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26 de septiembre de 2012

LA VIRGEN SACA DE QUICIO AL DEMONIO

«EL DEMONIO SE DESCONTROLA DE RABIA CUANDO COLOCO ALGO QUE REFLEJA LA PRESENCIA DE LA VIRGEN»



TOMADO DE RELIGIÓN EN LIBERTAD

Una mañana de 1985, el cardenal Ugo Poletti, vicario de Juan Pablo II como obispo de Roma, llamó a un sacerdote paulista nacido en 1925, el padre Gabrielle Amorth, para encomendarle una misión: ser el exorcista de la diócesis de Roma.

En estos veintisiete años, el padre Amorth reconoce haber realizado más de cincuenta mil exorcismos. Por tanto, nadie mejor que él en todo el mundo para explicar qué este ritual del exorcismo, en un momento en el que, en la práctica, está olvidado incluso en el seno de la Iglesia.

-Padre Amorth, ¿qué es un exorcismo?

-El exorcismo es una oración pública de la Iglesia que se hace con la autoridad de la Iglesia, porque la hace un sacerdote designado por el obispo; es una oración de liberación del demonio, de su influencia maligna o del mal provocado por él.

-En la actualidad hay muy pocos exorcistas, ¿No son necesarios?

-Durante trescientos años la Iglesia ha abandonado los exorcismos. Los motivos son diversos y los explico en el libro Habla un exorcista. Sin embargo, en cada diócesis debe haber uno ¡como mínimo! Pero ¿cómo los va a haber, si la gente no cree en el Demonio, incluso gente de Iglesia, como sacerdotes y obispos? Es necesario saber que el obispo que no proporciona la ayuda espiritual necesaria a un fiel con un problema demoníaco está pecando gravemente.

-¿Por qué permite Dios una posesión o un mal demoníaco?

-Hay gente a la que he tratado que va a misa, reza y hace ayuno. Yo les pregunto: “Si no estuvieses poseído, ¿lo harías?”. Y me responden que no. Además, pregunto a los demonios mientras hago este exorcismo: “¿Por qué te empeñas en quedarte? Y me dicen: “No puedo irme porque Dios no me lo permite. Si me fuera de esta persona, se alejaría de los sacramentos, y estando así, acude a Dios y es ferviente su oración”. Luego es posible que para esas personas, esa cruz sea necesaria para su salvación y la de los que comparten esa cruz con ella: su entorno, su familia y sus amigos.

Ayuno y oración

-En el Evangelio, Jesús dice que algunos demonios sólo se van con ayuno y oración, pero existen casos en los que el exorcismo dura muchos años, o que incluso no llega a producir nunca esa liberación, aunque se recurra al ayuno y la oración. ¿Por qué?

-Hay ocasiones en que el Señor permite un caso de posesión en el que la persona no llegue a liberarse nunca. Yo los he tratado. El Señor invita a acudir al ayuno y a la oración para expulsar cierto tipo de demonios, porque hay varios. Igual que hay ángeles con diferentes funciones y misiones, con los caídos pasa lo mismo, pues también son ángeles. Pero como digo, en ocasiones nada funciona, ya que Dios lo permite para la salvación de muchas almas, no sólo de la persona poseída, aunque no es normal.

-Otra cosa incomprensible es cómo puede comulgar un poseído y que no se dé su liberación, siendo como es la Sagrada Forma el cuerpo vivo de Cristo. ¿Acaso no nos ha dicho la Iglesia que el demonio huye de Cristo como de la peste?

-Es cierto. No se aleja el demonio cuando la persona comulga. Se queda ahí quieto, aunque supongo que tremendamente incómodo. A veces, durante un exorcismo, coloco sobre la cabeza del poseído una forma consagrada y pregunto: “¿Sabes lo que tienes ahí?”.Y contesta: “Sí, está Él”, y ni se inmuta.

Sin embargo, he descubierto algo curiosísimo: el demonio se descontrola en rabia desesperada cuando coloco algo que refleja la presencia de la Virgen, como un escapulario, o si rezo oraciones de la Virgen. ¡A María le tiene un odio impresionante! Entonces sí se revuelve, no lo puede soportar. ¡Huye como de la peste!

-¿Por qué?

-Porque se siente profundamente humillado. El saberse obligado a hincar la rodilla ante una mujer, la Madre de Cristo… ¡Ah! No puede con eso. Las oraciones a la Virgen durante un exorcismo son extraordinariamente poderosas a mi favor…

También ocurre con las reliquias que han pertenecido a algunos santos. Yo suelo utilizarlas con mucha frecuencia, porque no las puede soportar. Suele ‘salir’ despavorido por la misma razón: la humillación de la obediencia a la que le obliga Nuestro Señor, que le induce a doblegarse ante un hombre, no ante un ángel o ante Dios mismo: ante un hombre que ha sido santo.

Me ocurre mucho con las reliquias que utilizo del padre Pío de Pietrelcina, a quien tengo especial devoción. Sale huyendo ante las oraciones y las invocaciones que hago sobre él. ¿Sabe que lo conocí siendo yo muy jovencito? ¡Le tiraba de la barba y él se partía de risa! Yo le adoraba, era una persona de una bondad hiperbólica, un hombre de Dios de pies a cabeza. Un gran santo de nuestro tiempo.

Objetos de metal

-Usted cuenta que durante los exorcismos un poseído puede expulsar por la boca objetos de metal, cristal y cosas así.

-Es curioso, ocurre a veces. Esos objetos no están dentro de la persona físicamente, se materializan en la boca, al ser expulsados. Los he cogido con mi mano, incluso cuchillas de afeitar. Tengo una caja enorme llena de estos objetos. La guardo para demostrar físicamente lo que ocurre durante la expulsión de un demonio. Es muy difícil de creer, pero están ahí.

Una vez, una persona sobre la que oraba me escupía todo el rato y yo esquivaba sus salivazos como podía. Una de ésas veces, le vi que me iba a escupir y puse mi mano ante su boca. Fue todo muy rápido, pero cogí al vuelo un clavo enorme y estaba seco. No tenía saliva ni nada. Se había materializado en el momento de salir de su boca.

-Usted cuenta que una sola sesión de exorcismo puede ser durísima.

-Se necesita una enorme fuerza psicológica para asistir a un exorcismo y no distraerse de la oración con nada, diga lo que diga o haga lo que haga el demonio. La fatiga puede ser muy grande.

-¿Cómo nos protegemos para que nunca nos suceda algo así?

-El mejor remedio contra el demonio es la oración y la confianza en la Misericordia. Con oración y siendo fieles a los regalos infinitos de la Iglesia: los Sacramentos. Dios jamás abandona a un hijo fiel. Lo protege, lo ama con locura, lo mima con sus regalos. ¡No debéis tener miedo jamás!

-¿Usted no ha tenido miedo nunca?

-El mismo día que me nombraron exorcista me encomendé a la Santísima Virgen. Le pedí que me arropase y me protegiese cada día con su manto materno. Además, tengo una profunda devoción a mi ángel de la guarda, al que me encomiendo cada día y antes de cada exorcismo. Por lo tanto, creo que es el demonio, por la gracia de Dios, el que se echa a temblar cuando me ve aparecer y empiezo a rezar.

Juan Pablo II

-¿Es cierto que usted exorcizó junto a Juan Pablo II?

-Le cuento una anécdota de ese impresionante santo. Estaba yo exorcizando a una pobre muchacha joven, a la que llevaba muchos años intentando liberar. El exorcismo esa mañana había sido durísimo y tanto ella como yo estábamos agotados. Entonces nos fuimos los dos a una misa que celebraba el Papa en San Pedro.

Ella estaba tranquila, con unas ganas tremendas de estar en la Misa y de ver al Papa. Todo iba bien hasta que el Papa entró en la basílica, con todos los ropajes, preparado para celebrar. En cuanto esta muchacha le vio, se puso fatal: alaridos, convulsiones, etc. Estaba claro que el demonio no soportaba la presencia de ese hombre tan de Cristo. El Papa la miró lleno de compasión y dio la orden de que la alejaran un poco, pues los gritos que profería y las palabrotas iban a ser un incordio para la celebración.

Cuando finalizó la Misa, el Papa se acercó a ella, que seguía con una inquietud horrorosa. Le impuso las manos, comenzó a orar y la muchacha se puso fatal. Así estuvo el Santo Padre un buen rato, hasta que se calmó un poco. Quizá logró expulsar un par de demonios. El caso es que, agotado, le dijo a su secretario: “Avise al padre Amorth. Que siga él”. Y ahí tuve que seguir yo, que había estado antes no sé cuántas horas con la pobre desdichada sin ningún fruto. Me reí: el Papa no lo sabía.

-¿Le obedeció?

-¡Por supuesto! Yo quise muchísimo a Juan Pablo II.

Medjugorje

-Hay un elemento muy fuerte en el mundo actual en la lucha contra el demonio, un fenómeno que el Papa Juan Pablo II amaba mucho como ha revelado el postulador de su causa de beatificación, que es el fenómeno de Medjugorje. ¿Qué opinión le merece?

-Medjugorje es un lugar de gran fortaleza contra Satanás. Nuestra Señora dijo en Medjugorje el 14 de abril de 1982: “Dios ha permitido que Satanás ponga a prueba a la Iglesia durante un siglo”, pero añadió que no la destruiría: “Este siglo en el que vivís está bajo el poder de Satanás, pero cuando sean realizados los secretos que os he confiado, su poder se quebrará”.

Estas palabras nos dicen que Satanás está hoy trabajando, pero a la vez que él, también está la Virgen. Ahí están los frutos de Medjugorje. Son ya más de 30 años de buenos frutos y el Evangelio es claro sobre cómo discernir los acontecimientos que suceden. Al árbol se le conoce por sus frutos, y los de Medjugorje son tan claros que a mí me da pena que se ignoren. Incluso creyentes, laicos y consagrados, que sin haber estado si quiera allí, ya tomaron su decisión de rechazarlo. Pero bueno, de lo poco que sabemos de los secretos confiados a los videntes de Medjugorje es que cuando se realicen, el dragón será derrotado y el reino de la luz triunfará.

-¿Qué recomienda a una persona que quiera ir al cielo sin pisar el purgatorio y sin saber nada de Satanás?

-Hijo mío, yo también quiero ir al cielo. Agárrate a los sacramentos y sobre todo a la Virgen María. Ella jamás te abandonará.

20 de septiembre de 2012

LOS CARISMAS

¿SE EXTINGUIERON EN VERDAD LOS CARISMAS EN LA IGLESIA?

ESTAR EN LA IGLESIA FUNDADA POR CRISTO Y SUS APÓSTOLES

Estoy plenamente convencido de que la Iglesia Católica es la única fundada por Cristo y los Apóstoles –aunque expreso mi respeto a las demás Iglesias– allá en Judea-Galilea hace casi Dos Mil años.

Y créanme, la verdad, si no estuviera convencido de esto, no seguiría siendo lo que soy. Yo no podría simular estar convencido –sin estarlo– de algo tan serio e importante como esto. No me hubiera costado mucho “cambiar” si la razón me dijera que estoy en “el lado equivocado” a este respecto, pues he sido buscador de verdad desde mis años tempranos.

Y estoy convencido de ello, porque he investigado, he leído, he razonado, dialogado y comparado. La Historia y la Sagrada Escritura –ambas a la vez– junto con mi experiencia personal de fe me dan los asideros intelectuales y existenciales para esta certeza de la que hablo. Y respeto a los que no estén convencidos de esto o piensen exactamente lo contrario.

Muchos –a los que voy a encerrar arbitrariamente en el inexacto ‘rubro’ de protestantes– argumentan que efectivamente ‘tal vez’ si es ésta (históricamente) la Iglesia fundada por Cristo; PERO QUE traicionó a su fundador y ‘se perdió’ por lo que ellos vinieran a ser una especie de ‘Iglesia rescatada’ o ‘Iglesia reanimada’. Concediendo –en bien del argumento– que así fuera, me surge una pregunta: ¿Cómo es posible que a Cristo Jesús (Hijo de Dios) se le ‘haya hecho bolas el engrudo’ y su criatura (La Iglesia) lo haya traicionado y haya podido más que Él?. No. Si Jesús es Hijo de Dios, eso es IMPOSIBLE. Si Jesús es sólo un personaje ‘antiguo e ilustre’, entonces si es posible esa traición, fracaso rotundo y enmendadura de sus planes originales por planes miserables y realidades lamentables.

UNA IGLESIA POR MOMENTOS IRRECONOCIBLE

No serviría para nada emprender una ‘apología’ fundamentalista y obtusa. Es innegable que –aún entendiendo las condiciones históricas de las diversas circunstancias por las que ha pasado la Iglesia, con todo y su debida dosis de hermenéutica– en algunos momentos de la Historia la esposa de Cristo (Cfr I Cor 12) aparece ante los hombres con un rostro desfigurado y aún monstruoso: pensemos por ejemplo en Las Cruzadas ó el episodio de La Inquisición. Y a pesar de esos momentos de fealdad evidente y escandalosa siempre sucede algo que le limpia la cara: el Espíritu hace brotar a Francisco de Asís, Teresa De Ávila, Ignacio Del Loyola y más.

EN LA IGLESIA SIEMPRE HUBO CARISMAS

Siempre los Carismas han sido un arma de doble filo. Siempre se les ha temido y se les ha tratado de controlar. Siempre se les ha querido someter so pretexto de ‘Santa Obediencia’. Y por lo regular –y ese es el problema– el carismático ha tenido que ‘batallar’ con el cardenal, el obispo, el párroco o el dirigente. Podemos citar las dificultades de San Felipe Neri, San Juan Bosco, San Francisco de Asís y muchos otros ilustres: siempre conflictos con la jerarquía. En los más de los casos, el pastor no entiende cuál es su ámbito y su papel y quiere aniquilar al carismático aduciendo soberbia o rebeldía. Y siempre Dios en forma misteriosa interviene o cambia los corazones.

No miento al aventurarme a decir que casi un 75 % de los sacerdotes mexicanos –por ejemplo– niegan los carismas y se mueren de risa por ‘el don de lenguas’. Muchos incluso creen que los exorcismos son ‘meramente’ credulidad y casos psiquiátricos mal encauzados. Dudan que Jesús siga sanando a los enfermos. Esta Iglesia de nuestros días, entonces resulta ser mala copia de la original, si a eso nos atenemos.

Afortunadamente NINGUNO DE LOS PAPAS –desde Juan XXIII a Benedicto XVI– ha negado la existencia y autenticidad de los Carismas sino más bien –al contrario– han pedido a los obispos que los disciernan y reconozcan. Y no podría ser de otra forma. Los Carismas existen porque EL ESPÍRITU SANTO LOS DA A QUIEN QUIERE PARA BENEFICIO DE SU IGLESIA. Los Carismas EXISTEN ASÍ LOS NIEGUE UN PÁRROCO, UN DECANATO, TODO UN PRESBITERIO, UNA CONFERENCIA EPISCOPAL O UN DICASTERIO DE LA CURIA ROMANA.

San Pablo habla con toda claridad de los Carismas:

“En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes. Sabéis que cuando erais paganos, de una manera u otra erais arrastrados hacia los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: Jesús es el Señor, excepto por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas.” (1 Corintios 12:1-10)

Y habla de ORDENAR, NO DE EXCLUIR LOS CARISMAS:

“Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. Y en la iglesia, Dios ha designado: primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso son todos maestros? ¿Acaso son todos obradores de milagros? ¿Acaso tienen todos dones de sanidad? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos? Mas desead ardientemente los mejores dones. Y aun yo os muestro un camino más excelente. (1 Corintios 12:27-31)

Así pues, concluyo:

No desfiguremos el rostro hermoso de la Iglesia despojándola de sus ‘joyas’ conferidas por Dios, como designaría yo a los Carismas. Sometamos nuestra ignorancia o nuestras fobias personales A LA PALABRA DE DIOS Y AL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. LOS CARISMAS EXISTEN, LE GUSTE A QUIEN LE GUSTE, O LOS DESCONOZCA QUIEN LOS DESCONOZCA. SENTIDO COMÚN, no pueden haber desaparecido, pues no son ‘producto’ de la sangre o la carne sino del Espíritu Santo.

PBRO. ROBERTO SÁNCHEZ DEL REAL.

18 de septiembre de 2012

SEMILLERO DE VIOLENCIA

IGNORAR AL OTRO


LA VIOLENCIA

El tema de la violencia está tan llevado y traído en nuestro entorno que –siendo tanto lo que se ha dicho– se cree que ya nada puede ser expresado al respecto con propiedad y tino. Y disiento de ello.

Violencia no son sólo golpes, insultos y hostilidades abiertas en general. Obvio la agresión es ‘el corazón’ de la violencia misma. Pero me aventuro a establecer que la otra cara de la violencia –aunque es la ‘faceta’ más blanca y presentable– es el ignorar al otro.

IGNORAR ES AGREDIR

Si, ignorar es agredir. Sabemos que en la familia es el primer lugar en el que aprendemos a agredir o somos agredidos. El silencio no necesariamente es malo, pues en un ambiente de espiritualidad incluso ayuda a reflexionar y a recuperar la paz. Pero cuando es usado como arma de agresión o castigo es tan malo –o aún más contundente– que el insulto mismo. Dicen incluso muchos sociólogos que el silencio –cargado de intención lesiva– es la peor forma de ‘aniquilar’ social y afectivamente al otro. El fenómeno de ignorar, de ‘pretender’ que el otro no está o no existe, es el equivalente a ‘dar muerte’; en el menos grave de los casos, la acusación o el insulto, al menos da la oportunidad de la defensa y el argumento.

Ignorar al otro es entonces decirle –aunque sin palabras– algo equivalente a: ‘para mi no eres digno de siquiera existir’. Y esto es violencia.

EL IGNORAR AL OTRO HA CAUSADO MUERTES VIOLENTAS

Los tiroteos en las ciudades norteamericanas son algo tan corriente como decir que el papa vive en Roma. Sí, a ese nivel. Y por ello no recordamos tal vez ni siquiera un tiroteo en particular, pues ha habido tantos, que el presente supera al anterior… Rompen récords: ahora dos o tres muertos mañana diez. Ahora con una pistola mañana con un arma larga.

Y hay varias razones para estos tiroteos: que cualquiera puede –y tiene el derecho– comprar el arma que esté al alcance de su billetera y que se le pegue la gana; tal vez no todavía aviones caza o tanques. Fanatismos, racismo, marginación, ‘bullying’ es decir –a la mexicana– ‘carrilla pesada’. Pero la matriz común está en el ignorar al otro y en ‘defenderse’.

Es lo que más me ha sorprendido y disgustado de Los Estados Unidos: todos divididos por factor de raza, posición socioeconómica, credo o cultura. Ciertamente hay una relativa armonía que hace que todo camine. Pero la pretendida paz social siempre está al filo de la navaja. En las ciudades –sobre todo en las megalópolis– todo está fríamente dividido por vecindarios: barrios o suburbios, negros, hispanos, asiáticos o blancos; todos con sus propios establecimientos e iglesias. Rara vez alguien cruza las líneas, por nadie establecidas pero por todos conocidas. Y la base de esos ghettos virtuales y funcionales es EL IGNORAR AL OTRO: no te metas conmigo y no me meto contigo. Cómete tus tacos y yo me como mi turkey, ponle soya, chile o gravy y todo mundo contento. Ese principio es inhumano y antisocial. Y lo que lo mantiene pues claro que es el castigo al crimen: si quiebras las reglas eres castigado. El odio y desprecio mutuos se mantienen a raya. No ignoro los esfuerzos que se hacen de llevar una vida más solidaria, pero hoy por hoy ignorar al otro es la base de la convivencia en la compleja sociedad norteamericana. Y se vive incluso en la Iglesia en las parroquias ‘mixtas’ o pluriculturales.

IGNORAR AL OTRO EN MEXICO

Aquí pocos son tal vez los factores raciales (que no deja de haberlos), pero se ignora al indígena, los ‘fresas’ ignoran ‘al prieto’, las señoras ignoran a las sirvientas, los skatos no quieren a los cholos, los cholos odian a los emos, etc, etc.

En casa hemos enseñado a los niños a ser ‘el ombligo del mundo’ y por ello ignoran a sus mayores, a su vecinos, a sus iguales… A sus propios padres. Tirar basura en la calle: ¿Qué tiene? No soy el único. Dejar el paso libre para que otros puedan circular por la baqueta: ¿Por qué, si yo estoy ahora aquí?. Más de la mitad de los conductores se transforman al volante en seres prepotentes y odiosos –asesinos en potencia poco virtual y muy real– que no respetan reglas de tráfico, sentido común o derechos de otros.

Los machistas siguen en su mundo estúpido de antaño viendo a las mujeres como ‘carne’ de placer, seres hechos para el servicio, máquinas de tener hijos, entes sin derechos y opinión propia… y nada más.

Las mujeres –en su gran mayoría– ahora ya reaccionan al machismo asumiendo posturas masculinoides en las que queda escondida la riqueza invaluable de su feminidad. Muchas –a conveniencia– invocan su ser mujer cuando es oportuno a su egoísmo e invocan la igualdad cuando así es propicio a sus intenciones de pisotear, porque antes han sido pisoteadas: creen que pisoteando se liberan –se reivindican– y hacen justicia, cuando en verdad lo que hacen es –más bien– generar más violencia que está siempre latente y que no hace otra cosa que sólo prolongar en esta pobre sociedad la plaga de la prepotencia que a todos victimiza.

La imagen típica de la señora estacionada indebidamente en doble fila –limándose las uñas– esperando a los hijos afuera del colegio, es tan aberrante como la del taxista que se atraviesa en forma prepotente y temeraria. Con chongo o sin chongo, prepotencia es violencia y nos daña a todos: y hace que nuestro futuro se tiña cada vez más de agresión y violencia. Ignorar al otro es violencia bruta  y radical. Eduquemos en la caridad: no ignoremos al prójimo, tan hijo de Dios y tan digno como Yo mismo.

PBRO. ROBERTO SÁNCHEZ DEL REAL

14 de septiembre de 2012

LA MAGIA PUERTA AL MAL

Un exorcista advierte que acudir a brujos para usar «la magia abre las puertas al demonio»



El exorcista canadiense, P. Françoise-Marie Dermine, advirtió a los católicos que creer en supersticiones y usar la magia para solucionar los problemas, es en el fondo confiar más en el demonio que en la Providencia de Dios.

“La superstición abre las puertas a la magia, y la magia abre las puertas al demonio, porque cuando una persona recurre a la magia no tiene confianza en Dios, piensa que Él no puede darle lo que quiere, entonces acude a los brujos para lograrlo”, expresó en una entrevista con el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).

“Lo que no saben -añadió el sacerdote exorcista- es que el brujo realiza ritos y emplea signos de los cuales el demonio se sirve para hacer su voluntad”.

El sacerdote, que llegó para participar en el IX Congreso de Exorcistas de la Arquidiócesis de México, explicó que la superstición nace de la falta de fe, pero “también puede deberse a causas psicológicas ocasionadas por carencias afectivas en la infancia, porque cuando una persona no se siente amada por sus padres, empieza a buscar protección en el mundo mágico”.

Sin embargo, advirtió que “la magia siempre es magia y tiene complicidad con el demonio, siempre interviene una potencia externa que no es Dios, y esto no trae nada bueno, es contraproducente porque quizás sí obtengas lo que quieres, pero hay un después, y el demonio te cobra lo que tú le pediste”.

Asimismo, indicó que una superstición es también otorgar a un santo más poder que Dios, “por ejemplo, cuando una persona enciende una veladora a san Benito y lleva como amuleto una medalla con su imagen, pero sigue viviendo una vida desordenada, eso no sirve de nada”.

Según el SIAME, el exorcista explicó que hay supersticiones pasivas y activas, que son más graves porque tienen el propósito de provocar un efecto, como creer en ídolos, atribuir al demonio el mismo poder de Dios o creer que el diablo es la causa ordinaria y constante de fenómenos que no podemos comprender.

El P. Dermine también advirtió a los católicos sobre el engaño que hacen los brujos al utilizar imágenes de santos o de la Virgen de Guadalupe para tranquilizar a las personas que llegan a solicitar sus servicios.

Finalmente, exhortó a los católicos a estar en guardia y no creer en amuletos, pues “si tuvieran fe, más confianza en Dios, todo esto no existiría. Está claro que en la vida hay problemas y dificultades, Jesús habla de que en esta vida vamos a tener afanes, dificultades, que hay una cruz que cargar”.

Pero al mismo tiempo, explica el sacerdote, Jesús “nos dice que tener confianza en que Dios está presente, nos da la fuerza espiritual para enfrentar con cualquier dificultad”.

7 de septiembre de 2012

RELATOS FRANCISCANOS X

RELATOS FRANCISCANOS X

MIS ÚLTIMOS MESES EN LA VIDA FRANCISCANA


VIVIR EN ZAPOPAN UNA GRAN EXPERIENCIA

La vida en el convento de Zapopan por supuesto que es muy diferente a la de Guadalupe. Para empezar, como ya se dijo en otro Relato, en este convento han llegado a vivir más de cien frailes por albergar varias instituciones y no sólo el santuario y estudiantado. Por supuesto que la Romeria del 12 de Octubre de cada año es muy importante para la vida de todos los frailes de la Provincia, pero en especial de los que viven en Zapopan. Y todos se involucran, en especial los estudiantes. La Romería es responsabilidad tanto del Guardián como del Provincial. Y también –de unos años para acá por ser la patrona de la Arquidiócesis– del Arzobispo.

Las clases son la parte esencial –aparte de la Misa y la oración litúrgica y personal– de la rutina de los estudiantes de Filosofía. Esta rutina se completa con el deporte diario, las convivencias, el apostolado y los oficios de casa. La vida lleva un buen ritmo.

Un suceso que nos marcó a todos fue la muerte de un compañero: Fray José Concepción Rivera, por todos nosotros llamado Fray Concho… Era oriundo de Gómez Palacio, Dgo. Muy querido por todos los hermanos y con altos ideales misioneros. Su juventud y temprana muerte fue también una violenta sacudida, no sólo para nosotros sus compañeros y contemporáneos sino para todos los hermanos. Los designios de Dios son insondables. La muerte de Concho claro que nos hace pensar más en serio sobre la necesidad de estar preparados SIEMPRE. Todos sentimos el dolor de su partida.

LA SALIDA DEFINITIVA DE LA VIDA FRANCISCANA

En el pasado ya había abandonado el noviciado en un par de ocasiones. Había estado un poco en Guaymas, en Los Angeles y en las misiones Del Nayar. Pero, a pesar de toda esa experiencia, tenía serias dudas sobre mi vocación –no al sacerdocio– sino a la vida franciscana. No tenía problemas “existenciales” en verdad, pero considerando mi vida prospectivamente, no me ‘veía’ como una persona realizada en este tipo de vida conventual. No tenía tampoco dudas sobre mi amor a San Francisco de Asís y sus ideales de vida observante del Evangelio… Pero veía poco a poco, no que no fuera excelente el carisma franciscano, sino más bien mi incapacidad para vivir en forma entregada e intensa la vida religiosa. No me gustaba la posibilidad de la mediocridad perpetuada día a día hasta poder convertirse incluso en “mi fracaso existencial”, por mi no poder adaptarme y entregarme en forma plena a Dios en el seguimiento de su Amado Hijo.

Y había cosas muy concretas: el tener que habitar en un convento en lugar de poder vivir con mi familia; la imposibilidad de ayudar económicamente a las necesidades familiares –aunque fuera en manera limitada–. Fui descubriendo que estaba hecho para una vida más individualista que comunitaria. Sí, con todo el dolor de mi corazón tuve que aceptar mi incapacidad para vivir la fraternidad a la manera de la vida religiosa. Y ser franciscano es ser eminentemente hermano.

ENTREVISTA CON EL PROVINCIAL

Cada jornada me costaba más que la anterior. Me movía el sentido del deber, y todo lo hacía bien y de buena gana, pero no me entusiasmaba mi vida conventual. Sabía lo que eso significaba, aunque no lo quisiera admitir. Percibía en mi un ‘tenue’ miedo de enfrentar la situación en conciencia y ‘tener que empezar’ a tomar la decisión de salir… De alguna manera me amenazaba el fantasma del fracaso. Le tenía más miedo al ‘aparente fracaso de tener que salir’ que al mismo hecho (de dejar esa vida). ¡No podía tomar decisiones por inercias incluso ajenas a mi! ¡Yo nunca he sido así! No iba a empezar ahora…

Creo que hubiera sido –hasta cierto punto– más fácil quedarme que irme, pero no debía ser cobarde. Y me asaltaban pensamientos como “¿Qué pensarán de mi?” o también “Van a pensar que soy un fracasado”. Pero se trataba de ‘Mi vida y el llamado de Dios’. ¿Me llamó Dios y yo no respondí?. Ahora todo eso está claro. El tiempo con los frailes fue muy bueno, me formó en verdad. Gracias.

Así que adelante. Fui a buscar al P. Provincial (Fray Daniel Córdova Ibarra) a quien conocía desde el primer día que ingresé a la formación franciscana. Me daba pena decirle que me quería ir y que estaba ‘ahora si’ seguro. Me escucho con gran paciencia y caridad, me dijo que era un buen hermano (espero no lo haya dicho por caridad sino en realidad). Trataba de persuadirme, pero todo cambió cuando le dije: “Padre, yo quiero mucho a San Francisco, a los frailes, quiero mucho a Guadalupe y Zapopan; estoy muy agradecido con Dios y con la Provincia, pero esta vida no es para mi. Es el momento de irme, ahora que valoro todo lo que he recibido. Me dolería en el alma que esta gratitud que tengo se convirtiera –poco a poco– en rencor, en frustración. Muchas cosas que no me gustan no van a cambiar sólo porque yo quiero; así son y así seguirán y así tienen que seguir”.

Me miró a los ojos con claridad. Y dijo: “Bueno, ahora lo veo. Tienes razón. Es una lástima, pero el llamado es a algo específico”. Me pidió esperarme tres meses. Así lo hice.  Platiqué largo y tendido con el P. Antonio González Porres el Maestro. Vi en su rostro que mi decisión le dolió, pues teníamos una sincera amistad, que valoro hasta el presente. Me deseó lo mejor y me dijo que siguiera el llamado de Dios cuando se manifestara de nuevo.

Pero cada día era pesado, pues transcurría muy lentamente. Sí, eso era señal de que –ahora sí– la decisión era la correcta. Me parecían lentos los días, pero llenos de paz y agradecimiento.

No descarto la posibilidad de un día pedir mi afiliación a la Orden Franciscana y se me permita usar el hábito de San Francisco. Sería para mi un gran honor.

Y AFUERA…

Por fin salí, no recuerdo cuando, pero fue en Abril del 1991 (creo). Trabaje en Banpaís, di clases de Inglés en el Cervantes Costa Rica de los Maristas y trabajé en una oficina. De cómo fue la transición hacia Aguascalientes será motivo de otros relatos.

Una de mis últimas oraciones como fraile fue algo así como: “Señor, si Tú quieres que sea sacerdote, ya sabes dónde vivo”. Y Él dio conmigo –no le fue difícil saber mi domicilio– y aquí estoy ya con casi 15 años de vida ministerial… No en Japón –donde soñé con un día ser misionero– sino en Aguascalientes, donde –para mi consuelo– al menos se hacen autos japoneses… Parece me quedé corto de gas. Pero aquí estoy, para hacer su voluntad.