Nathan! Rezo por ti. Dios te bendiga, Nathan", le dijo Rachel en el juicio.


Y al otro asesino: “Terrell, nuestras vidas están ahora más vacías, tristes y solas. No podemos tener de vuelta a Brian y Aaron, no como estábamos acostumbrados. Tu vida puede ser más vacía, más triste y más solitaria de lo que ha sido, pero tiene por qué ser así. Depende de ti. Vuélvete hacia Dios, Terrell, y puedes tener una vida feliz, incluso en prisión”.


¿Cómo es que los asesinos tenían el rosario de Brian? ¿Se lo dio él antes de morir? ¿Estaba rezando el rosario cuando le dispararon? Para Rachel, es un signo de que la Virgen estaba junto a Brian, junto a su hijo, como estuvo junto a Cristo al pie de la Cruz. Y explicó a los criminales en el momento de la sentencia qué era ese objeto.


“Brian y Aaron también tenían armas, armas poderosas, más que la vuetsra. Ni siquiera sabíais que lo que llevabais al cuello era más poderoso que el arma en vuestra mano. Es más poderoso porque conduce al Cielo, donde todo es hermoso. Podéis tener esta arma en prisión, si queréis", dijo. No solo les regaló el rosario de su hijo, sino que les enseñó luego a rezarlo.


Pero la historia no acaba ahí. Rachel decidió honrar la memoria de su hijo como estudiante cristiano y volcarse además en ayudar a los jóvenes de las calles para que no acabaran en el crimen y la prisión. Para ella, la educación y la evangelización iban juntas. Y así creó en 1999 la Fundación Brian Muha (www.brianmuhafoundation.com) y, en 2005, las actividades post-escolares y de sábado Run the Race, para sacar a los chavales de las calles, reforzar sus estudios, formarles en valores. Niños y jóvenes de hogares muy desestructurados o necesitados acuden a esas actividades, donde además hay comida. Incluso hay una variante de guardería para niños de 3 a 5 años.


Rachel compró además la casa donde Brian y Aaron fueron secuestrados y la convirtió en un alojamiento para jóvenes sacerdotes con escasos recursos que acuden a Steubenville a estudiar en la Universidad Franciscana. Más aún, parte de la casa es un santuario dedicado a la Divina Misericordia, la devoción difundidad por Santa Faustina Kowalska, y allí se reza cada día en misa por Brian y Aaron, sus familias, la gente atendida por la Fundación y los patrocinadores de ésta. La familia de Aaron también apoya muchas iniciativas de la Fundación.


Ésta además financia estudios a alumnos necesitados en diversos colegios católicos de la zona, y también para la universidad. No solo eso, ha apoyado además a una cooperativa de padres que educan a sus hijos en casa.


“Queremos que los niños de la zona se sientan seguros y libres. Sabemos que para que un cambio en una persona sea duradero ha de tener amor, disciplina, buena educación moral y académica, y nos comprometemos, en nombre de Brian y Aaron, a proporcionarlo”, explica Rachel.


Además, ella acude a muchos sitios a dar conferencias sobre el perdón, contra la pena de muerte y a hablar a los jóvenes sobre la lucha del bien contra el mal. Incluso tiene una charla llamada “Cómo divertire sin perder el Cielo”.


Pero el perdón es algo que enseña con su ejemplo diario. “No puedes pasar por esto y salir entera si no es por Dios”, afirma. “Es demasiado traumático, es un golpe, y el perdón es algo que Dios nos da para nosotros y para los que perdonamos. Perdonar es una opción, y tengo que continuar eligiéndola cada día de mi vida”.


Ahora, después de varios años de experiencia ayudando a niños y jóvenes de las calles y a sus familias, Rachel quiere poner en marcha iniciativas de evangelización callejera pura y dura. Ella lo lllama “Movimiento de Estilo Urbano” y pide más voluntarios para poner en marcha diversas ideas:


  • Distribuir más imágenes y oraciones de la Divina Misericordia. Por experiencias previas, cuando niños o jóvenes las han regalado por las calles poco recomendables o las han dado en comercios, tiendas de tatuajes, peluquerías y han animado a colgarlas, casi nadie se ha negado. “Y los niños se sienten bien por hacer algo bueno”, afirma.

  • Colocar carteles en jardines particulares con permiso, de tamaño “campaña política”, con el lema: “Haz de Dios tu prioridad, no tu último recursos” o “Al demonio, ni una pulgada, o él será quien mande”.

  • Grupos de 4 jóvenes misioneros, que hagan hamburguesas en los barrios problemáticos, organicen meriendas y establezcan lazos con los jóvenes que allí se aburren y corren riesgo de caer en el crimen. Que jueguen a baloncesto con ellos, que vayan cada fin de semana, conozcan a la gente por su nombre. “Los chicos se sentirán queridos y la vida sacramental empezará a fluir”.



“Se trata de salir en grupos pequeños, olvidarse de uno mismo y tus inhibiciones, hacer amistades y amar a las pesonas a pesar de todo”, resume Rachel.


TOMADO DE RELIGION EN LIBERTAD

18 de junio de 2011

MARTIRIZADO A CAUSA DE SU FE POR LOS SOCIALISTAS

Desempolvada la historia de un joven martirizado por los socialistas italianos por defender su fe


La historia de este “mártir olvidado” sale ahora a la luz gracias a un pequeño libro editado en Italia, Martirio en el Santuario.


Antonio Giuliano/La bussola quotidiana


El experto en sectas Massimo Introvigne da cifras escalofriantes de mártires cristianos en el mundo


Acostumbrados como estamos a las noticias de cristianos perseguidos en los rincones más alejados de nuestro planeta, cuesta creer que también en Italia, en el siglo que hemos dejado atrás, se podía morir por la fe en una plaza pública. He aquí porqué ha terminado en el olvido la historia de Angelo Minotti, que sale ahora a la luz gracias a un pequeño libro, Martirio en el Santuario, de Roberto Marchesini, con prólogo de Marco Invernizzi.


Nacido en Rho en 1890, Santino Ángelo Minotti, de profesión colchonero, fue llamado a las armas al estallar la Primera Guerra Mundial. Hecho prisionero por el ejército austriaco en 1916, fue enviado al campo de concentración de Mathausen, en Austria. Y ya allí demostró una fe tenaz y clara, como manifiestan las cartas que escribió a la madre, a la hermana y al párroco Giulio Rusconi. Vuelto a casa después de treinta meses de prisión y ocho años de servicio militar, volvió a comprometerse en la Unión de Jóvenes Católicos de Rho y en el servicio de catequista en el Oratorio de San Luis. Pero su actividad tenía los días contados.


El 13 de junio de 1920, domingo del Corpus, los fieles de Rho se encontraban en la explanada del Santuario de la Bienaventurada Virgen Dolorosa. Un grupo de socialistas llegados desde Milán irrumpieron con insultos y maldiciones, quemando el estandarte del pueblo. Aquellos que intentaron reaccionar, fueron hechos presos a palos. Un religioso oblato, el padre Rebuzzini, resultó gravemente herido por un golpe de palo en la cabeza. Se marcharon dando tiros de revólver. Uno impactó a Natale Schieppati, pero el reloj de bolsillo desvió el golpe y consiguió salvarse. El otro alcanzó de lleno a Angelo Minotti, el cual murió después de media hora de agonía.


El clamor fue enorme en la ciudad. El día después una muchedumbre inmensa tomó parte en el funeral. Y Minotti, dicen los pocos testimonios, fue enterrado en tierra común, porque era un hombre pobre. Las crónicas de los periodistas fueron burlonas. El diario socialista L’ Avanti y aquel anarquista L’ Umanità Nuova acusaron a los católicos de haber agredido con las armas la manifestación socialista. No se hizo ninguna investigación sobre el homicidio. ¿Por qué tanta intolerancia y por qué fue elegido como objetivo el propio Minotti, a quien todos consideraban como un joven “piadoso y trabajador, incapaz de hacer el mal”? El libro reabre el caso reconstruyendo el contexto enfocado desde aquellos años, sin lo cual el hecho resultaría ciertamente incomprensible.


Al final de la Primera Guerra Mundial se había abierto uno de los periodos más difíciles para Italia, que ha pasado a la historia como Bienio Rojo (1919-1921). La desastrosa situación económica posterior al conflicto había provocado graves desórdenes sociales con huelgas y ocupaciones de las tierras, y reinaba un clima de fuertes contraposiciones identitarias entre liberales, fascistas, socialistas y católicos. En particular, estaba difundida entre los socialistas la convicción de que ahora sería replicable la Revolución Rusa. Se encendieron así los ánimos de los rojos contra los católicos: eran frecuentes los asaltos a las iglesias y numerosos intentos de incendios de los círculos y de las sedes de las asociaciones, sobre todo en la diócesis de Milán.


Los creyentes vivían en el terror de manifestar públicamente su propia fe. Ya, sin embargo, en 1906 el cardenal Ferrari había dado vida a la Unión de Jóvenes Católicos milaneses, de la cual también formaba parte Minotti. Este grupo de jóvenes, al cual el cardenal pidió poner freno a la violencia, fue el primer núcleo de la Vanguardia Católica, una asociación singular de católicos con “la espada detrás del armario”, según la definición del cardenal Montini (después Pablo VI), una realidad que el libro de Marchesini tiene el mérito de desempolvar.


Contra todo pacifismo ideológico moderno, este grupo admitía también el uso de la fuerza para defender la propia fe. Se convertía uno en “vanguardista” en base a una intensa vida espiritual y también a un cierto vigor físico. Su cometido principal era la defensa física de las celebraciones religiosas, de las procesiones y de las instituciones católicas, siempre con el ojo puesto en la formación cultural y espiritual de los candidatos. “¡O Cristo, o muerte!” era su público lema. Con los años la Vanguardia se difundirá también fuera de Milán, llegando a contar 70 grupos y cerca de 1500 inscritos. Y su compromiso se distinguirá después contra las escuadras fascistas, en el ámbito de formaciones partidistas católicas o al lado de los Comités Cívicos de Gedda en las elecciones de 1948 para conseguir que venciera la Democracia Cristiana al Frente Popular (Pci y Psi). La última aparición pública de la Vanguardia fue en 1957.


El testimonio de su generoso compromiso, no solamente el estímulo del Papa Pío XII en una audiencia en 1948. Sino, sobre todo, Montini que también en 1955 les instaba: “Querríamos que vosotros dieseis todavía el ejemplo de una declaración de valentía, de coherencia cristiana, de fuerza o de victoria sobre las inhibiciones internas, sobre la cobardía, sobre el respeto humano, a tantos jóvenes de hoy, cansados y dubitativos. Es una buena cosa, por tanto, que vosotros seáis la sal de esta juventud; que hagáis ver el valor con el cual se necesita combatir las batallas de Cristo; cómo la Iglesia tiene necesidad de tener hijos que se le entreguen completamente, dispuestos a exponer la propia persona sin pedir nada a cambio, dispuestos al riesgo y a la afirmación publica”. Exactamente como Angelo Minotti, un mártir italiano. Una historia de otros tiempos, más fuerte que el odio, antiguo y todavía vivo, para quienes han elegido seguir a Jesús de Nazaret.


TOMADO DE RELIGION EN LIBERTAD

8 de junio de 2011

LA PRESENCIA DE LA IGLESIA CATOLICA EN ESTADOS UNIDOS

A raíz de la Guerra de Secesión americana, muchos dejaron de apedrear a las monjas católicas

La labor de las religiosas como enfermeras atendiendo a soldados de ambos bandos cambió la percepción social sobre la Iglesia.

En Washington, enfrente de la catedral de San Mateo, se descubrió en 1924 un monumento “a quienes confortaron a los moribundos, atendieron a los heridos, llevaron esperanza a los prisioneros, dieron de beber al sediento… en memoria y honor de las religiosas de diferentes congregaciones que prestaron sus servicios como enfermeras en los campos de batalla y en los hospitales durante la Guerra Civil americana de 1861-1865”.

RELIGIOSAS CONTEMPLATIVAS

Para ser más precisos, fueron 640 religiosas de 21 congregaciones, según recoge en un reciente estudio publicado en su blog el historiador Pat McNamara. Y gracias a ella cambió completamente la percepción de la sociedad norteamericana sobre la Iglesia católica.

La líder sufragista de aquellos días, Mary Livermore, es muy clara al respecto: “Ni soy católica, ni defiendo las instituciones monásticas de esa Iglesia, pero no puedo olvidar mi experiencia durante la Guerra de la Rebelión. Nunca me tropecé con esas religiosas católicas en hospitales, transportes o barcos sin apreciar su devoción, su lealtad, su disponibilidad. No se daban aires de superioridad ni de santidad, no rehuían ningún deber, ni buscaban el lugar más fácil, ni encizañaban a nadie. Los hombres, enfermos y heridos, las veían llegar por la mañana y su mirada se entristecía al verlas partir por la noche”.

Piedras, incendios, insultos

Como señala McNamara, antes de la Guerra Civil el ambiente en Estados Unidos era muy hostil contra la Iglesia, y de hecho en determinadas zonas las monjas salían a la calle sin hábito. En Indiana les tiraban piedras, en Nueva Inglaterra las amenazaban con quemarles el convento y en algún caso lo hicieron, y en Nueva York a más de una la abofetearon insultándola como “maldita p… papista”.

Tras la derrota del Sur y la vuelta a casa, los soldados, antes predispuestos contra la Iglesia y cargados de prejuicios por la animadversión protestante, habían visto el verdadero rostro de la Iglesia, y esa hostilidad menguó notablemente.

Así habló un soldado de la hermana Antonia: “En medio de aquel mar de sangre, realizó las tareas más repugnantes con aquellos pobres soldados. Parecía un ángel, y muchos jóvenes soldados deben la vida a sus cuidados y a su caridad. ¡Feliz el soldado que, sangrando y herido, escuchaba junto a sí sus palabras de consuelo y ánimo! La adoraban los Azules (del Norte) y los Grises (del Sur), protestantes o católicos. Le concedimos el título de El ruiseñor de América. Su nombre fue muy conocido en todas las unidades del Norte y del Sur”.

Y a pesar de que los celos de algunas enfermeras luteranas o evangélicas, normalmente al mando, les trajeron algunos problemas, la fuerza de su caridad pudo con todo. En 1897, cuando murió la hermana Antonia, fue enterrada con honores militares.

“Las religiosas católicas disolvieron prejuicios y predicaron con su ejemplo silencioso”, concluye McNamara, tras evocar la frase que le dijo a una de ellas un soldado herido educado en la aversión a los católicos, y que se encontraba por primera vez con una monja: “Pensaba que los católicos eran lo peor del mundo. Pero si usted es católica… ciertamente a partir de ahora tendré una mejor opinión sobre los católicos”.

6 de junio de 2011

EN JAPON LA IGLESIA TAMBIEN CRECE, POCO A POCO CON SOLIDEZ

>**Le impactó un sermón sobre el perdón a los hijos**

# De las bandas de la mafia yakuza al bautismo católico, con su esposa y sus ocho hijos

[TOMADO DE RELIGION EN LIBERTAD](http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=15822)

Takayuki Oku siempre fue una persona de mal genio, pero dice su esposa Yuka que eso ha cambiado desde que empezó a ir a la iglesia. Lejos queda su vida en las bandas mafiosas de Japón. Toda la familia se bautizó la pasada Vigilia Pascual.


Takayuki Oku siempre fue un chico robusto. Siendo un estudiante de instituto en la ciudad de Yamagata, a 290 kilómetros al norte de Tokio, conoció al jefe de una banda criminal yakuza, le cayó en gracia, y acabó apuntándose a su banda. 

Un tiempo después, con 17 años, decidió abandonar el mundo del crimen yakuza y vivir una vida normal. Se alejó del grupo, conoció una chica llamada Yuka y se casaron.

Pero después Takayuki volvió a ingresar en las bandas y a una vida de crimen. Un día, un amigo suyo intentó dejar la banda, y Takayuki intentó protegero de la venganza del grupo, escondiéndolo. La banda, enfurecida, apalizó muy duramente a Takayuki. Volvió a casa cubierto de sangre y harto de esa vida, contactó con la policía y logró con su ayuda distanciarse de ese mundo.

"Aún me persiguen aspectos de mi vida pasada. Incluso hoy tengo problemas con gente que me conoció en esa época, que nunca me ha querido hablar desde el instituto... pero en la Iglesia es distinto", admite Takayuki a la agencia UCAnews.

La familia fue creciendo de forma asombrosa para los estándares japoneses: con 36 años, Takayuki es hoy padre de cinco niñas y tres niños, de 1 a 16 años. Y en la pasada Vigilia de Pascua, el 23 de abril, todos juntos se bautizaron en la parroquia católica de Yamagata. Takayuki fue quien condujo a todos al catolicismo. 

"Hace cuatro años mi madre y yo tuvimos una pelea y le dije: ´¿Por qué no te mueres de una vez?´ Fue antes de saber que ella tenía cáncer. Murió en pocos meses, y no tuve ocasión de pedirle perdón", explica Takayuki, que cayó en una profunda depresión.

Fue entonces cuando su antiguo padre adoptivo, católico, le sugirió probar a ir a la Iglesia. Lo hizo el verano pasado por primera vez, en la parroquia de Yamagata. El padre Kenji Honma, de la congregación de los Sagrados Corazones, estaba centrando su homilía en una idea: "No importa cuánto se enfrente un hijo a sus padres, ellos siempre le perdonarán". 

"Mi madre es la principal razón para que me bautice; además, hay muchas cosas en mi pasado yakuza. Y supongo que hay un poco de lo que podríamos llamar, expiación".

Yuka, la mujer de Takayuki, al principio solo acudía a la parroquia como conductora (su marido no tiene el carnet), pero se dio cuenta de que "él siempre fue de mal genio, pero eso ha cambiado desde que empezó a ir a la iglesia".

A Yuka también le gustó la acogida cordial de los parroquianos: "Todos en la iglesia trataban a nuestros hijos con mucha amabilidad y a los niños les encantaba ir. Incluso el pequeño, con solo un año, iba suelto por el templo con las manos juntas. Cuando mi marido me preguntó qué pensaba acerca de bautizarnos juntos, empecé a pensar: sí, hagámoslo", explica Yuka.

Takayuki descubrió que tenía una familia de pequeños devotos. "Cuando les dije a los niños que iba a la iglesia todos dijeron: ´¡Yo también quiero ir!´ Y cuando les pregunté: ´Papá va a hacerse hijo de Dios, ¿y vosotros?´, todos respondieron ´¡Nosotros también´"

Ken´ichi, que con 16 años es el mayor, admite que "aún no entiendo en realidad mucho sobre la Iglesia", pero pocos días después del terremoto de Japón encargó 8 "milagras milagrosas" para dar a sus hermanos como "omamori" (objeto de protección mística) "contra heridas de terremoto".

Toda la familia Oku fue bautizada en la vigilia pascual el pasado 23 de abril.

EL CRISTIANISMO EN CHINA CRECE A PESAR DE TODO.

# El crecimiento del cristianismo en China. Por el Gran Rabino Jonathan Sacks




[TOMADO DE RELIGION EN LIBERTAD](http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=15891)

    **China se da cuenta de lo que Occidente está olvidando rápidamente: una civilización es tan fuerte como su fe.**




Hacia el final de su reciente libro, Civilización, el historiador Niall Ferguson lanza en su análisis una carga explosiva de profundidad. Él cita a un miembro de la Academia China de Ciencias Sociales, que forma parte de un equipo cuya tarea tiene como reto descubrir por qué fue que Europa, después de haber estado rezagado por detrás de China hasta el siglo XVII, la sobrepasó, alcanzando la prominencia y el dominio.

Al principio, él dijo [el miembro de la Academia china], pensamos que eran vuestras armas. Vosotros [los europeos] teníais mejores armas que nosotros. Luego ahondamos más y pensamos que era vuestro sistema político. A continuación, investigamos más profundamente todavía, y concluimos que era vuestro sistema económico. Pero durante los últimos 20 años nos hemos dado cuenta de que era, de hecho, vuestra religión, el cristianismo. Fue la fundación cristiana de la vida social y cultural en Europa que hizo posible la primera aparición del capitalismo, a continuación la política democrática.

Del mismo modo llamativamente, Ferguson repite la observación hecha por el editor y corresponsal en Washington de The Economist, John Micklethwait y Adrian Wooldridge, hace dos años en su libro Dios vuelve. Mientras que el cristianismo está en decadencia en Gran Bretaña y la mayor parte de Europa, está creciendo y prosperando en China, donde el número de personas en las iglesias el domingo es mayor que el número total de miembros del Partido Comunista; en la tierra que en 1958 el Presidente Mao había declarado “libre de religión”.

Las personas que acuden a las iglesias no son, como Karl Marx habría predicho, los pobres y oprimidos, buscando el opio del pueblo. Ellos son los jóvenes, trabajadores, empresarios de movilidad social ascendente para los que el cristianismo ofrece un marco ético, una visión estructurada de la vida y sus disciplinas, en una sociedad que está experimentando una rápida transición.

Como no cristiano, me parece fascinante. Europa está perdiendo la misma cosa que una vez le hizo grande, mientras que China, la economía de más rápido crecimiento del mundo, está descubriendo. China: el hogar del confucianismo, del taoísmo y su marca propia del comunismo. Eso es algo que nadie podía haber previsto.

¿Qué es lo que China se ha dado cuenta de que Occidente está rápidamente olvidando? Que una civilización es tan fuerte como su fe. Como la cultura deviene vieja y cansada, ya que la gente pida más prestado y ahorra menos, como valora más los placeres presentes sobre el crecimiento futuro, por lo que empiezan a perder las creencias y prácticas que hicieron que su sociedad tuviera éxito en el primer lugar.

”Al final una sociedad y su religión tienden a caer en conjunto, como cuerpo y alma, en una muerte armoniosa". Will Durant.

Empieza a parecerse al Imperio Romano en el inicio de su declive. El historiador romano Tito Livio escribió, con gran patetismo, sobre como "con la progresiva relajación de la disciplina, la decadencia moral primero, por así decirlo, a continuación, se hundió más y más, y finalmente comenzó la caída hacia abajo, que nos ha traído a nuestro tiempo presente, cuando no podemos soportar ni nuestros vicios ni su cura."

Hace medio siglo, Will Durant en La Historia de la Civilización, sostuvo que la caída de una civilización fue la culminación de la lucha entre la religión y la intelectualidad laica, que terminaron por debilitar las instituciones de la convención y la moralidad. "Al final de una sociedad y su religión tienden a caer en conjunto, como cuerpo y alma, en una muerte armoniosa". La decadencia y caída de las civilizaciones ha sido trazado por los sabios durante muchos siglos. Se incluyen los sabios del antiguo Egipto, los profetas del antiguo Israel, el gran pensador musulmán del siglo XIV Ibn Jaldún, y el clarividente filósofo italiano del siglo XVIII e historiador Juan Bautista Vico.

Todos ellos ofrecen básicamente el mismo análisis. Las civilizaciones empiezan por la valoración de la austeridad, el coraje y el sacrificio. Esto les pone en un camino hacia el crecimiento. A medida que tienen éxito, crecen más autoindulgentes y egocéntricas. Las personas ya no están dispuestas a sacrificarse para el grupo. La confianza disminuye. El capital social se desvanece. No hay más héroes. La reputación da paso a la fama y luego a la mera celebridad. Lo que, Niall Ferguson indica, es el precipicio al que nos estamos acercando en Occidente.

Las sociedades empiezan a envejecer cuando pierden la fe en lo trascendente. A continuación, pierden la fe en un orden moral objetivo y al final pierden la fe en sí mismas. Pero hay una alternativa. Occidente puede redescubrir lo que Jeremías llama "la devoción de tu juventud".

El judaísmo y el cristianismo comparten una capacidad asombrosa para la renovación de uno mismo. Eso es lo que ha sucedido en el judaísmo después de cada tragedia desde el exilio de Babilonia hasta el Holocausto. Eso es lo que está pasando ahora al cristianismo en muchas partes del mundo, y puede suceder aquí también.

Somos tan fuertes como lo es nuestra fe. Esta verdad, única proposición de venta de Occidente, ahora viene con una etiqueta que dice, “Made in China” Pero todavía vale la pena comprar.

NOTAS

Sir Jonathan Sacks, Gran Rabino de las Congregaciones Hebreas del Reino Unido y de la Commonwealth.

http://www.aish.com/ci/s/Christianitys_Rise_in_China.html

2 de junio de 2011

LA IGLESIA ESTA VIVA EN CHINA A PESAR DE PERSECUSIÓN

El pueblo más católico de China emite el Rosario a todo volumen desde los altavoces de la iglesia


Con apenas 7.000 habitantes, profesa esta fe el 90 por ciento. Tienen muchos hijos y se unen solidariamente para pagar las multas por ello.


Actualizado 2 junio 2011


Pablo J. Ginés / ReL


Liuhecun, con apenas 7.000 habitantes, es el pueblo más católico de China. Profesa esta fe el 90 por ciento de sus habitantes, y lo hace con entusiasmo.


Está a una hora de coche desde Taiyuan, la capital de la región de Shanxi. Es una zona bastante pobre, no es fácil llegar a él, pero ya en los campos que le rodean aparecen pequeñas iglesitas católicas aquí y allí, una visión insólita en la China rural después de la concienzuda destrucción de templos durante la Revolución Cultural.


Lo primero que uno se encuentra a la entrada de Liuhecun son tres estatuas de santos de indudable romanidad: San Pedro con las Llaves del Reino, San Pablo y San Simón.


Un templo para 3.000 personas
La parroquia es una gran iglesia que imita el románico, flanqueada por unas palmeras de plástico amarillo y con banderines de alegres colores. Los banderines también están dentro del templo, en el que caben 3.000 personas y que se abarrota cada domingo. En la fachada de la iglesia, dos altavoces a plena potencia transmiten a todo el pueblo la recitación del Rosario que salmodian numerosos fieles durante la media hora anterior a la misa.


“Somos una comunidad católica muy tradicional”, explica el párroco, el padre Zhang, al profesor Anthony E. Clark, un orientalista de la universidad de Whitworth (Washington) que está escribiendo un libro sobre mártires en China.


http://www.gestornoticias.com/archivos/religionenlibertad.com/image/estatuas%20chinas.jpg


Clark hace un análisis sencillo: “Liuhecun es el mayor pueblo católico de China porque ha desarrollado estrategias para tener varios hijos, que luego son criados en hogares católicos devotos”, escribe en su informe en “Ignatius Insight”.


La Virgen se apareció en 1.900
La mayoría de las familias rezan el Rosario cada día y tienen imágenes del Inmaculado Corazón de María. El pueblo dice que la Virgen se apareció varias veces en el verano de 1900, sobre el campanario, con ropas blancas al viento. Era el año de la sangrienta Rebelión Boxer (la de la película de “55 días en Pekín”), y la Virgen señalaba con sus brazos en oración por dónde atacarían las bandas de rebeldes.


Casi siete décadas después, el integrismo maoísta de la Revolución Cultural cerró la iglesia, pero los fieles pasaron a celebrar la misa en una lona en el campo. Un anciano de 90 años explica al profesor Clark como arrestaron y apalizaron a su tío franciscano, hasta matarlo.


Pagan las multas solidariamente
El pueblo se mantuvo siempre fiel y unido. Aunque es pobre, todos se apoyan para pagar solidariamente las multas por tener más de un hijo. En la China del hijo único escasean las misas como la de Liuhecun, con un enjambre de niños entre los bancos.


En Macao, antigua colonia portuguesa, sólo el 4% de sus habitantes es católico (18.000 católicos). En Hong Kong lo es sólo un 5% (350.000 católicos). Sin embargo, entre católicos y protestantes, a pesar de la persecución, el cristianismo chino ha pasado de 4 millones de fieles en 1949 a más de 50 en la actualidad. Liuhecun es un caso único por ser una comunidad china casi exclusivamente católica.


TOMADO DE RELIGION EN LIBERTAD