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23 de junio de 2010

ARTÍCULOS VARIOS DEL P. RICARDO MARTÍN DEL CAMPO

¿QUIÉN ES CRISTO?



JESÚS, EL HOMBRE QUE ES DIOS


“Nosotros creemos y confesamos que Jesús de Nazareth, nacido judío de una hija de Israel, en Belén en el tiempo del rey Herodes el grande y del emperador César Augusto; de oficio carpintero, muerto crucificado en Jerusalén, bajo el procurador Poncio Pilato, durante el reinado del emperador Tiberio, es el Hijo eterno de Dios hecho hombre, que ha salido de Dios (Jn 13,3), bajó del cielo (Jn 3,13)... (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 423)



Ningún investigador serio ha negado la existencia histórica de Jesús. Jesús no es un “mito astral”, ni un extraterrestre. Su historia se puede ubicar exactamente en el espacio y en el tiempo. Está perfectamente demostrado que detrás del “Movimiento de Jesús”, origen del Cristianismo, está el personaje histórico Jesús. Las negaciones extravagantes y calumniosas de la existencia histórica de Jesús, carecen de fundamento alguno y no merecen ni una sola palabra de réplica. También hay testimonios de escritores no-cristianos sobre Jesús: Los romanos Suetonio y Tácito, el judío Flavio Josefo, etc.



Sin la existencia real de Jesús, no habría lugar para nuestra fe. Pero, aunque podamos comprobar su existencia con documentos históricos, sólo la fe personal podrá hacernos ver en él al Hijo de Dios, como nos lo presentan los Evangelios. En ese hombre, Jesús de Nazareth, descubrieron los apóstoles y la Iglesia primitiva a Dios. Jesús es auténtico hombre y auténtico Dios. No es una apariencia de hombre, ni un hombre semejante a Dios, sino Dios perfecto y hombre verdadero. Jesús es Dios, que verdaderamente se hizo hombre, entró en nuestra historia, se comprometió con nosotros, se hizo uno de nosotros, “en todo semejante a nosotros, menos en el pecado” (Heb 4,15), para que nosotros pudiéramos vivir una vida verdaderamente humana. Todos y cada uno de los seres humanos, de todos los tiempos y de todos los pueblos. Jesús, por ser Dios hecho hombre, es para nosotros modelo y tipo del verdadero hombre que cada uno de nosotros debe ser y todavía no es.




Pbro. Ricardo Martín Del Campo R.

18 de junio de 2010

ARTÍCULOS VARIOS DEL P. RICARDO MARTÍN DEL CAMPO

¿QUIÉN ES CRISTO?


HAGA UN “CLIC” CON JESUCRISTO


Jesucristo no está lejos de nosotros. Más aún, no está fuera de nosotros. Jesucristo no es una “divinidad” abstracta e impersonal, como nos proponen algunas técnicas de la “Nueva Era” o algunas tradiciones religiosas importadas del Extremo Oriente. Jesucristo no es el “dios chiquito”, como quieren hacernos creer los Testigos de Jehová”. Jesucristo no es solamente un hombre extraordinario, que creyó en el amor y en la justicia, y que por eso fue asesinado.


Jesucristo está más cerca y más dentro de mí, que yo mismo, si estoy vinculado con El por su gracia, es decir si no vivo en pecado grave. Para eso el Padre nos envió el Espíritu de su Hijo Jesús Resucitado: Para que el Jesús histórico que vivió hace veinte siglos en un país lejano, pueda ahora encontrarse con nosotros y podamos mantener una relación estrecha, actual y gozosa. Yo puedo entrar en relación personal e inmediata con mi Salvador y Maestro Jesucristo. Puedo ahora mismo hacer “clic” con El.



¿Cómo? Primero, por la oración. La oración que no es una técnica difícil, sino que consiste en escucharlo primero a El, que me habla a través de su Palabra escrita que puedo leer en la Biblia; que me habla también a través de los acontecimientos de la historia, cuando los ilumino con su Palabra y los analizo en mi comunidad. En segundo lugar, puedo entrar en contacto con Jesucristo, cuando recibo los Sacramentos de la Iglesia, cuando comulgo, cuando me confieso, etc. La Eucaristía es el alimento que crea y fortalece mi unión vital, mi vinculación personal con Jesucristo. En tercer lugar, puedo hacer contacto con Jesucristo cuando me abro a la relación fraterna con los prójimos, sobre todo con los más pobres; no puedo hacer contacto con Jesucristo si estoy desconectado de mis hermanos.


Pbro. Ricardo Martín Del Campo

14 de junio de 2010

ARTÍCULOS VARIOS DEL P. RICARDO MARTÍN DEL CAMPO

¿QUIÉN ES CRISTO?




JESUCRISTO NO ES UN “SANTITO” MÁS...
¡ES EL ÚNICO SALVADOR¡




Padrecito, aquí le traigo mis santitos, para que me los bendiga”

Y entre los “santitos” (imágenes) está un Crucifijo, un Santo Niño “doctorcito”, una Virgen de Guadalupe “made in China”, Santo Toribio, etc.

No, Jesucristo no es un santito más entre otros varios. El es el único Señor, el único Salvador de toda la humanidad. Los “santitos” son nuestros modelos de vida cristiana y nuestros intercesores. Pero sólo Jesús salva. Sólo Jesús murió y resucitó por nosotros. “Nadie más que Él puede salvarnos, pues sólo a través de Él nos concede Dios a los hombres la salvación sobre la tierra” (Hech 4,12). Jesús es El Hijo de Dios, que se hizo hombre para salvarnos, sólo Él.



Desde el comienzo de la historia cristiana, la afirmación del Señorío de Jesús sobre el mundo y sobre la Historia significa también reconocer que el hombre no debe someter su libertad personal, de modo absoluto, a ningún poder terrenal sino sólo a Dios Padre y al Señor Jesucristo: César no es “El Señor”. La Iglesia cree que la clave, el centro y el fin de toda historia humana se encuentra en su Señor y Maestro.” (Cat. Igl. Cat. # 450).


Pbro. Ricardo Martín Del Campo.

7 de junio de 2010

ARTÍCULOS VARIOS DEL P. RICARDO MARTÍN DEL CAMPO

¿QUIÉN ES CRISTO?



JESUCRISTO NO ES UN MUERTO VENERABLE

La Resurrección de Jesús es el “SÍ” del Padre a todo lo que en la vida del Maestro carecía de “lógica” y de “prudencia”. De la lógica de la Ley, y de la prudencia de Roma. Cosas tales como llamar felices a los pobres y a los pacíficos, regatearle derechos al César, enemistarse con la gente del Templo y señalar a los niños como paradigma del Reino. Cosas tales como andar en la “chusma esa” y comer con los pecadores. El Maestro tenía que acabar así. No podría haber sido de otra manera... El fracaso era previsible -decían discípulos y fariseos-. Y lo siguen diciendo ahora.


Más se equivocan. Jesús murió, pero el Padre lo resucitó de entre los muertos. El Padre le dió la razón. Lo levantó y le puso la bandera del triunfo entre sus manos aún llagadas. Cristo vive, no está muerto. Triunfó. ¡Es El Señor¡ Apoyados en el testimonio de los Doce, firmemente creemos y profesamos que Jesús es el viviente, y que la mañana del Domingo sigue alumbrando a la raza humana. Alumbrando, de luz y de alumbramiento. Porque Jesús ha inaugurado una nueva humanidad: Nueva historia, nuevo cosmos, nueva sociedad. Esta es nuestra Fe. Sólo este mensaje tenemos para evangelizar.

Jesús fue crucificado ¡pero el Padre lo resucitó¡ Jesús no fue un iluso fracasado, ni un impostor. NO ES SIMPLEMENTE UN MUERTO VENERABLE, ni recuerdo dolorido, ni espléndido sueño parcialmente rescatable. Tampoco simple héroe de mausoleo, para orgullo y discursos de sus seguidores. ¡JESUCRISTO VIVE¡ Esta es la gran diferencia y el magnífico mensaje y el sonoro pregón de los cristianos. El Padre le dió la razón, confirmó sus palabras, ratificó sus criterios y selló su proyecto como viable. Jesús tenía razón. ¡Jesucristo tiene la razón¡ Ahora y aquí. Entre nosotros. Su Resurrección no es sólo creencia, mensaje y pregón; es también compromiso y agenda.


La Resurrección de Jesús quiere decir que, en esta hora de mercaderes y publicistas, todavía son apetecibles la gratitud y la verdad. La resurrección de Jesús significa que, en este mundo de cinismos postmodernos y de planetarios comodinismos, todavía vale la pena vivir y morir por nuestras utopías. Jesús Resucitado es el símbolo, el fundamento, el motor, las arras de la tenaz lucha histórica de la humanidad en pro de la vida, del amor y de la paz. El triunfo está asegurado.

Creer en Cristo Resucitado equivale a proclamar que aún creemos en la justicia, que tenemos hambre de ella y también firme esperanza de su victoria, aún cuando las justicias de los pueblos se conviertan, día tras día, en grotescos bailarines que danzan al ritmo caprichoso de maquiavelismos políticos, de manipulaciones electorales y de ambiciones insaciables de los poderosos. En esta época de reacomodos geopolíticos y de monstruosa insensibilidad del imperio neoliberal ante la miseria de las masas, nosotros seguimos creyendo en la fuerza transformadora del Resucitado, en el poder de su Espíritu, en su proyecto reconciliador y justiciero. Jesús Resucitado está gritando: ¡NO TENGAN MIEDO, YO HE VENCIDO AL MUNDO¡”


Pbro. Ricardo Martín Del Campo