Powered By Blogger

13 de mayo de 2013

LA VOCACIÓN SACERDOTAL

EL, QUIEN TODO LO TIENE, TE HA LLAMADO PORQUE TE NECESITA.



LA VOCACION SACERDOTAL

PARA HÉCTOR

Vengo hacia Puerto Vallarta, junto con la mayoría de mis compañeros de grupo del seminario… Somos Artemio Calvillo, Moisés Guardado, Higinio Javier, Carlos Alberto Alvarado, Pedro Mario Covarrubias, Manuel Sandate, Eliseo Aréchiga, José de Jesús González, Javier Guerrero y su servidor. Se nos unirá Toño Salcido de Cd. Juárez. En unos días celebraremos nuestro XV aniversario de Ordenación Sacerdotal. Es de noche. Siempre cuando vamos por carretera nunca duermo, porque me gusta aprovechar el tiempo para pensar, rezar, leer, escuchar música o simplemente ‘ver’ el paisaje y así ‘conocer’ por donde vamos pasando, aunque sea en esa forma tan limitada.

Recuerdo muchas cosas que tienen que ver con tu vocación: cómo siempre ibas a Misa dominical con tu familia, cómo de repente te ‘apareces en un coro’ y perseveras por un buen tiempo, tu celo apostólico, cómo un dia sale el tema y te atreves a dejar tu trabajo para entrar al pre-seminario, tu admisión y paso por el Curso Introductorio y la etapa en la que estás. por supuesto que recuerdo muy vivamente nuestra muy reciente conversación de ayer domingo. Me entristece lo tratado, pero no me sorprende… Te dije algo así como ‘se acabó la luna de miel, bienvenido a la realidad’. Cuántas veces yo he pasado por situaciones parecidas… Muchas… Muchas en verdad.

Tendría que decirte –aunque se escuche como la frase de cajón de un autosuficiente desubicado– sabía que esto tendría que pasar, pero te soy sincero: duró mucho más de lo que pensé. En esos momentos de viaje carretero tranquilo, estuve también recordando las pláticas y consejos espirituales –que añoro– de algunos sacerdotes ejemplares que tuvieron mucho que ver en mi vocación: P. Alfonso, P. Galileo, P. Toño Porres, P. Abundio, P. Cubillas, P. Juan Martínez, P. Chuy Estrada y por supuesto el P. Memo Téllez-Girón. De todos ellos siempre escuché –condensando– que una vocación es algo QUE VIENE DE DIOS; Que El llama ‘a los que Él quiere’ y da la capacidad para el seguimiento; Que sí llama su predilección es irrevocable… Nunca olvidaré el apoyo de sacerdotes como el P. Cornelio Moya, Fray Rubén González, P. Chuy Espinosa Regalado, P. Samuel Silva, P. Ricardo Martín Del Campo, P. Juan Manuel Muñoz, P. Ricardo Cuéllar y P. Luis Manuel Macías… También recuerdo a religiosas que me apoyaron como las hermanas Ma. De La Luz y Ma. Guadalupe Mier Hernández.

Mi vocación –querido Héctor– necesitó apoyos y aliento: sólo no hubiera podido. Y mira que mi camino vocacional fue muy accidentado pues yo había soñado con ser misionero en Japón y llegué sólo hasta Aguascalientes. Empecé siendo franciscano y resulté ser felizmente diocesano. Ya pronto serán veinte años de que llegué a esta querida Diócesis para concluir la Teología y ser ordenado diácono y luego sacerdote.

Te escucho –volviendo a nuestra plática del domingo– y está ‘la mar de claro’ que lo que está a discusión no es si eres llamado; dudas de esas no hay, el asunto en sí mismo es ‘la brecha’ entre el ideal de seguir a Cristo en el sacerdocio y un cúmulo de limitaciones humanas que parecieran hacer iluso –por aparentemente imposible– este seguimiento. No está a discusión si lo quieres seguir y responderle, sino si será posible seguirlo ante una serie de complicaciones que poco o nada tienen que ver con –precisamente– ese seguimiento. Asuntos y cosas ‘colaterales’, no lo olvides. Y te repito esa frase del P. Guillermo Téllez-Girón: ‘Un ideal no es algo que Tú les exiges a los demás vivan, sino un valor que haces realidad al vivirlo’. Y también te digo –señalando una imagen del crucificado que está sobre mi escritorio– ‘Él te necesita’.

Mientras escribo esto, escucho los gritos alegres de mis compañeros allá en la alberca (Héctor ya somos cuarentones) y pienso en que ya no somos aspiración ni sueño, sino realidad. Y paradójicamente hemos de seguir ‘soñando’ con alcanzar a Cristo, para que el ideal siga latiendo en nosotros y podamos seguir luchando por encarnar sus valores en nuestras parroquias y ocupaciones ministeriales.

Y me queda claro Héctor: muchos no te conocen, pues confunden tu mansedumbre con pasividad o incapacidad de reaccionar; repito, NO TE CONOCEN y por ello no te pueden valorar. Y la respuesta a los retos será siempre a la medida de tus posibilidades; quien te llamó te ha dado lo necesario para seguir: responde con un si que se renueve todos los días.

Volviendo al viaje Aguascalientes-Vallarta, mientras nuestro minibus sigue avanzando –tragando metros que se vuelven kilómetros– veo por las ventanillas y el parabrisas como ante mi mirada adormilada avanza un camino conocido y –al mismo tiempo en forma chocante– desconocido: ya he pasado antes por esta carretera, pero al mismo tiempo la veo como novedad y reto, pues es impredecible lo que pueda haber kilómetros adelante. Así es el camino vocacional Héctor: muchos lo recorren, muchos lo conocen, pero a fin de cuentas TU RECORRES TU CAMINO. Aprovecha la experiencia de otros, pero sabiendo que se trata DE TU RESPUESTA. No desistas pues ‘Él te necesita’, Él fue quien te llamó y a Él ha de ser tu respuesta. No te canses…

A lo largo del trayecto nos encontramos con lugares de descanso en los que nos paramos para descansar o comprar agua o algún alimento… Así es también en la senda de la vocación sacerdotal: encontraremos remansos de paz que nos ayuden a seguir caminando. Sigue, no desistas; creéme vale la pena. El te ha llamado. Gracias por responder, Tú eres mi relevo.

PBRO. ROBERTO SÁNCHEZ DEL REAL.