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29 de junio de 2012

RELATOS MEXICANOS IV

LA CAPILLA DE JESÚS DE NAZARETH

Ese es el nombre del templo que se hizo ahí en la Unidad República. Lo empezó el P. Alfonso Sánchez. Mi abuelita andaba ahí muy metida en tooooddddooo lo que tuviera que ver con la Iglesia. Se empezó desde nada. Y mucho tiempo fue el techo de lámina, por lo que era muy caliente. El padre predicaba muy bien, muy claro. No era como los demás. ¡No sé!, pero algo tenía este padre que lo veía diferente. Recuerdo que formó –con los que quisieron entrarle– una cooperativa de consumo; dabas al principio no sé si $ 50.00 y ya luego tenías derecho de ir a comprar el mandado con las cosas mucho más baratas (y bien pesadas) que en la tiendita de la esquina; esto permitía que la gente ahorrara un poco al comprar su mandado. No falto el atarantado (o atarantada) que dijera: “El padre es comunista”… Yo al oír ese comentario me asusté y hasta temblé… Por eso después de oír eso, a propósito, iba más al templo, adrede saludaba al padre, me le quedaba viendo a la cara y me ponía a pensar en lo que decían… Yo no sabía que era eso de “es comunista” pero al padre yo le veía la cara “normal” de buena gente. Luego investigué y en la Enciclopedia de la escuela salía –en la definición– la cara de Carlos Marx con sus barbas… No, no, el padre no se parecía. Opté por pensar que estaban locos porque el padre me parecía buena gente.

Luego, un día, preguntó quiénes no sabían leer y organizó clases para ellos. Entre los que él enseñó a leer estaban mi abuelo y mi abuela y muchos muchos señores y señoras de la edad. Después un día pidió que fuera una persona por familia y les dio una Biblia a cada uno. Dijo preferir eso que hacer un templo en donde se junte gente que no sabe nada de Dios. En ese entonces –lo recuerdo muy bien porque ir a una librería a preguntar por una Biblia era como preguntar ahora por un kilo de kriptonita– la única que se podía conseguir era importada de España (la Nácar Colunga) que era cara en verdad. El padre enseñó, a todo el que quiso, a leer la Biblia y a buscar los libros y capítulos y todo eso. Las críticas arreciaron contra el padre. Muchos estaban enojados porque en la fiesta patronal no había castillo ni cohetes ni tambora… ¡Háganme el favor!. Al padre lo cambiaron por desgracia (la grilla, la grilla injusta) pues seguían diciendo que era comunista (¡Que noooo! ¡Sabeeee! Como decimos acá en Aguascalientes). A pesar de que yo no entendía mucho de lo que pasaba, me dieron ganas de ser como él y de hablar como él. Tenía como ocho ó nueve años. Pero, luego pensaba sobresaltado, ¿Y si decían que también yo era comunista?… Pues ese era el problema… Me veía al espejo, y respiraba tranquilo: ¡No tenía cara de comunista sino de niño! Ufffff!.

LA ESCUELA REPÚBLICA MEXICANA

Esa escuela queda a dos cuadras de mi casa ¡Arriba la UR! (Unidad República). Y obvio, es a la que asistían la mayoría de los niños del rumbo (niños y niñas). Mi hermana a esa iba también. Yo –¿Recuerdan?– estudiaba en el Colegio Isabel La Católica. Era un buen plantel: nuevo, con buenos maestros, cierta disciplina, buena participación de los padres de familia. Y a unos pasos. Estaba y me sentía muy bien en el Colegio, a pesar de tener que caminar, pero me cambiaron a la escuela, por lo que les decía de la ‘ola’ de incertidumbre que se levantó contra las escuelas particulares: hubo rumores de que se cerraban, así lo daban a entrever las declaraciones del entonces secretario de Educación Pública Porfirio Muñoz Ledo, quien desde antes y hasta ahora sigue en la nómina del gobierno. Pero bueno eso ya es otra cosa, perdón. no me quedó de otra que ‘hacer de tripas corazón’. Adiós a mis compañeros de juegos, adiós a Mauricio, Gabriel, Esthela, Ana Rosa, Calixto y Miguel Angel.

SEXTO AÑO

Llegar a una escuela ‘de gobierno’ viniendo de un colegio tiene en verdad sus ventajas: estás acostumbrado a más disciplina, tienes mejores conocimientos porque en el colegio los grupos son de la mitad de alumnos, te acostumbras a hacer tareas, sabes trabajar en el salón y sabes obedecer al maestro porque en un colegio (al menos en el que yo estuve) nunca faltan por huelgas o juntas. Llegue, entonces, a sexto, en el turno matutino. Mi maestra se llamaba Tere… Y me quería mucho (¿Para qué me hago el disimulado?) lo que tenía sus ventajas… Y desventajas también. Había un buen ambiente en el grupo. Ahora recuerdo a varios compañeros: Quique, Jorge (el muñe), Gerardo Mora, Alejandro, Ricardo, Irma, Martha López y Memo. Y pasaban cosas cómicas, como que, por ejemplo, Memo en algunas ocasiones llegaba con la cara rayada: sus hermanas lo rayaban cuando estaba dormido, porque –a su vez– él las había rayado un día anterior o les maltrataba sus muñecas (esas son las versiones que oí hace un poco menos de un año, de parte de su hermana Imelda).

Había en verdad gran rivalidad con el turno de la tarde… Y de nuevo –lo de siempre–: que dizque los de la mañana éramos los ricos y ellos los pobres (¡Oooohhhhh qué historia tan triste!). Pero era lo mismo que se presentaba entre los del Colegio y los de las escuelas: la mayoría íbamos muy bañados, cambiados, peinados (me peinaba mi mamá con limón o jitomate… Prefería el limón porque las semillas las encontrabas más fácil par quitártelas y que no se notara el fruto), además de boleados Y desayunados.

Me tocó ir a representar a la Escuela en el concurso de la Zona Escolar… Claro que los envidiosos dijeron que fui por ser el ‘chiquiado’ de la maestra Tere (¡Hablen víboras!); nunca dijeron que era el mejor en Geografía, Español, Ciencias Sociales, que me defendía en Matemáticas y que SIEMPREEEE llevaba mis tareas.

LA MISA

Cuando sucedió esto de La Misa, ya estaba en primero o segundo en la secundaria. Pero quiero consignarlo antes de que se me olvide. Tenía como 13 años, y en una ocasión mi madre me estaba mandando a Misa. Le dije que no iba (¡Que no quiero, que no y que no!). Mi abuelita escuchó y me dice: “Hijo, te quiero contar algo. Pero no lo tomes como regaño. ¡Ven, siéntate aquí conmigo!”. Obedecí y fui a donde ella estaba sentada; me dispuse a escucharla. Siguió con una narración que me sorprendió. Fue muy notorio cómo se le iluminaba la mirada al tiempo que iba narrando: “Cuando yo era niña, creo que tenía como cuatro años, mi papá el domingo nos levantaba –a mi y a mis hermanas y hermanos– muy temprano, como a las cuatro de la mañana, y nos decía ‘hijos levántense para ir a la Santa Misa’. Y mi mamá cargaba en unas bolsas el lonche que había preparado el día anterior para todos; íbamos por las veredas –aún oscuro– con los ojos bien abiertos, para no caernos, porque no podíamos prender lumbre, para que no nos vieran los soldados que andaban por la sierra. Ya cuando amanecía, mi mamá nos servía de desayunar, mientras mi papá prendía una fogata para calentar la comida. Como en media hora desayunábamos y a seguir caminando. Unas veces la Misa era en un lugar otras veces en otro. Llegábamos como a eso de las doce y nos íbamos juntando con otras familias que venían de otros lados. Luego ya el padre salía de un escondite y confesaba a los que necesitaban, para luego celebrar La Santa Misa. Después jugábamos con otros niños, mientras los señores vigilaban y las señoras calentaban la comida; comíamos y a regresar cada quien a su rancho. Llegábamos a la casa como a las diez de la noche –muy cansados pero contentos– a dormir. ¿Cómo ves, hijo?. Yo nada más te platico esto para que veas que el templecito ni está lejos ni la Misa se tarda tanto”.

Al termino de la narración me sentí como un tonto. Ya jamás falté a Misa. Esta historia de mi abuela me enseñó lo que es –en verdad– amor a Dios: hacer las cosas aunque cuesten y cansen, con gusto, con voluntad. Le doy gracias a Dios de que, toda la vida, estuve muy cerca de ella. ¡Gracias Dios por esa gran bendición!…

28 de junio de 2012

RELATOS MEXICANOS III

LA PRIMARIA

EL COLEGIO ISABEL LA CATÓLICA

De primero a quinto de primaria estuve en el Colegio Isabel La Católica. Y se preguntarán ¿Por qué no hasta sexto? Bueno en aquellos tiempos había un ambiente negativo contra los colegios particulares, impulsado por el gobierno de Echeverría: “No nos perjudicaaaaaa, ni nos beneficiaaaa sino toooodoooo lo contrario”. Por eso mi mamá me cambió a una escuela federal en sexto, para no tener problemas con el certificado. En ese Colegio estuvieron mi tío Manuel y mis tías Mary y Mago.

Este Colegio es de las Hermanas Refugianas Franciscanas. Queda en la cabecera municipal de Zapopan, en lo que es la Casa General de éstas hermanas, por la calle Libertad; y tiene un templecito muy bonito dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio de ‘El Vigía’. El Colegio era en verdad bueno; recuerdo a varias religiosas, como la madre Silvia, la madre Elvia y la madre Carmelita. También había laicos trabajando como prefectos o maestros; a la maestra Irma le llamábamos ‘la gotita maravillosa’ por chiquita; ella era la típica maestra de sexto de Primaria, aunque mucho tiempo dió clases en la secundaria. En el Colegio había Kinder, Primaria y Secundaria. Y también había ‘mafias’ versión zapopana de ‘La Cosa Nostra’ siciliana. El ejemplo más representativo eran los Escatel. Yo creo que tenían el control del Colegio porque había uno de ellos en cada grado, en serio: desde Kinder, Primaria, Secundaria y la más grande era prefecta en Secundaria. Si te peleabas con uno de ellos ya te cargaba el payaso, porque eran como siete… Uffff. Otro botón de muestra de esas ‘mafias’ eran los Magaña. Creo que eran como cinco. En mi salón estaba Chayo que era más peleonera que su hermano que estaba en secundaria (y nosotros estábamos apenas en segundo de primaria); se le tenía más miedo a Chayo que a Luis (el grande). Y hay otros casos como los Reyes Zalayandía (ese es su apellido, en serio). Yo no se si a esas familias les cobraban las colegiaturas por mayoreo o por kilos.

DEPORTES EXTREMOS

Cuando estuve en primero de primaria, mi deporte favorito, al igual que de mis compañeros, era esquivar los balonazos que tiraban –y a matar– los de secundaria. El chiste de este deporte (aparte de que no fueras a perder la cabeza en el patio) era evitar ‘los retratos’ es decir que el balonazo te diera en plena cara. Creo que el ‘retrato más codiciado’ para los grandes era el de un niño o niña con lentes… Tal vez daba más puntos. También se comían todos los plátanos que existieran en el Colegio y, a la vuelta de las puertas o pasillos, tiraban las cáscaras, para que te cayeras… Te dolían más las carcajadas en plena cara y a boca de jarro que los porrazos que te dabas.

Otro deporte –ya más de nuestra edad– de los que estábamos en primero y segundo, era el pelearnos a “birotazos” con las infames tortas de frijoles “malolientes” que nos daban de parte de “la compañera” Ma. Esther, esposa de Echeverría, por medio del DIF que tenia otro nombre… No recuerdo si INPI o algo así (¿Instituto Nacional de Protección a la Infancia? Con eso de que Echeverría creo miles de organismos ya no recuerdo cuál es cuál). Nos mandaban también, venían en combo, una leche malteada sabor x, que nos servía para mojar a las niñas cuando nos peleaban, ja ja ja, así no nos podían acusar a los niños de que ‘les pegábamos’; no es lo mismo ‘pegar’ que ‘mojar’ ¿Verdad?; de que fuimos traviesos lo fuimos.

VARIOS DIAS

El día más difícil siempre fue cuando, cada mes por los rumbos del Viernes Primero, nos tocaba confesarnos… Siempre iba un franciscano de la Basílica. Mágicamente ese día el colegio estaba muy muy tranquilo. La capilla se llenaba de ‘santitos’. Todos con nuestras manitas juntas y nuestros ojitos de borreguitos inocentes. Pero, pasando el día de confesarse, todo volvía a la normalidad. Y nos seguíamos aventando, peleando, faltando con las tareas, hablando en clase… En verdad que los maestros eran héroes por aguantarnos. En la medida en que pasamos a segundo y tercero se nos fue quitando lo salvaje y fuimos más ordenados… Al menos en el salón de clase porque en el patio y en hora de recreo todo volvía a su estado natural (¿Animal?). A mi me gustaban mucho las materias de Historia y Geografía (era bueno para saber los países y capitales).

Pero el día en que nos tocaba la clase de Música nos sentíamos contentos y alegres. Nuestra maestra era muy diestra para el piano y tenía bonita y entonada voz: era chilena. Y nos enseñó muchas canciones mexicanas: La Cucaracha, El Ratón Vaquero, Adelita, dos o tres rolas de Cri-Cri… Con decirles que, gracias a una de esas canciones, una compañera tuvo ‘sobrenombre’: La Muñeca Fea. Éramos crueles a la hora de la carrilla. En Matemáticas nos divertíamos con la cantaleta de las tablas… 1 x 1, uno… Y así hasta el 10 x 10 ¿100?.

Y no lo van a creer, pero a mi me gustaba que me castigaran, porque el ‘suplicio’ consistía en que te mandaban a la dirección y ahí la madre Silvia (que era mi amiga) te ponía a hacer algo. Generalmente se trataba de limpiar un vidrio, que estaba más limpio antes de que lo limpiaras que cuando acababas. Y luego la madre me daba chocolates… Lástima que en cinco años sólo me castigaron como tres veces… Y me decía cosas (nombres): Robert Redford, Robert Bayner y Robert Kennedy (que era el que más me gustaba). Muy agradable estar ‘castigado’. Si acababas pronto del vidrio te mandaba a la tienda a comprar dos refrescos: uno para ella y otro para tí… Aunque el tuyo NO PODÍA SER COCA O PEPSI (de seguro que mi mamá le daba consejos) sino Seven Up, Lulú (¡asco!), Squirt o Caballito (¡Más asco!). Como pueden ver los castigos eran agradables. Y luego me decía: “Roberto, si quieres un chocolate, no es necesario que estés castigado”. Y tan tan; volvías a la vida ‘normal’, en donde toooodoooo mundo te preguntaba: “¿Qué te hizo la madre?”, yo les decía: “Me tuvo hincado toooodoooo el rato” (si les decía la verdad, de seguro iban a querer que los castigaran y se iban a terminar los chocolates, y pues no).

LA SOBREVIVENCIA EN LAS CALLES

Siempre los de las ‘escuelas’ nos molestaban que dizque porque los del Colegio ‘éramos ricos’. Una vez les grite, al punto de la rabia: “¡No somos ricos, pero nos bañamos tooodddoooos los días¡. Los de la escuela se quedaron callados y sorprendidos ante mi ‘elocuente’ discurso apologético y se fueron… De seguro que ese día no les había tocado baño y no podían rebatir a mis contundentes argumentos higiénicos. Yo tenía que caminar como nueve cuadras a la casa y como las Matemáticas no se me daban (por eso soy padre y no ingeniero) me iba repitiendo las tablas todo el camino. En más de alguna ocasión ‘los mugrosos’ de la escuela me corretearon por todos los improperios e insultos que les grité, acerca de su aversión al baño diario. Uffff! la verdad es que en esos días podría haber ganado una medalla olímpica. Ya no sabía si ponerme tenis o zapatos, por si se ofrecía correr de nuevo.

LLEGAR A LA CASA

Era una dicha llegar a la casa; tenía mi rutina bien definida: con ayuda de un montacargas bajar al suelo la mochila que pesaba como cien kilos (y eso que no llevaba todo), cambiarme el aburrido uniforme (camisa blanca y pantalón azul marino… Que falta de creatividad) por ropa ‘normal’, ponerme los zapatos viejitos (al fin descansar de los odiosos zapatos Canadá que duraban hasta que te daban tu cartilla militar), tomar agua (entonces todavía se podía tomar agua de la llave), ir a las tortillas; regresar y a comer los ricos platillos de mi abue… Luego ver al Tío Carmelo en el canal 4 (blanco y negro porque ‘éramos pobres’) y esperar a que ese señor aburrido –después de toneladas de comerciales de dulces– pusiera ‘Monstruos del Espacio’ y luego ‘Señorita Cometa’. Después de eso la tarea, salir una hora a jugar con los vecinos, meterte antes de las ocho, rezar el Rosario con mi abuelita, cenar y a dormir… aquellos tiempos fueron buenos.

27 de junio de 2012

UN RELATO CANADIENSE

CANADA

La primera vez que oí esa palabra –tenía como seis años– era en relación a mis zapatos que eran marca ‘Canada’ de esos que me aburrían porque te duraban un laaaargo año y no podías estrenar. Mi mamá me decía ‘primero acábate esos’. Uhhhhh, ¡Fácil! Por arte de magia se empezaban a poner blancos de la punta a causa de la fricción del frente con la banqueta (la verdad no recuerdo cómo –de pronto– sucedía tal fenómeno). Hasta llegué a pensar que esos zapatos no los vendían por pares sino que se los rentaban a los papás por años… me aburrían por todo lo que duraban… Canadá. Luego, en el Colegio (si a mucha honra fui educado por monjitas muy católicas) un compañero (Roberto Mauricio Lefebvre Menard) nos comentó que su mamá era canadiense “de Canadá”. Nos impresionó mucho (teníamos seis y siete años) pues nuestras mamás eran de Zacatecas, de Guanajuato, de Michoacán, de Colima, de San Luis Potosí y hasta de Tepa o Arandas sino es que de ahí mismo de Zapopan, de Guadalajara o de Tesistán… Vimos el mapa y su mamá era la que venía de más lejos… ¿Cuántos meses habrá viajado en camión para llegar?. Recuerden que en los 70’s un niño no pensaba en que se podría viajar en avión, y menos si se trataba de partes que no quedaran al otro lado del mar; además en verdad que era ‘raro’ conocer a alguien que se hubiera subido a uno, no es como ahora. Nos sorprendía sin embargo que Canadá estuviera hasta después de Estados Unidos, que ya eso era mucho decir. Hablar de Canadá era pensar en bosques, guardabosques, alces muy cuernudos, osos durmiendo en cuevas, hielo por doquier y la hojita esa roja de maple que lleva su bandera. De todas formas era un país lejano y misterioso para mi.

EPA

No crea que es la expresión esa de ¡Épale! o algo parecido; para nada. EPA significa: “Encuentros Para Adolescentes” fundado en Guadalajara por Mons. Rubén Darío (no es el escritor, sino el Padre) es un Movimiento Eclesial hermanado con Pacri, Crijunupa y PJU. Bueno, pues yo tuve la dicha de ser asesor diocesano de ese Movimiento por diez laaaargoooooossss años… ya pagué mi ‘cuota de sangre por el bien de la Iglesia’. Don Ramón Godínez (QEPD) en 1998 me nombró –en contra de mi voluntad y a pesar de mis protestas– como su responsable. Gracias a Dios un día me dieron un motivo para dejar el Movimiento; pero la verdad es que ya estaba cansado aunque fueron buenos y divertidos esos años. Y al tiempo que va leyendo, seguramente dirá “y ¿Qué tiene eso que ver con Canadá? Ahhhh pues a eso vamos…

LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD DE TORONTO CANADÁ

Si mal no recuerdo este acontecimiento mundial fue en Julio de 2002. Yo era vicario en la Parroquia De Las Tres Ave Marías, con el P. Samuel Silva como párroco. Llegamos a un acuerdo con él: nosotros vendíamos los boletos de una rifa que se hizo para arreglar el presbiterio de la Parroquia y entonces nos daba una cantidad para poder comprar los pasajes para asistir a esta JMJ. Los adolescentes le echaron muchas ganas y vendieron todos los boletos… Lo que parecía un sueño se hizo realidad. La idea fue de la Sra. María Marliz de aquí de Aguascalientes. Y así fue. Esta es la lista de los viajeros: Christopher David, Pepe Zuno, Guadas, Reynaldo Mena, Reynaldo Mena (el papá), Rafael Jiménez, ‘El Cometín’ Centeno, Aarón Román, Rodolfo ‘El Reno’, Jonathan, Fernando Chávez, Arturo Grajeda ‘El Topolino’ y su servidor. Ya todos hombres de bien, profesionistas, la mayoría casados y con hijos. ¿Por qué no llevamos a ninguna chava? Por consejo del Señor Obispo para evitar problemas y complicaciones. Problemas de todos modos los hubo y complicaciones, pues no que yo sepa.

Salimos tempranito –del aeropuerto de Aguascalientes– por American Airlines hacia el aeropuerto de Dallas; luego hacia el O'Hare de Chicago y de ahí a Ottawa. Un equipo nos trasladó –por tierra– a la ciudad cercana de Gatineau, en donde nos distribuyeron en varias casas. A mi me tocó hospedarme con los Parent: Michel y Micheline. Una buena familia, trato excelente y agradable… aunque lo dijeron, eran católicos no practicantes, sin embargo fue una estancia de lo más cordial y afable. Quien organizó todo en nombre de la diócesis de Gatineau fue una chica llamada Nadine. Nos recibieron muy bien, todo limpio ordenado e impecable. Al día siguiente nos llevaron a conocer Ottawa: ciudad hermosa, majestuosa, ordenada, limpia y muy humana. La verdad que me sorprendió ver –incluso en los camellones– muy quitadas de la pena y sin que nadie las agrediera a cientos de ardillas. Pensé “si estuviéramos en México ya las traerían los vendedores ambulantes amarradas ofreciéndolas a 3 x $ 100 o algo parecido”. Los autobuses, taxis y autos particulares le dan el paso al peatón, la gente muy amable y respetuosa. Nada que ver con Estados Unidos, en donde en ocasiones se respira un racismo ‘fino y discreto’ pero racismo al fin.

Micheline, empleada del Parlamento, nos llevó a conocerlo. Un bello edificio. El interior impecable y majestuoso; comentó que es casi igual al edificio del Parlamento en Londres y –efectivamente– es idéntico al citado edificio londinense. Me impresionó que muchos de los edificios gubernamentales tuvieran parte de la fachada y techumbre de cobre y estaño (aquí los rateritos ya se los hubieran robado y llevado a vender por kilo… Y se los hubieran comprado). La Catedral de Ottawa –dedicada a San José– hermosa y majestuosa. Fue alentador ver jóvenes, religiosos, religiosas y sacerdotes de todas partes del mundo. Era muy común que cada grupo fuera presidido por una enorme bandera nacional, como diciendo: ¡Vean venimos de muy lejos!. Me pareció cómico que la gente a todos nos recibieran muy bien, menos a los gringos… Viejas y leves rencillas que no explotan pero tampoco se olvidan. A los pocos días nos trasladaron a Toronto. Nuestro ‘autobús’ contrastaba con los de otros países, como Chile, por ejemplo: es como si nosotros anduviéramos en un Unicen de los que van a ‘Los Campos’ y ellos en un ETN o Primera Plus… Pero ¡Que importa!.

Poco parecido hay –en verdad– entre Toronto y Ottawa. La primera es una ciudad mucho más grande y diversa. Nos hospedaron también con familias. Ahí encuentra uno gente de todo el mundo (mucho colombiano) y se oyen casi todas las lenguas. De pronto recordamos que no traíamos nada para intercambiar y fuimos a buscar banderitas. ¡Que cómico!: compramos banderas de México, en Canadá, hechas en China y en tienda de un árabe. Nos pusimos de acuerdo para conocer la ciudad y se hicieron grupitos de tres para tal fin. Historias de todas… Mejor las omito por respeto a los involucrados: conocimos y nos divertimos. Pero no puedo dejar de mencionar algo que a todos nos pareció muy cómico: Reynaldo le lloraba a su papá (el Dr. Mena que nos acompañó para ayudarme con la disciplina) cuando se le acababa el dinero le decía algo así como ¡Papaaaá necesito más dólaressssss!. Y el Dr. Mena pues le daba más dólares. Yo intenté lo mismo en una ocasión pero conmigo no funcionó (¡No sé por qué con Reynaldo sí¡ Tal vez debí decírselo más recio o con otro tono de voz, ja ja ja).

Desde el día anterior a la Misa con el Papa nos trasladaron al lugar de la celebración que era un viejo aeropuerto militar. La verdad no recuerdo cuántos éramos; hubo quien dijo que el cuarto de millón; no lo sé, habría que ver las estadísticas. Nos tuvieron como en campamento con tiendas de campaña, muy orgamizado. Era reconfortante –cuando marchamos por las calles de Toronto– ver católicos de todas las razas y nacionalidades: hicimos buena amistad con los de Trinidad y Tobago, Chile y Brasil. Yo ayudé a confesar en Español, Portuñol (portugués salpicado de español) e Inglés… Tal vez fueron unos trescientos jóvenes a los que confesé.

EL DIA DE LA MISA

En verdad fue impresionante ver cómo este adorable anciano provocaba verdaderos alaridos de jubilo de aquella multitud inmensa de jóvenes venidos de todos los rincones del planeta. A la menor indicación el silencio era total y se veía en los participantes una gran devoción sobre todo a la hora de La Consagración. Fuimos miles de sacerdotes que con concelebramos con el Papa. Y el mensaje fue claro: ‘Ustedes jóvenes son la luz del mundo y la sal de la tierra’. Terminada la Misa nos regresamos caminando a ‘nuestras’ casas, pues el transporte no fue suficiente para tal multitud; Toronto giraba alrededor de la Jornada Mundial De La Juventud.

TURISTAS

Por supuesto que practicamos nuestro deporte favorito: mallear (andar en los malls), fisgonear y comprar. Se ve que los comerciantes se prepararon muy bien para el evento. Yo traje infinidad de llaveros, figuras, destapadores, termómetros con el escudo del país, recipientes de latón y botellas con miel de maple, monedas, billetes, etc. No recuerdo quien cuando vio el primer billete canadiense: ‘mira trae la figura de la Virgen’ nos reímos hasta el cansancio pues, claro que no traen los billetes a la Virgen sino de la reina Isabel II de Inglaterra, que es también –en la teoría– soberana de Canadá y los países de la commonwealth. Cuando la gente veíamos que éramos de México nos sonreía… Tal vez eso ahora, por el clima de violencia, ha cambiado.

UN DIA MAS

Porque no compramos antes los boletos, tuvimos que quedarnos un día extra. Eso era un pequeño problema que se resolvió por la sagacidad del ‘Guadas’. En un acto de la JMJ a la que asistieron el arzobispo de Ottawa, el Gobernador General de Canadá y representantes diplomáticos de varios países ahí acreditados identificó a la embajadora de México y –en forma muy hábil– le planteó el problema. Fue en verdad un milagro: Ella en una forma por demás amable nos ofreció hospedaje en su residencia. No lo podíamos creer. Nos sorprendió en verdad pues no es común que eso pase. Ella se llama Tere de Madero.

EN LA EMBAJADA Y LA RESIDENCIA DE LA EMBAJADORA

La Embajada de nuestro país la conocimos. Quedaba en un céntrico edificio de Ottawa; la Sra. Tere Madero nos enseñó todos los departamentos y cómo funcionaba cada sección. Nos sentíamos orgullosos de estar en ese lugar. Después de –al término de la jornada– recoger nuestras pertenencias, nuestras familias adoptivas nos llevaron –con gran sorpresa pues les pareció algo inusual– a las instalaciones de,la residencia de la Embajadora. Nos quedamos todos con la boca abierta. Nos atendieron muy bien. Yo por todos los medios posibles hacia un gran esfuerzo para que los chavos se comportaran. Christopher David y otros más le pidieron a la embajadora les permitiera usar su alberca. En repetidas ocasiones les dije de una y otra forma que no molestaran, pero insistían, sobre todo Christopher. Nos enseñó toda la casa, nos tomamos una foto ‘oficial’ con ella. Todos muy sonrientes. Y ya al final del momento de la foto grita Christopher: “Sale pues, ya traíganse sus shortcillos”. En ese momento me llené de rabia y me sentí impotente ante tanta insistencia, siendo que era muy claro que la embajadora no quería que usaran SU alberca. Lo que hice fue voltear hacia donde él estaba y con voz fuerte le dije: “¿Ya te callas el hocico?. Se me pasó la mano, pero fue la solución. Al momento se hizo un silencio sepulcral. La embajadora no dijo una palabra, abrió tremendos ojos y volteó hacia otro lado. En menos de un minuto todos se dispersaron lo más lejos posible. Se acabó el problema. Y le dije: "Dispénseme pero ya estaba aburrido con esa cantaleta”. Me dijo: “Padre, no se preocupe, mire funcionó”. Y se acabó.

EL REGRESO

Al día siguiente muy de mañana nos despertamos para emprender el viaje y ¡Oh sorpresa!. Mis piernas no respondían. Traía una lesión en la columna que necesitaba operación, una hernia de disco; el día anterior había sido muy intenso y ahí estaban los resultados. Como pudieron me vistieron y nos llevaron al aeropuerto de Ottawa. Me subieron en silla de ruedas. Todos venían muy serios (a la mejor hasta Christopher pensó que fue por lo de “los shortcillos” ja ja ja) y yo muy cansado. Mis piernas funcionaron hasta que llegamos a Aguascalientes. A los dos días me operaron de la columna y todo bien.

Este viaje sirvió mucho: vimos a Juan Pablo II, nos sentimos parte de una Iglesia Universal, multicultural y joven. Les ayudó a fortalecer su fe (al menos por aquellos años, ahora de muchos no sé), vieron que con trabajo todo es posible. Vieron que lo de ellos (ser de Aguascalientes y de México) no es lo único y tal vez hasta ni lo mejor, pero si lo que tienen y lo que han de dignificar. Les abrió la mente, ja ja ja: vieron los muchachos que el mundo sigue –incluso– después de La Chona.

26 de junio de 2012

RELATOS PERUANOS 6

MACHU PICHU

EL VIAJE DESDE LIMA

Si bien es cierto que Lima atrae a millones de visitantes cada año, y Cuzco también, el verdadero “imán” del turismo en Perú es –sin duda alguna– Machu Pichu. Por supuesto que para llegar a Cuzco vía aérea lo más práctico es salir de Lima; un viaje por tierra se llevaría algo así como 15 horas, pues son un poco más de 1,000 kms de distancia… Por ello es más común ir por avión Lima-Cuzco y luego por tierra a Machu Pichu. Lo más tradicional es, entonces, esa ruta; y fue lo que el P. Fray Luis Alberto y yo hicimos. Él ya conocía casi todo el país, pues en años anteriores le tocó ser Secretario de Visita de la Provincia Franciscana de ‘Los Doce Apóstoles’ y quedó fascinado por Cuzco y Machu Pichu, más que por Lima.

Estar en Cuzco –joya colonial del Perú– de alguna manera te prepara para lo que viene: Machu Pichu. Un buen porcentaje de visitantes –como ya lo señalaba– son europeos. Si hay norteamericanos pero no tantos como en Cancún o Puerto Vallarta u otro destino típico mexicano. Y de esos visitantes europeos sorprende “escuchar” –porque lo escuchas involuntariamente al oír sus conversaciones– que un buen número de ellos son franceses, belgas, austriacos, holandeses, daneses y alemanes; también hay españoles, aunque se ven menos interesados que los anteriores. Mexicanos, la verdad éramos muy pocos.

Pues bien, desde Cuzco hicimos un traslado –en una camioneta van– a un pueblo –de esos que se ven improvisados y que surgen por el comercio– que para variar se llama “Aguas Calientes”. El camino es interesante pues va serpenteando las montañas y alcanza uno a ver la majestuosidad de los Andes nevados. Infinidad de riachuelos y aldeas. También puede uno ver llamas (pero no de lumbre, ¡tranquilos, tranquilos!) alpacas y vicuñas. Bueno, como no tenían un gafete con su nombre pues no supe cual era cual, o de parte de quien. Y, a la mejor, surge algún “peruanólogo” y me refuta… Tal vez sólo eran llamas ó sólo vicuñas ó sólo alpacas… NO SE. Incluso un amigo peruano me explicó cuáles viven allí y cuáles en Ecuador y Bolivia, pero la verdad a mi me parecen todas iguales. De que se veían muchos de esos animalitos se veían. Y me gustaba su forma despreocupada de vernos con sus grandes pestañas, y de masticar con tooooodddaaaaa laaa caaaalmaaaa del mundo. El pueblo de Aguas Calientes lo recorre la vía de lado a lado. La verdad no tiene atractivo alguno y todos sus habitantes viven del turismo: restaurantes, artesanías, recuerdos, agua embotellada, guías de turistas, etc. De aquí parten los autobuses cuesta arriba hacia Machu Pichu. Y al din llegó nuestro autobús, que iba hasta el copete, pero, eso si, sin pasajeros parados (y luego en las curvas vimos por qué… No crean que por finura, sino para no desafiar el sentido común y las leyes de la física que hablan de la ley de la gravedad por la que los pasajeros que no se agarran bien se caen).

AL FIN EL GRAN MACHU PICHU

Con nosotros iba un guía, (que no recuerdo su nombre, a la mejor si hubiera sido más bonita si me acordaría, perdón) que conocía muy bien el lugar… Incluso reclamó para si el ser descendiente de los Incas. Nos explicó muy bien toda la historia del lugar sagrado… Lo impresionante es que si se saca una fotografía del lugar a lo lejos y luego la ves en forma vertical, alcanzas a ver cómo la silueta de las montañas forman el contorno de un enorme rostro humano. Me impresionó cómo los Incas construían pequeños pasillos a lo largo de las montañas que usaban para sembrar, principalmente papas. Decía la guía que en la selva aún sobreviven tribus que llevan una vida muy primitiva y que no se ‘asoman’ a nuestro mundo. Decía también que a los Incas no los vencieron los Españoles con las armas sino con enfermedades: viruela, no se si tuberculosis, tifo, diarrea, sífilis y otras linduras por el estilo. Recordemos que los indígenas vivían en un mundo muy diferente al de los europeos y que aquel continente allá por los siglos XIV, XV Y XVI había sido asolado por varias epidemias, por ello los europeos eran más resistentes a esas enfermedades, ya “tenían callo” y nuestros indígenas no.

SU RELIGION Y ORGANIZACIÓN

Obviamente eran idólatras y politeístas y el centro de su religiosidad (para variar) era la naturaleza, centrada en el sol y la lluvia; temían y adoraban a la muerte, en contraposición a la vida. Se dice que ofrecían sacrificios humanos al sol. Su gobierno era una monarquía absoluta y hereditaria (no perdían el tiempo en campañas y elecciones ja ja ja) en la que se tomaba muy en cuenta a los guerreros, los sacerdotes y los ancianos; las mujeres no contaban para nada, sólo a la hora de trabajar y tener chilpayates. Lo que hay en Machu Pichu son en verdad ruinas, sólo vestigios. Los Incas cuando don invadidos por los Españoles destruyen ellos mismos la ciudad. A diferencia de Mayas o Aztecas, que tienen como centro de la religión a una serpiente emplumada y al sol, los Incas se centran en forma muy marcada en el sol. El rey se asumía como descendiente del sol mismo y dominaba junto con su familia y algunos nobles. Eso es lo que nos dijo la guía… Si hay algo equivocado, pues la buscan y le reclaman… La encuentran en Machu Pichu guiando a los turistas (me la saludan).

CONCLUSIÓN

Tuve la sensación, estando en este mágico lugar, de encontrarme en un punto intermedio entre el pasado y el presente y entre lo conocido y el filo de lo inimaginable. Me dio tristeza darme cuenta de cómo la mayoría de los latinoamericanos somos en verdad ignorantes de la Historia de nuestros pueblos y su Cultura. Es una vergüenza que mejor los europeos se interesen en nuestro pasado y tradiciones. Caminar por esas sendas, estancias, callejuelas y explanadas de Machu Pichu –viendo hacia la montaña y el precipicio que se abre a todos sus lados– me hizo sentir muy pequeño y vulnerable. Cavilaba en cómo habrán hecho para traer de kilómetros y kilómetros aquellas enormes y pesadas piedras monolíticas… Hay quienes dicen que tenían platillos voladores… Ya aquí la verdad no se qué creer; pero de que Machu Pichu es majestuoso e impresionante, en verdad lo es. Si Dios un día me lo permite regresaré.

20 de junio de 2012

RELATOS MEXICANOS II

MONTE ESCOBEDO, ZACATECAS

Monte Escobedo –Zacatecas– es una población mediana, ahora, de unos 5,000 habitantes cuando menos, enclavada en la entrada de la Sierra Madre Occidental. Ahí empieza la sierra de los huicholes. Tiene un clima frío y agradable y su principal actividad económica es la ganadería. Le sigue el comercio. Goza de un buen nivel de vida, pues muchos de sus hijos ya regresaron de Estados Unidos con sus dolarucos, que han servido para abrir muchos comercios y micro-industrias… Ya hasta hay celulares. Las viejitas del Monte (nombre corto del pueblo) traen mejores tenis que el cholo más curro de Aguascalientes o Guadalajara, pues se los mandan sus hijos y nietos que están en ‘el otro lado’. Todo mundo tiene TV satelital, teléfono, ‘troca’, aparatos electrodomésticos y todas las comodidades de la ciudad. Las calles están adoquinadas y no falta el agua ni el drenaje. Es común oír hablar y gritar en Inglés, sobre todo en el tiempo del verano, cuando vienen de vacaciones los hijos y nietos ‘americanos’. Pero no siempre fue así.

UN VIAJE DE 16 HORAS DESDE GUADALAJARA

Allá por los 70’s, vivir en ‘el pueblo’ me pareció una experiencia interesante y muy diferente a la de vivir en la ciudad. Para llegar, desde Guadalajara, se hacía un viaje que duraba unas 16 horas… Tenías que llegar a Zacatecas y esperar al día siguiente para salir a las 7 de la mañana. Salías y pasabas por Jeréz, Tepetongo, Víboras, Huejúcar, San Rafael y finalmente Monte Escobedo. Al hacer este recorrido entrabas y salías de los Estados de Jalisco y Zacatecas varias veces. Para que tengan una idea de lo pesado de la travesía, desde Zacatecas Capital hasta el pueblo, era una distancia de apenas unos 150 kilómetros si no me equivoco: pero se iba por terracería unas ocho horas, en un ‘autobús’ pollero de ‘Transportes Zacatecanos’ (ya no existen ¡Bendito sea Dios'). Si estaba lloviendo, en tramos nos bajaban a todos del ‘autobús’ y los señores colocaban unos polines que iban a lo largo, para poder pasar aquel armatoste desvencijado muy lentamente, por ciertas curvas, en las que el agua había acabado con el camino. Eso se repetía unas tres veces. El viaje duraba mucho también porque se paraba a cada rato en cada pueblo, rancho, cerca o cruce de caminos. Las personas subían –y no es recurso literario– con costales, gallinas, chivos (chiquitos claro), elotes, ollas, braseros, escobas, trapeadores y una que otra maleta. ¡Dios mío! ¡Que bueno que no se aceptaban vacas a bordo!. Pero era divertido conocer ‘ese otro mundo’ tan cercano y a la vez tan misterioso y raro para un niño de 6 ó 7 años como Yo. Los paisajes –en el tiempo de la lluvia– eran hermosos, sobre todo a la puesta del sol.

EL ACONTECIMIENTO

Cuando iba llegando el ‘autobús’ por la calle principal y dando la vuelta a la plaza –con un ruido infernal de escape descompuesto– pasando por frente la Parroquia, todo mundo se asomaba por las ventanas y puertas, salían a las calles y caminaban hacia la ‘terminal’, que quedaba frente a la tienda donde estaba el teléfono (más adelante les cuento del teléfono)… El pretexto de salir e ir a la ‘terminal’ era ver si llegaba algún familiar. ¡Sí cóooomoooo nooooo! ¡No, pero a mi no me la pegan! Eso era puro chisme y arguende; iban para enterarse de quién llegaba, cuantas cajas y costales traía, qué ropa llevaba, si estaba más flaco o más gorda, si se veía más vieja o ‘nueva’, si había ido alguien a recibirlos (no fuera que necesitaran taxi, ¡tan grade el pueblo!, ja ja ja ja). Y los que llegábamos de Guadalajara éramos todos unos grandes personajes. Ja ja ja ja decir que alguien venía de ‘tan lejos’ era como conocer a quien ahora viniera de Australia o Japón… Recordemos que todavía no llegaba la televisión y no había –por la tarde– mucho que hacer. Pasaba la algarabía de la llegada del ‘camión’ y la mayoría se iban a Misa o a su casa a cenar.

VIDA DE TODOS LOS DIAS

Las calles todas empedradas y muy limpias, eso sí. En ocasiones los ‘polecias’ tenían que arrestar a alguna vaca que se estaba comiendo los rosales de la plaza… No sé como le hacen para no espinarse el hocico. Por eso mejor se optó por ponerle rejas al jardín para evitar esos sacrilegios vacunos. Cuando había un difunto, las campanas de la iglesia parroquial doblaban y todo mundo guardaba silencio y rezaba aunque fuera un Padrenuestro por el eterno descanso del muertito (eso es solidaridad cristiana) y por supuesto que la Misa se llenaba: todo el pueblo se hacia presente. Algo bonito de haber sido el primer nieto –y el primer sobrino– era que el Domingo me iba muy bien. Un día junte $ 20.00 y hacía dos pilas de monedas de a peso, de esas que eran grandes y tenían a Morelos. ¡Era ricoooooo! Todos me daban dinero: mi papá, mi abuelo, mi abuelita, mis tías; menos mi tío Ramiro que tenía apenas unos tres o cuatro años más que Yo y también era pobre. También tenía que pedir… Bueno yo no pedía, me ‘caía’ todo ese dinero, nomás por mi linda cara (acuérdense que fui franciscano y a humildad no me gana nadie).

MI VOCACIÓN Y LA COCA-COLA

Me gustaba mucho ofrecer flores en Junio, con mi listón rojo cruzado del Sagrado Corazón y mis zapatos nuevos para la ocasión. La Parroquia me parecía el lugar más bonito del Pueblo, y luego, claro, la plaza principal (bueno, no había otra). Mi primer Misa de a mentiritas la celebré en Monte Escobedo. La primera verdadera también. Mi altar fue una piedra enorme que estaba en la esquina de la casa de mis abuelos; el mantel una toalla nueva que me regaló para la ocasión mi abue y mi sotana otra toalla más chiquita que ella misma me anudaba al cuello. Era un “párroco” industrioso pues Yo mismo confeccionaba mis ostias ¡Nada me iba a detener!. Hacia las ostias de tortilla, recortándolas con una corcholata de Coca. No recuerdo que era el vino… Lo más seguro Coca también. De modo que puedo afirmar categóricamente que no todo lo que tenga que ver con esta bebida es malo: la Coca-Cola promueve las vocaciones sacerdotales… sin querer, claro, ja ja ja ja. Mi único feligrés era mi tío Ramiro (luego hace unos años me di cuenta que mi abue Toña le pagaba para que asistiera). Mi primer custodia para dar la bendición fueron las tijeras de mi abuelita, que tenía que dejar de coser porque su padrecito las necesitaba para la Misa. ¡Qué recuerdos!.

Y HUBO LUZ

En la Parroquia había una planta eléctrica que surtía de energía a todo el pueblo (bueno ya ven que la Iglesia nunca hace nada por la gente, según los que nos odian) pero sólo por unas dos horas: de las 8 a las 10 de la noche. En ese lapso todas las señoras planchaban y las más modernas (y flojas mi abuelita dixit) hacían sus salsas para la comida del día siguiente, en sus licuadoras que cuidaban más que a sus hijas. Cuando se acercaba la hora de apagar la planta, le bajaban a la luz dos veces y entonces todos los que estaban en la calle corrían y se iban rápido a su casa y a dormir.

COMUNICACIÓN SOCIAL

Recordemos que, en los 60’s y 70’s no hay internet. El medio de comunicación por excelencia es la carta y el telegrama. Y el teléfono es en verdad un gran privilegio.

Cuando sonaba el silbato del cartero, todos los ocupantes de la casa corrían a recibir la correspondencia. Sobre todo si estaban esperando que les llegara un cheque ‘del norte’. Pero no sólo corrían los ocupantes de la casa, también los vecinos ¿Qué tal que les llegara también a ellos algo?? No había bancos, pero podías cambiar tu cheque con los ricos del pueblo, que se quedaban con una comisión no recuerdo si de un peso por dólar… Los ricos cada vez más ricos y los pobres, buenas noches.

Volviendo a las cartas, cuando salían todos al oir al cartero, la verdad es que se querían enterar de quién escribía. Cuando llegaba un telegrama era mal augurio, pues se usaba casi sólo para cosas urgentes; y ¿Qué hay más urgente que la muerte o la enfermedad?. A nadie le gustaban los telegramas porque generalmente eran malas noticias.

En el Monte había un teléfono, con tres líneas ¡Por supuesto!. ¡Qué privilegio! Los de Mezquitic no tenían y venían desde allá para que les hablaran. El conmutador era de madera y la telefonista desarrollaba tremendos bíceps y deltoides pues tenía que darle millones de vueltas a la manivela desde que amanecía hasta tarde. Era muy común que ‘no hubiera línea’ sobre todo en tiempos de lluvia. Tampoco dudo que alguna vaca o burro mascaran –por accidente– algún cable en el camino del Monte a Jeréz. Para el teléfono siempre se hacía una fila enorme… Había quienes esperaban por horas una llamada o llamar; aunque llamar era muy muy caro. ¿Creerán Ustedes que mis primeras ‘malas palabras’ las oí ahí en el local del teléfono?. Era divertido escuchar, sobre todo a las viejitas, gritar como si estuvieran solas, sordas y en el cerro cuando hablaban… Y lo más curioso de todo: había gente que iba al teléfono –so pretexto de esperar una llamada– para escuchar las conversaciones de los demás… Era común que todo el pueblo se enterara de absolutamente todo porque el corresponsal del teléfono había divulgado lo oído en ese lugar. Si querías que se supiera algo, fácil: ve al teléfono y háblalo ahí. ¿Que El Monte estaba incomunicado? ¡Por favor!…

LA ESCUELA

Una etapa muy bonita… Estudié seis meses en Monte Escobedo, Zac. (en 1970) Era fácil y divertido. Me hice famoso por un pequeño acontecimiento; aparte de eso, era sobrino de tres maestras (las Tías Juanita y Ofelia, hermanas de mi padre, y Juventina, prima hermana). Salté a la fama un día en que la bandera estaba a media asta. Algún ignorante fue alarmado a la dirección a “avisar” que la bandera tenía ganas de dejar la escuela (¡Qué mal ejemplo con eso de desertar!) se quería ir con el ventarrón. Ese día, nos dieron los maestros, por medio del sonido “local”, después del recreo, toda una conferencia del porqué la bandera estaba a media asta (ja ja ja nada de que ya se estaba bajando poco a poco para luego irse cuando nadie la viera). Se celebraba el aniversario de la muerte de Emiliano Zapata. Nos dijo la directora: “Hoy la bandera está a media asta en señal de luto nacional, porque es el aniversario de la muerte, de un héroe, que tenía como lema la frase ‘Tierra y Libertad’ y que luchó por los campesinos. ¡Veamos! ¡Díganme cómo se llama ese gran hombre!”. Nadie decía nada… Silencio sepulcral. ¡Qué vergüenza ni los de 6to grado –que eran los grandes– supieron!. Yo no estaba seguro… Bueno si estaba seguro del nombre ‘Emiliano’… Pero el apellido no me checaba en mis archivos recientes, no tenía lógica… Pero, ¡Tenía que salvar el honor de la escuela¡… Me atreví y dije con voz fuerte: “Emiliano Zapato”. Ja ja ja ja… Sí, sí leyó bien: “Emiliano Zapato” (porque Zapata no tenía sentido si era hombre… Zapata termina en ‘a’ y es femenino y nuestro héroe tenía unos bigotes muy tupidos). Estallaron las carcajadas, de toda la escuela. Pero la directora me defendió “Este niño de priiiiimerooooo supo más que todos, toooodooooossss Ustedes, incluyendo a los de 6to. Se equivocó sólo en una letra… Démosle un aplauso”. y estallaron los aplausos… Y las sonrisas de diversión. Fui el niño inteligente de Primero… Fui famoso por unas semanas… ¡Claro, es listo como su abuelo¡ (decían los grandes) Mi abuelo Maurilio Sánchez Valenzuela, había sido Presidente Municipal con todo y que no había ido nunca a la Escuela y al parecer había sido bueno. Con esas vivencias, ¿Ustedes creen que no me iba a gustar la escuela? La adoraba.

PBRO. ROBERTO SÁNCHEZ DEL REAL.

17 de junio de 2012

RELATOS FRANCISCANOS 6

RELATOS FRANCISCANOS VI

ÚLTIMOS DÍAS DE NOVICIO Y LLEGADA A ZAPOPAN

Antes de hablar de la Profesión religiosa, quiero dejar asentado mi homenaje de gratitud ETERNA para tres hermanos que creyeron en mi: El P. Fray Cornelio Moya, Fray Ernesto Meza, el P. Fray Alberto Campos Hernández (Maestro de Novicios). El Padre Cornelio fue, desde mi punto de vista, el mejor provincial que los Franciscanos de esta parte del país hayan tenido en los últimos 40 años… Y lo puedo decir con la libertad de quien ya no es parte de esa familia religiosa, pero que igual la ama y la respeta. Quiero resaltar la actitud de dialogo y apertura del P. Maestro, pues en repetidas ocasiones fui muy atrevido al cuestionar sus ordenes y decirle que no estaba de acuerdo… UFFFFFF!! hubiera sido otro –sobre todo algún acomplejado– y me corre. No en vano es ahora obispo… Un hombre grande en verdad. También quiero dejar asentado que la amistad de las Hermanas María De La Luz y María Guadalupe Mier Hernández (HSCSMG) me ayudó mucho. Hasta la fecha –aunque poco– pero estamos en contacto. También el P. Junípero Mata (el Guardián del Convento) fue bueno y comprensivo conmigo, aunque exagerado en eso del ahorro; sin embargo, la mayoría de las veces tenía razón, aunque no lo entendiéramos de momento. Incluyo en mis agradecimientos al P. Fray Evencio Herrera, quien era el director espiritual. Y no puedo dejar de mencionar a Fray Rubén González Argüelles, el vicemaestro, que tanto me ayudó como formador y como amigo. Y por supuesto, también gracias a todos los ex compañeros de ahí mismo. Unos se ordenaron o profesaron para siempre aunque la mayoría salió hacia otras rutas de la vida.

LA PROFESIÓN RELIGIOSA O VOTOS TEMPORALES

Finalmente, el 14 de Agosto de 1989, en el Santuario de Guadalupe, profesamos. Fue en verdad una experiencia inolvidable: a la manera medieval arrodillarte ante el representante de Cristo (el P. Provincial), cual si fueras un mozo imberbe que está siendo armado caballero, y poner tus manos entre las suyas –en signo de juramento– como hacían aquellos ante su señor feudal, para luego pronunciar los votos de Pobreza (fácil), Castidad (un poco menos fácil) y Obediencia (Ayyyyy!!! Palabras mayores) y ser miembro ya de la Orden de Frailes Menores (eso significan las siglas OFM). Si, emocionante: estaba comprometido con Dios, la profesión de votos fue por un año, aunque la intención era para siempre.

Un dia inolvidable: muchos sentimientos, muchos festejos, muchas fotos… Y muchas preguntas e interrogantes. Después de 15 dias de vacaciones nos presentaríamos en el Convento de Zapopan, para iniciar la Filosofía, aunque ‘oficialmente’ iniciábamos un curso llamado post-noviciado, pero estudiando materias de esta rama del conocimiento. Para mi llegar a vivir en el Convento de Zapopan (Convento Franciscano de Nuestra Señora de la Expectación, era su nombre oficial) era en verdad un deseo… Quería ver qué se sentía ser fraile en mi propia ciudad, a unas cuadras de casa. Tenía grandes ilusiones de ser sacerdote franciscano… Por lo pronto quería aprender Filosofía.

EMPEZANDO LA FILOSOFÍA EN ZAPOPAN

No recuerdo el día, pero se llegó… Otra vez, llevar cosas: ropa, libros y demás (el “demás” incluía alguna maceta que mi abuela me regaló, una grabadora nueva y recuerden lectores QUE LOS CELULARES Y LAPTOPS NO EXISTÍAN… Que dura nuestra vida, comparada con las condiciones de ahora, ja ja ja). Todo era fascinante: caminar por los claustros que yo admiré y conocí como niño del Catecismo, como visita; ahora era morador de la casa, miembro de la comunidad franciscana de Zapopan. ¡Qué maravilla! Moverme libremente, estar en el refectorio, ir a uno de mis lugares preferidos como la biblioteca; el coro, las canchas, los salones, los jardines, la alberca (no se emocionen una alberca standard para 100 frailes no crean que es en verdad lujo alguno); las diferentes capillas del Convento y –por supuesto– el lugar más apreciado por todo aquel que se precie de ser buen franciscano: la cocina… Je je je la cocina siempre es importante en toda casa, ¿A poco no?.

También era interesante convivir con otros hermanos, de los grados superiores. Venidos de muchas partes, entre todos formábamos una comunidad muy dinámica y ‘sui generis’. El Convento de Zapopan de alguna manera era el centro de la Provincia, por ser la sede del gobierno de la Orden; también era enfermería, casa de paso, estudiantado (“Coristado” es decir casa de formación de religiosos de coro, destinados al sacerdocio) y por supuesto, Santuario. Estando ahí de alguna manera conocías –o con el tiempo en realidad podrías llegar a conocer– a todos los hermanos religiosos. En el primer año siempre se sentía mucha curiosidad y emoción por sentirte parte de algo en verdad grande. ¡Qué privilegio vivir en el Santuario de Nuestra Señora de Zapopan!. Aunque en los primeros dos o tres dias el “tac tac tac” del enorme reloj de la fachada de la Basílica y el incesante ulular de patrullas y ambulancias no me dejaban dormir. Luego pasó… Seguiremos.

PBRO. ROBERTO SANCHEZ DEL REAL.

13 de junio de 2012

SUPERMÁN O LA MUJER MARAVILLA

A PROPÓSITO DE LAS ELECCIONES

Ando acá por Guadalajara, de visita a mi familia. Aquí en las elecciones no sólo habrá lo federal sino también la elección local de todo: Gobernador, Alcaldes y Diputados. Las calles lucen atiborradas de propaganda y de grupos de propagandistas que acosan a los automovilistas en todos los cruceros. Muchos de los candidatos son unos ilustres desconocidos, otros ya son muy conocidos aunque sea en apariencia. Un partido en especial ha puesto en marcha un plan de llevarnos por la senda de una “estetocracia”. ¿Qué es eso? Si, una palabra que acabo de idear: presentar candidatos visualmente atractivos. Diría, a propósito de este neologismo, que sería, algo así como: ‘que nos gobierne la gente bonita’. Como estamos en la época de lo visual, pues han optado por poner candidatos y candidatas jóvenes y caritas, que lucen una hermosa sonrisa y rostros sin arruga ni mancha (y no hablamos de una imagen de La Inmaculada Concepción de María) ni siquiera un barro; Ahhh! y de traje y corbata, seguramente para apantallar a los que creen que un traje o una corbata hace superior y “mejor” a la gente. Y muchos ciudadanos caen en la trampa… Sobre todo ciudadanas. Ya lo hicieron en Nuevo León, Zacatecas y ahora aquí: candidatos a gobernador bien peinados y maquillados. Y funcionó, gracias sobre todo a Televisa y Televisión Azteca y sus apéndices por cable. Y cuando les preguntan sobre aborto, drogas “matrimonios” homosexuales y demás, contestan, no desde su conciencia o convicción sino sobre lo que sería más rentable electoralmente. Los valores a votación: lo bueno es lo que la mayoría quiera (pobre de Kant).

Pero, al margen de ésto, ¿Qué es lo que el pueblo anda buscando?. Veo por doquier desorden en Guadalajara: mucha mucha basura, caos vial, contaminación a más no poder, ruido, baches, pero sobre todo un deterioro social inusitado: calles llenas de personas en situación de alcoholismo, drogadicción y prostitución. Veo como Guadalajara va teniendo poco a poco lo peor de las megaurbes, tales como Los Angeles ó la Ciudad de México. La solidaridad entre conciudadanos y hermanos (según eso el 97 % dirían ser cristianos en sus distintas marcas) es algo que va desapareciendo: todos atropellando los derechos de todos: pasarse los altos, tirar basura, fumar afectando a los demás, atravesar las calles donde no se debe, estacionarse en raya amarilla, invadir los lugares de estacionamiento para discapacitados, no respetar al peatón, asaltos, robos, drogas, trampa en los comercios, obscenidad en sus diversas formas, desprecio por el otro en todas sus variantes (desdén de los jóvenes hacia los viejos, machismo, feminismo, fanatismo, etc.).

Campañas de mentira: el ratero se presenta como honesto, el tonto como listo, el católico tibio y mediocre como santo canonizable ‘in subito’. Y hay hartazgo de la gente con un partido, pero también benevolencia imperdonable para otro. Muchos votarán -los más– con el hígado, otros a base de manipulaciones… Muchos votarán por conveniencia: conocen al hermano de un primo de un amigo que les va a conseguir “chamba” si gana tal o cual partido. Pocos, poquísimos, harán un análisis de la Historia, los candidatos y las hojas de servicios de quienes se presentan a elección. La mayoría repetirá como pericos lo que los medios dicen, sin analizar (que flojera) los argumentos y los hechos.

Para otros, todo está podrido y nada vale la pena y les da igual lo que salga o resulte. Siempre podrán culpar a los otros, porque ellos no se meten en “esas cosas sucias”.

Pero la gran mayoría, lo que anda buscando no es un gobernante o legislador que lo represente bien o sirva bien. No. La mayoría busca una nana que lo haga todo y que cargue con todas las responsabilidades: si resulta ¡qué bien!. Si no resulta: ¡todos los políticos son iguales y no sirven para nada sino sólo para robar!, dirán con ínfulas de sabiduría casi bíblica.

Si, buscan una nana que les dé, que les eduque (y bien) a sus hijos, que les ayude, que les facilite, que resuelva todos los problemas, hasta los que no le incumben. Y los candidatos se prestan: vota por mi y se acabará la corrupción (simón!!!), vota por mi y tendrás pensión, transporte gratis para estudiantes, oportunidades más ‘oportunas’, seguro popular más ‘seguro’, por arte de magia se acabará la violencia, como todo está detenido todo volverá a ser tan maravilloso como antes, etc. Los candidatos se prestan y prometen cosas que no debieran prometer. Todos afirman ser o Supermán o la Mujer Maravilla. El chiste es ganar como sea: con TV y gel o con mentiras… O todo junto. Ganar es lo que importa.

Muchos candidatos mienten a voluntad sobre el desempeño de las instituciones, según convenga: dicen mentiras A PROPÓSITO. Por ejemplo un candidato a senador dijo que “las reservas del Banco de México es dinero que está inútil y que se debería de gastar en bien del pueblo”. Está viendo la situación de España y de Grecia y no entiende para que sirven las reservas; es más estoy convencido de que pensará que cuando se habla de reservas se habla de barricas de roble blanco para que el Brandy tenga mejor sabor o algo así… O lo peor, sabe de que se habla, pero tiene que caerle bien a la gente e insinuar que ese dinero está ahí nomás sin ser aprovechado… Mentir y ganar votos. ¿El pueblo vende su voto?

Veo, por ejemplo, como las banderas políticas se cambian como si fueran trusas. Unos eran de un color, pero ahora son de otro porque el tío o el pariente es candidato de otro color: “¿Y las convicciones Apá? Mire m'hijo ese trabajo será suyo”…

En fin, muchos votarán, por lo que veo, por quien parezca ser la mejor nana. Si, una nana millonaria que nos dé todo (¡Viva España en tiempos de la zapatería!) y que nos resuelva todos nuestros problemas aunque luego estemos en la quiebra. Un candidato que invite a la responsabilidad perdería por barrida: por eso nadie anda con esa bandería. En las redes sociales se choteó a un partido familiar que trae como eje de su sesuda campaña lo de los vales de medicina ¡Que el gobierno te las pague! (es tan sencillo como surtir las farmacias de los seguros e issstes) y sacaron los jóvenes en la red, parodiando, algo así como: Si no tienes para el regalo del día de las madres: ¡Que el gobierno te lo pague¡. Demagogia.

Los mexicanos –sin darnos cuenta– estamos buscando quien se responsabilice por el deterioro social que todos hemos causado, desde el seno de familias irresponsables y rebasadas… ¡Pobres de nosotros! Queremos que alguien nos venga no a gobernar, sino que arregle nuestros problemas ¡para que nos hacemos¡. Los políticos no son la solución. Los padres y madres de familia que eduquen en el amor y la responsabilidad a sus hijos, esa si sería la solución. Vota por gobernantes y legisladores responsables y capaces, con valores cristianos… no por hadas madrinas o genios de lámpara. No te ilusiones por nanas que te sustituyan en la resolución de los problemas que hay en casa. Piensa, analiza y vota en conciencia.

PBRO. ROBERTO SANCHEZ DEL REAL.

5 de junio de 2012

PAZ QUE NECESITAMOS

PAZ PARA MÉXICO

SITUACION DE LAS FAMILIAS

Delincuencia, violencia en todas sus especies, enfermedades mentales, adicciones, tragedias personales y familiares, egoísmo rampante, menosprecio por los derechos del ‘otro’, sobrevaloración de los derechos propios, agresividad, discriminación contra la mujer, discriminación contra el indígena, discriminación contra el más pobre, tendencias suicidas, invalidez social, falta de integridad moral, invalidez espiritual… Todo lo anterior y más son el fruto de familias que sólo ‘mantienen y alimentan’ pero no educan a sus miembros jóvenes. Todo lo anterior es resultado de dejar para después la tarea de corregir a los hijos, ‘cuando crezcan’. Y es lo que estamos viviendo.

En la mayoría de las familias se camina –sin pausa– hacia el matadero de la autodestrucción. Es tal la maraña de la situación familiar, social y cultural que mamá y papá no ‘perciben’ el peligro y no ven más allá de sus narices y –con sus actitudes– colaboran involuntariamente a esa destrucción, no por mala fe, sino por incapacidad para ‘ubicarse en el campo de la realidad’. La mayoría de las familias ‘consumen’ cultura de la TV, que tiene un alto contenido de programación ‘basura’ basada en lo que puede provocar ‘raiting’ pero no valores humanos ya no digamos espirituales. La mayoría de las familias no ‘crean’ cultura ni transmiten valores, es más fácil anestesiarse que pensar o discernir: vamos al matadero con los ojos cerrados; vamos a la deshumanización.

¿DERECHOS Y SÓLO DERECHOS?

Y es que los medios y algunas instituciones nos han vendido la especie de los derechos por encima de las obligaciones. Por ello el divorcio –legal y sobre todo afectivo– es visto como opción y aparente solución que prima sobre el bienestar de la prole. Sí, como ni la vida humana ni el matrimonio son considerados como sagrados, sino como desechables, los cónyuges ahora tienen ya como eje principal de su convivencia y vida el bienestar no de los hijos sino el propio. EN LA PRÁCTICA HAN HECHO DE LA FAMILIA UN ENTE INCOMPLETO EN EL QUE LOS HIJOS NO CUENTAN NI PESAN EN ABSOLUTO, sobre todo a la hora de tomar decisiones.

Por esto, educar y formar no es ‘La Prioridad’. La falta de compromiso se justifica aduciendo ‘la necesidad’ que tienen los cónyuges de –sobre todo– ser felices antes que pensar en el bien de los hijos. Claro que lo ideal sería que se lograra el bienestar y felicidad tanto de los cónyuges como de la prole. Pero sacrificarse por la prole parece ya impensable, por el derecho ‘irrestricto e irrenunciable a la felicidad’ que siempre se argumenta para justificarlo todo: la agresión, el egoísmo, la separación, la infidelidad y el divorcio.

SE ELIGE EL NO COMPROMISO O LA AMARGURA SOBRE EL HEROÍSMO

Sí, el sendero más transitado –cuando hay problemas en el matrimonio– es el de la evasión y el rompimiento: aislamiento, separación y divorcio. Los padres y madres que –cuando viene la separación– eligen quedarse en la familia –por el bien de los hijos– la mayoría de las veces no saben cómo transformar esa decisión noble en acción eficaz, heroica y gratificante. No es fácil. La actitud por lo regular es de ‘sacrificio involuntario’: ‘tengo que’. No hay la decisión de vivir –voluntaria y alegremente– un sacrificio que se acepta con generosidad por un bien mayor y mejor: la integridad y felicidad de los hijos.

Y –por desgracia– la imagen del padre está tan devaluada, que muchas mujeres consideran al varón necesario sólo para la procreación. Muchas señoras practican un nuevo deporte: antes era ‘tírenle al negro’, bueno pues ahora es ‘tírenle al padre’. Esto trae como consecuencia niñ@s psicológica y afectivamente inválidos, dañados. Cada vez más niñ@s crecen sin la figura paterna, poniendo así uno de los principales ingredientes que se necesitan para desarrollar futuras adicciones, inmadureces afectivas y deformaciones de la personalidad. ¿Cuándo entenderán los propios padres y también las madres la CENTRALIDAD Y NECESIDAD ABSOLUTA de la figura paterna en el proceso de positiva autovaloración del hij@?. ¿Cuándo dejarán unos y otras de sentirse víctimas para pasar a ser responsables?.

Se piensa en forma errónea que con llenar a los hij@s de cosas (dinero, celular, computadora, ropa de marca, TV, etc.) con eso se les hace felices. Se pone el tener por encima del SER PERSONA. En forma por demás miope los padres piensan que poner reglas claras de disciplina que se hagan respetar es ‘reprimir’. Por ello tenemos niñ@s de plastilina, dúctiles ante cualquier embate o sugestión de la cultura dominante que adora el egoísmo y bienestar y conduce a la frustración de la mediocridad y la soledad existencial.

Se confunde amor con permisividad y no se forma al hij@ en el deber y la disciplina, por no tener problemas y no complicarse la vida: para no perder su hipotético-futuro amor. No se comprende que la disciplina es resultado del esfuerzo y la voluntad diarias. En forma por demás miope, los padres creen que los demás habrán de ‘adorar’ al nuevo astro que resurgirá de entre las tinieblas: el propio vástago, carente de virtudes humanas y habilidades de quien ha trabajado y se ha esforzado. No comprenden que ellos serán los primeros DAMNIFICADOS por la falta de arraigo de sus hij@s en los valores verdaderos.

Los suicidios van aumentando de la mano de padres y madres que no se comprometieron en la educación y formación en el amor de Cristo a sus hijos… Siempre el abandono (desentendimiento) –aunque no sea formal– es más cómodo que ‘estar siempre’ codo a codo con los hij@s. Los suicidios van aumentado de la mano de padres y madres que en forma errónea hacen de ell@s el centro del universo, no formándolos así, para la vida real: vida real en la que todo cuesta, en la que hay fracasos, dificultades e imperfecciones y en la que –a pesar de todo– con esfuerzo nos tenemos que sobreponer. Vida real en la que NO SE TIENE A UNO MISMO COMO CENTRO sino a Dios. Vida real en la que se debe cultivar la capacidad DE TOLERANCIA ANTE LA FRUSTRACIÓN –precisamente– por medio de la disciplina y el sacrificio, para poder vencerla y así crecer en madurez y plenitud.

¿COMO RECUPERAR LA PAZ QUE EN MEXICO HEMOS PERDIDO?

El regreso de la paz a México no se dará por el ejército, la policía o los políticos sino por medio de esposos dispuestos a priorizar el amor a los hij@s –en perspectiva de un futuro que se construye hoy– por sobre la propia satisfacción y realización inmediatas: si, en base a sacrificio personal a la manera de Cristo, quien muere para que nosotros tengamos vida; por esposos que entiendan que su éxito es haber formado en los valores de Cristo a su prole.

¿Qué haremos en una Parroquia para ayudar a este plan de paz que pasa por la familia?

1.- Reformar la formación pre-matrimonial para que ayude a reflexionar sobre lo serio que ha de ser el matrimonio. Una preparación que entrene sobre cómo en verdad amar al cónyuge. Una formación que ‘abra los ojos’ a los futuros esposos acerca de la importancia de formar –ya desde los primeros años de vida– en los valores de Cristo a los hijos.

2.- Evangelizar con el Kerygma.

3.- Enseñar a orar y meditar. Enseñar a leer la Biblia, especialmente los Evangelios, como forma de escuchar a Cristo.

4.- Reformar la Catequésis infantil para que ayude a los niños a comprender El Amor de Dios y la importancia de la familia y el matrimonio.

5.- Fomentar la consejería matrimonial con personas no sólo de buena fe sino competentes.

6.- Fomentar, entre las familias, la comprensión, difusión y práctica de los valores domésticos básicos en los primeros años de vida.

7.- Fomentar los valores democráticos, tales como respeto al voto, aceptación de la voluntad de las mayorías, respeto por las minorías, saber discutir sin enemistarse con el adversario, etc.

Y USTED ¿QUÉ HARÁ?

PBRO. ROBERTO SANCHEZ DEL REAL.

RELATOS MEXICANOS I

COSAS DIVERTIDAS DE LA INFANCIA

COMIDAS Y BEBIDAS

Desde que me acuerdo, en mi casa se ha comido frijoles, tortillas, chile, arroz, leche, queso (del enchilado de Monte Escobedo, Zac.) café (me parece que era el ‘Legal’ de sobrecito rojo) y pan dulce; huevos hasta el hartazgo en sus 10,000 formas diferentes… Pollo hasta el cansancio, bistecs de res y en los tiempos especiales pozole, menudo, enchiladas, mole y pepián. Mi abuelita hacia un pepián increíblemente rico; molía las pepitas de calabaza en un metate a la vieja usanza. Pero mi platillo favorito era y es el espinazo con verdolagas. Aunque parezca increíble mi pan dulce preferido es la sema; no no, ¡nada de cuernitos ehhhh! todo derecho. Por cierto ya en ningún lado he encontrado una especie de birote dulce en ‘bola’ que era una delicia… Ahhhh y perdón para los que no son de mi tribu (tapatíos, edá!) el birote no es sino el bolillo.

Mi abuelo comía también ‘guaches’ y ‘temachaca’. A mi los ‘guaches’ nunca me gustaron porque te olía la boca como tres días seguidos… Me los comía para quedar bien ‘ante las autoridades domésticas’, pero nada más. La ‘temachaca’ si es de mi agrado, porque sólo eran unas ramitas que se hacían en caldito, como si fuera un té salado, con cebolla y jitomate. Como buenos mexicanos ‘de la prole’ (por ahí nos mencionó despectivamente la hija de un super-rico, con ganas de ofender, pero, para nada ofende ser de esa ‘gentuza’… Soy también de la prole… Amén) les decía, reconocemos lo sabroso de estos alimentos básicos del universo mexicano… Y no podía faltar el jocoque (uuuufffff, ahí si, ¡que asco!). Mi madre era enemiga pública número 1 de los refrescos; si en verdad querías que te borrara del Testamento y te quitara el apellido, bastaba con que le pidieras una coca… No te la acababas (ni la coca ni la carrilla y sus documentadas explicaciones de lo mortífera que es). Ella era feliz con sus sanas y nutritivas aguas frescas de limón, piña, papaya (guahhhhh! Vómito!) y sandía.

Cuando mi mamá no estaba, mi tía Mago (se llama Margarita, no crean que saca conejos de un sombrero) a escondidas, nos compraba un refresco, pero no de los malos malos, como la Coca o la Pepsi, sino de los buenos, de preferencia 7Up. Ahhh! Y también un rico Gansito Marinela… ¡Gracias Tía!. Por cierto a una prima le fascinaba la Lulú de frambuesa; a mi ese refresco me daba asco, por cierto…

Los señores ‘corrientes’ tomaban cerveza Estrella y los finos Corona. El Brandy Presidente era lo máximo y tomar tequila –obvio entre los adultos– era signo de que eras de lo más vulgar que había alguna vez respirado sobre la tierra. ¡Cómo cambian muchas cosas! Ahora tomar tequila es de lo más nice y la cerveza Estrella no es lo más corriente.

Mi golosina favorita era el ‘chocomilito Paquín’, cada sobrecito costaba sólo cinco centavos. El chocolate en polvo de estos sobres era tan fino que hasta algún compañero de la escuela se llego casi a ahogar. El otro día me regalaron una caja de ese ‘chocomilito Paquín’, nada que ver con los dulces de hoy tan llenos de pintura y sabores raros. Si tenías un peso (una fortuna) pues te podías comprar ¡20! Sobrecitos… El día ya por ese detalle había valido la pena.

En alguna ocasión –en Domingo– mi hermana Alicia y yo fuimos con mi madre a la Basilica de Zapopan a Misa.. Todos los Domingos le dábamos lata para que nos comprara un rico, suculento y azucarado churro. Bueno, pues la hartamos, y un día, al salir del templo, le pedíamos (con enjundia infantil) –a cambio de nuestra participación en la misma– que nos comprara el famoso churro. Y como siempre nos decía no, ese Domingo fue más clara (créanme que no se le dificultaba ser clara o directa y hasta gráfica): “No porque el viejo cochino que los hace, al mismo tiempo, se rasca ‘las naranjas’, se saca las velas, da el cambio, se acomoda el guarache derecho y luego así –sin lavarse las manos– hace los churros… ¡Está más limpia la popó de perro!”, remató. Yo me sonreía e imaginaba a los perritos callejeros haciéndole la competencia al señor de los churros con sus puestos, vendiendo a un lado de él… Y le decíamos que no era cierto, que era una exagerada como todas las mamás, y le rezongábamos, sobre todo mi hermana… hasta que de repente con una sonrisa maliciosa nos dice: “¡Pronto! ¡vean hacia donde está el viejo de los churros, apúrense¡” y efectivamente, coincidió que en ese momento el señor estaba en la profetizada parte en la que se rascaba ‘las naranjas’… Mi hermana abrió los ojos como platos, volteó a ver el piso como buscando algo y –así nada más– se vomitó… Y santa paz, nunca volvimos a dar lata con los churros. Desde ese día no me harían que me comiera uno. ¡Provecho!…

MI BISABUELA AGUSTINA

Hablando de otras cosas, situaciones y personas más agradables, no recuerdo en realidad si ya les conté de mi bisabuela Agustina, mamá de la mamá de mi mamá (¿Les explico el árbol genealógico? Ja ja ja ja) Ella era terciaria franciscana –siempre llegaba de la parroquia con su cuerda de tres nudos a la cintura y su escapulario café– muy tranquila, tarareando a la mejor la de ‘La Espiga dorada por el sol’ o ‘La Guadalupana’ o una rola parecida. Era muy cariñosa y agradable… Pero fumaba como tren. Siempre que estaba junto a ella me lloraban los ojos (no puedo entender por qué) pero era divertido verla ‘echar humo’… Sus cigarros preferidos eran los ‘Faros’ (no se si todavía existen). Cuando ella murió fue la primera vez que supe lo que le pasaba a la gente ya viejita… La muerte no la había visto nunca hasta que se llegó el velorio de ella; me impresionó verla en su caja de madera con los ojos cerrados y detrás de un vidrio. Tenía una dulce sonrisa que aún recuerdo con agrado… Cuando la estábamos velando pensé en vigilar el cajón muy de cerca, por si salía humo de adentro, claro en caso de que la abuelita se echara el último Farito.

CONVIVENCIA FAMILIAR Y PALABRAS ‘NUEVAS’

En alguna ocasión se hospedaron por varios meses en la casa una prima de mi mamá y su familia (era la tía Toña sus hijas Irma, Eustolia y un primo del que no me acuerdo su nombre) que venían de Monte Escobedo a quedarse en definitiva en Guadalajara. Me llamaron la atención varias cosas. A mis primas (Irma y ‘Tola’) la tía las peinaba estilo ‘colita de caballo al centro’. Las dejaba con el cabello tan estirado y apretado que poco a poco –con el paso de los días– sus facciones fueron tomando un sesgo oriental, con los ojos rasgados y casi imposibilitadas para reírse o hablar de tan ‘bien peinadas’. Si se reían mucho corrían el riesgo de arrancarse el cabello de lo apretado de la ‘cola de caballo al centro’.

Yo pensé por un tiempo que la ‘colita de caballo’ era sólo parte de la ornamentación femenina de mis primas, pero, un día, me di cuenta de que tenía también una función ‘práctica’: cuando corrían a todo lo que daban para salirse a la calle, esa colita servía para asirlas con fuerza evitando escaparan: mi tía con mucha energía les tiraba el agarrón y las atrapaba una a una… Luego mi tía –muy enmuinada– les gritaba: ‘Camionas, nomás ven la puerta abierta y ganan’… Yo me quedé intrigado en verdad:‘…¿y ganan?’, pensé: “¿Y qué es lo que ganan? ¿algún premio, es una rifa acaso?… Ya ahora entiendo que ese'y ganan' significa ‘y salen corriendo como si fueran ganado’. A mis 7 años yo pensaba que ganar era sólo sacarse un premio.

También un primo le decía a mi tía: ‘Amá, ¿Me recuerda a las seis? porque tengo que ir a la plaza’. Cuando iban a ser las seis yo iba a donde estaba la tía Toña para ver como ‘recordaba’ a mi primo. Pensaba que en ese momento pensaría –con mucho amor– en él… Pero no, lo que hacia la tía era despertarlo. Recordar = despertar.

Cuando alguna de mis primas no hacia lo que mi tía le mandaba le gritaba: ‘Anda babieca, pa’ eso estás buena, para hacer tus berrinches'. Babieca ¿Sería igual a pen…tonta?.

Cuando mi tía le mandaba a Irma, la más grande, que barriera la calle y no lo hacia, le gritaba: ‘¡Mira nomás, te voy a arreglar, argenuda!’. Mi prima ¿se descomponía? ¿argenuda sería algo así como floja pero en grado insuperable?. Palabras interesantes.

En una ocasión mi tía, en la noche, le mandó a Tola que fuera al patio por una ropa y ella dijo: ‘¡No amá, yo no voy, me da miedo!. Y mi tía le respondió: ¡Anda argollona!. Argollona, era entonces según deduje, igual a super cobarde y miedosa.

Luego una prima tenía su vestido ‘rompido’ ¿No quedamos con mi mamá que se dice roto? Mmmmm me hicieron dudar de mi correcto español citadino.

Una nueva prenda de vestir, que no conocía, eran ‘las pantaletas’ en el caso de las mujeres… Mmmmm siempre me dijeron que se decían calzones, pero bueno, pues hay muchos nombres para lo mismo. Los zapatos eran también ‘chanclas’ y ‘papos’.

Ahhh! Y la única ‘mala palabra’ que me decía mi abuela era ‘chivato’… Ahora de grande entiendo que el equivalente empieza con ‘c’ y termina en la sílaba ‘ón’. Mi abue siempre muy decente.

Luego les sigo contando… Saludos.

PBRO. ROBERTO SANCHEZ DEL REAL.