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16 de agosto de 2012

RELATOS CHILENOS 3

RELATOS CHILENOS III


“EXCURSIÓN” A LA COMUNA DE LA FLORIDA

Desde la JMJ de Toronto reafirmé mi intención de algún día –si Dios me lo concedía– ir a Chile y conocer este maravilloso país. La verdad era muy difícil que algún día la Providencia de Dios pusiera en mi camino la posibilidad de un viaje así; como pueden ver Chile no queda ‘de camino’ a nada, no hay parientes por allá ni cuestiones de trabajo, pero –en forma sorprendente– la oportunidad llegó. Y por supuesto que no iba a desperdiciar la ocasión de conocer este país ni de visitar a un chavo que conocí en esta Jornada Mundial De La Juventud: a Ernesto Fernández De León. Con él hice amistad, a pesar de que nos tocó convivir poco. (Con el transcurrir de las cosas y los acontecimientos, Ernesto estuvo unos meses aquí en Aguascalientes construyendo la Pastoral Juvenil en la Parroquia y lo hizo bien, lástima del poco tiempo que pasó entre nosotros.) Bueno, pues ésta era la oportunidad de buscarlo; de modo que le dije a mi amigo Cristóbal López que me ayudara a localizar la dirección. Se agenció un gran mapa del Área Metropolitana de Santiago, muy bien hecho y detallado; pero sucedió lo de siempre: la parte que buscas es –precisamente– la que está borrosa por los dobleces y el uso (¥+%|>¶~$|¶{*>#). Pues ni modo, con mapa o sin mapa habría que ir a buscar la dirección mencionada.

Y ahí vamos –recuerdo bien que era Julio del 2003– por toda la avenida Vicuña McKeena –que creo atraviesa Santiago y su área metropolitana– y vamos preguntando a cada rato para orientarnos. Por cierto acudimos a unos ‘Carabineros’ y hasta eso –lo que sea– nos orientaron bien. Me causa risa que los santiaguinos conducen sus autos “mordiendo” dos carriles: las llantas de un lado ‘pisando’ más allá de la orilla del otro carril por el que el 90 % del auto va rodando (¿?). Para que vean que dondequiera se ‘cuecen accidentes’. Recuerdo también la extensa Avenida Vespucio. Ahora, a los años, me tocó ver que “El Metro” (el publicitado “Transantiago”) ya se amplió hasta más allá de aquellos barrios que eran ya el fin del área urbana, ‘la orilla’. Cuando recorres kilómetros y kilómetros, puedes ir viendo los contrastes poco a poco: por uno y otro lado casas bonitas y sólidas que se van transformando kilómetro a kilómetro de recorrido en casas más descuidadas y precarias, hasta ver basura, pobreza y abandono. Como en cualquier gran ciudad, hay suburbios elegantes y suburbios de miseria. Santiago es más o menos del tamaño de Guadalajara, unos 6 millones de habitantes, para un país de 17 millones aproximadamente.

PASAJE GUAYATIRE

La dirección a la que vamos era ‘Pasaje Huayatire’ o ‘Guayatire’ o algo parecido. Me dice Cristóbal que ‘el rumbo’ por el que queda esa dirección es algo rudo… Bueno, pues ni modo… Un día sábado –en el que Cristóbal no trabaja– muy temprano, emprendimos –en el auto de Cris– la excursión a “La Comuna De La Florida”. Si mal no recuerdo de algún modo era el lado opuesto –geográficamente– de la Comuna ‘fresa’ de “Las Condes” donde él vivía. Esta parte de la Comuna de La Florida –en lo socio-económico– es todo lo contrario a Las Condes. Pudimos observar la pobreza, la falta de empleo, los jóvenes desocupados y alcoholizados en las esquinas, los niños caminando semi-desnudos por las calles, perros callejeros por doquier, malos olores, graffitti en cada espacio al alcance, autos viejos y destartalados circulando y la precariedad en los servicios públicos.

Me pude dar cuenta de que el gas doméstico y la gasolina son muy caros, y en invierno, ¡Vaya que cala el frío!. Un frío que se siente hasta los huesos y que se mete por cualquier rendijita (recuerden que estamos casi al pie de Los Andes). La gente pobre compra tanquecitos de gas de 10 kgs –a precios de lo que acá costaría uno de 30 kgs– y se ocupa mucho para alimentar los pequeños calefactores portátiles que debe haber en casa para soportar el gélido ambiente. Muchas viviendas son de madera vieja con techo de lámina de níquel (chapa le llaman). La energía eléctrica está también el doble de cara que en México… Los alimentos cuestan un 60 % más. Claro, en Las Condes y las partes “ricas” de la Capital no hay esos problemas, pues las casas no le piden nada a las de las mejores colonias de la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, por decir algo.

En fin, anduvimos de allá para acá y acullá, viendo y pacientemente preguntando a uno y a otro de los transeúntes y nadie nos orientó… No “sabían” dónde quedaba la dirección. Tal vez no quisieron decirnos dónde quedaba ese famoso ‘pasaje’, al pensar que perjudicarían a quien buscábamos si lo encontrábamos, pues debo reconocer que Cristóbal tenía finta de abogado y además su poco chileno acento daba la impresión de que tal vez fuera un extranjero pernicioso y poco amigable. (ja ja ja… Para cuando se entere de este comentario ya pasó mucho tiempo)

Recuerdo que vimos la Parroquia llamada ‘La Santa Cruz De Mayo’. Sí, la iglesia parroquial se veía muy modesta y deteriorada como el barrio mismo donde se encontraba. En ese primer viaje no pude contactar a Ernesto. Años después cuando lo contacté y lo visité me di cuenta de que pasamos por su casa al menos dos veces. Sin embargo la excursión valió la pena por haber tenido la oportunidad de conocer ‘la otra cara’ del ‘Gran Santiago’, pues siempre en las guías de turistas de todas las ciudades –y tal vez con justa razón– sólo se enseña y promociona ‘lo bonito’, lo ‘nice’.

ESTEREOTIPOS CHILENOS

Algo jocoso –desde mi ‘mexicano punto de vista’– es que para la mayoría de los chilenos, si eres mexicano, “debes ser” bajito, muy moreno, de rasgos indígenas, venir del DF y hablar con acento ‘chilango’ usando a cada rato el ‘manito’. No creían que yo fuera mexicano. También, si eres mexicano, “debes ser” muy bueno para cantar con mariachi y de seguro que a escondidas tomarás mucho Tequila Cuervo antes de irte a dormir. Me contó entre risas Cristóbal que cuando llegó –en alguna ocasión– le preguntaron sobre el Tequila Cuervo y él dijo –claro en sentido cómico– que sí, efectivamente, que en cada casa mexicana debía haber una botella de ese Tequila porque se usaba mucho para curar a los niños que se raspaban o se cortaban en accidentes domésticos y así evitaban una infección. La idea de la mayoría parecía ser que sólo esa marca de Tequila existía. Y la idea de Cristóbal es que esa marca es alcohol y no agave… Claro que está muy equivocado, porque una botella de ese Tequila tiene más agave que una de Coñac… ¡Díganme lo contrario!…

Los Chilenos –sin importar su clase social– en verdad reconocen y aman a Chespirito y sus personajes, en especial al Chapulín Colorado… Entonces –si eres mexicano– de seguro que debes conocerlo y platicar seguido con él. ¿Me creerán que en el Paseo Ahumada –en pleno centro– venden “chipotes chillones” y gorritos del Chavo del Ocho?. También por supuesto que quieren y conocen a ‘Cantinflas’ y ven novelas mexicanas de esas que hacen llorar. Para ellos de los equipos de fútbol mexicano sólo cuentan tres: Guadalajara, América y Cruz Azul. En la medida en que chilenos han jugado en otros equipos los van conociendo… Pero sólo los anteriores los entusiasman un poco, porque para entusiasmo futbolero pues “El Colo-Colo”, que me simpatizó a mi también.

PALABRAS…

Obvio, como en cada uno de nuestros países, me encontré con palabras ‘raras’, curiosas y hasta misteriosas. El ‘tonito’ chileno es muy diferente al mexicano o al uruguayo. Es como más ‘cantadito’ pero a la vez ‘cortante’, como que en la última sílaba de cada palabra ‘le dan la vuelta’ y suben y bajan el tono. Lo que aquí refiero por supuesto que no es con el afán de denigrar sino sólo de dar a conocer.

Los chilenos cuando van al cine no comen palomitas como los mexicanos sino ‘cabritas’ saladas y dulces por supuesto; y no les ponen salsa picante hasta ahogarlas como nosotros… Se morirían o necesitarían un transplante urgente de estómago. Cuando los niños llegan del ‘colegio’ a casa (público o privado, gratuito o de paga, no importa) se cambian el uniforme y se quitan sus zapatos y se ponen sus ‘zapatillas’ para ir a jugar fútbol… Pero no son de ballet, sino tenis como los nuestros… Y si a alguien le huelen lo pies es porque no se ha cambiado ‘las medias’, ni se ha duchado. En el parque o en el ‘parabús’ (parada del camión urbano) de ‘la locomoción’ (transporte urbano) ‘las cabras’ mientras esperan a que llegue el suyo charlan… ¿'Las cabras'? Sí… Pero no crea que es una especie rara de animalitos que han bajado de Los Andes, no. ‘Las cabras’ son las muchachas y ‘los cabros’ los muchachos… Digamos los adolescentes. Y cuando se gustan pues andan de “pololos” o sea de novios.

En Chile la gente no gasta dinero, ¡No señores! En Chile se gasta ‘plata’… Es el nombre genérico que se le da al dinero. Allá los policías son llamados ‘carabineros’ (me imagino que viene del italiano ‘carabineri’ o algo así). Al niño o niña pequeños les llaman ‘guagua’… Nada que ver con lo que significa en Cuba, donde ‘guagua’ viene siendo como camión urbano. Entonces es común escuchar que se le debe dar a ‘la guagua’ el chupete (¿Chupón?) porque está llorando. Y al Padre o Madre o abuelos se les llama –sin sentido peyorativo– ‘viejo’ o ‘vieja’ o ‘viejos’. Es común escuchar a alguien preguntar: “Pero, ¿Qué querí?” Traducido “Pero ¿Qué quieres?”. Y cuando vas a la tienda de abarrotes, como en Uruguay, vas al ‘almacén’ aunque sea pequeño muy pequeño. Y lo que compras no son víveres o comida, no haces el mandado sino que compras ‘mercaderías’. Y compras no en abonos sino en “cuotas”. Los jóvenes chilenos pueden hablar delante de ti y no les entiendes una sola palabra porque usan modismos del lenguaje de la calle, los pegan y los pronuncian súper rápido… Los afroamericanos se quedan viendo ante esa habilidad lingüística.  En los centros comerciales se juntan bandas muy grandes de adolescentes vestidos a la usanza de los personajes de caricatura japonesa (¿Manga?); cada uno trae un botón con la cara del personaje del cual vienen ataviados… Las máquinas de baile estaban muy de moda. Hay muchos niños y jóvenes en Chile, a diferencia de Uruguay.

Algo realmente cómico era ver cómo muchos iban “al Jumbo” (es el nombre de la entonces Cadena de supermercados más grande del país) y llenaban sus carritos hasta arriba, saludaban a los amigos y conocidos, charlaban con ellos, se daban la vuelta y luego en forma furtiva y discreta dejaban su carrito lleno y se iban. La imagen; nadie quiere aparecer como pobre, menos los de la clase media.

LOS ANDES, LA GEOGRAFÍA Y LA IDENTIDAD CHILENA

Desde cualquier punto del país –no sólo de Santiago– si ves hacia el Oriente, puedes divisar la cordillera De Los Andes. Es majestuosa. Y todo el año se ve nevada. Es en verdad una belleza natural única e increíble. Los atardeceres son especialmente hermosos por los destellos que surgen del encontrarse el sol con las nubes, el aire de las montañas y los picos nevados. En muchas áreas del país el agua que  toman los chilenos viene de los deshielos de La Cordillera, lo que le da un sabor dulzón y único.

Aparte de Santiago, sobresalen también por su tamaño e importancia Valparaiso y Viña Del Mar, ciudades situadas sobre el litoral. Por supuesto que “La Cordillera” es uno de los factores más importantes no sólo de la geografía chilena sino también de su Historia, folclor, forma de vida y manera de pensar. Recordemos que el país (unos 760,000 kms cuadrados aproximadamente) tiene 4,300 kilómetros de longitud y su anchura promedio es de 175 kilómetros. Su ‘morfología’ es entonces, precisamente, como la de un chile o ají. Así por lo mismo tiene largos y amplios litorales: muchas playas y mucha pesca. Chile no se entiende sin Los Andes.

14 de agosto de 2012

HONOR A QUIEN HONOR MERECE

FRAY VICTORIO RAMOS GARZA, OFM



“FAMOSO”

Lo conocí primero ‘de oídas’ que en persona. Cuando ingresé al Colegio Seráfico San Antonio –en San Agustín Jal.– él acababa de ingresar al Noviciado en Guadalupe, Zac., en el curso escolar 1983-1984. Desde el principio del año escolar, me habló mucho acerca de él un amigo común: Tony Espinoza –de Uruapan que ingresó junto con Clemente Arriaga– describiéndolo siempre como el amigo por excelencia. Y al poco tiempo corroboraría que las alabanzas de Tony no eran exageraciones motivadas por el afecto fraterno y el extrañarlo, sino –en verdad– cumplidos muy válidos que se quedaban cortos.

Nació –el 24 de diciembre de 1964– en uno de los más antiguos poblados del fértil estado de Tamaulipas: Burgos, situado en el área de influencia de San Fernando. Este poblado no es grande ni muy habitado pero si antiguo (fundado a mediados del siglo XVI). Nuestro Vic ingresó al Seminario Menor Franciscano, al apenas haber terminado la secundaria en su pueblo natal, a los 15 años… Quería ser sacerdote franciscano. Vic –como le llamábamos sus amigos– viene de una familia que asume todos los valores del norteño: claridad en el hablar y el hacer. Gente sincera en la que no hay doblez ni maldad y si arraigados valores tales como la honestidad, el trabajo duro y perseverante, la caridad con el pobre, el respeto por el anciano, el cariño y respeto hacia los niños, la alegría cotidiana, el amor a la familia y el entregarse generosa y desinteresadamente, a ese fenómeno cada vez más raro –y por ello cada vez más valioso– que es la amistad.

Tuve la oportunidad de finalmente conocerlo para su Profesión Religiosa en Agosto de 1984, en el Convento de Guadalupe, al terminar su etapa de Noviciado. Pareciera que me conocía de mucho tiempo, pues sabía muy bien quien era yo. Cuando nos presentan me dice sonriendo y con una actitud de franca simpatía: “quiubo famoso”. Me sorprende, en unos instantes intuyo que efectivamente sí ‘sabe’ quién soy, por referencias de Tony. Me topo con una mirada franca y abierta que ofrece amistad, para luego completar diciendo en forma redundante y a todo propósito: “los amigos de mis amigos, también son mis amigos”. ¡Que actitud tan franciscana, madura, fraterna y varonil!. Me doy cuenta que es muy bien aceptado por sus compañeros, pues se dirigen a él con afecto, confianza y respeto.

UNA AMISTAD LLENA DE VALORES

Después de su Profesión Religiosa, tendré la oportunidad –en muchos momentos– de conocerlo y dialogar con él, en los meses venideros. Cada vez que salgo de día libre del Colegio –a ver a mi familia en Zapopan– llegaré a visitarle. En la primera visita me dice: “¡Qué bueno que viniste¡ Visítame cada vez que se pueda”. Y así fue. Siempre se muestra jovial y amable. En ocasiones las visitas se alargan a dos o tres horas en las que platicamos… bueno, más bien, es él quien platica y yo escucho. No parece importarle lo que yo pueda pensar de lo que dice. Y la plática va desde alguna travesura de la infancia, pasando por la novia que su hermano mayor (Gumersindo) en una ocasión ‘le ganó’, hasta confiarme sus sueños de vivir la Vida Franciscana en auténtica fraternidad, oración y pobreza; habla con ardor de las misiones entre su gente y entre los indígenas y lo que se debería hacer para impulsarlas; le gusta visitar a los hermanos de la Tercera Orden y a las Clarisas y Capuchinas. Siempre se preocupa por los hermanos enfermos, le gusta ir al apostolado con los pobres y los niños. Le interesa ir al Eremitorio. Su libro de los “Escritos y Biografías” de San Francisco está muy usado muy leído. Sus compañeros lo respetan, lo quieren, lo buscan: saben que tienen en él a un hermano sincero y noble.

Comenta de lo interesante que sería estudiar a profundidad La Biblia; dice extrañar mucho a su familia, a su madre, padre y hermanos. De vez en cuando los comentarios son acerca de la experiencia del Noviciado. En verdad que –en unas pocas conversaciones– lo conozco a fondo. Y yo por el contrario soy reservado; pero eso no parece importarle. Finalmente un día me sorprende estarle contando –yo mismo sin darme cuenta– cosas que nunca había platicado. Logró lo que nadie había logrado.

EL HERMANO QUE SE SOLIDARIZA CON EL HERMANO

Cada ocasión es para mi una oportunidad de aprender que no hay nada que temer, que la sinceridad y la apertura es lo mejor para la vida fraterna. En verdad que me está enseñando a ser confiado y abierto… A ser sincero. Me invita a ir a Burgos para que conozca a su familia… Nunca fui, por desgracia, porque se fue antes de lo que cualquiera hubiera pensado.

Victorio es buen conversador. Y también es bueno para escuchar y captar cómo se siente uno. En alguna ocasión que le conté de una crisis vocacional me dijo: “Roberto, Roberto… la verdad no sé que decirte ni que hacer, pero quiero que sepas que haría lo que fuera por lograr que no te sientas tan inquieto y decepcionado”. Y con un abrazo fuerte me mostró su amistad y afecto. Pocas palabras, pero certeras y muy humanas. Estando ya en el Noviciado en una ocasión irá de visita a saludar. Se nota que extraña este convento, pensé. Se nota que en esta casa fue feliz y creció espiritualmente. Siempre la capilla para él es el lugar más importante.

Es un verdadero hermano, querido por sus compañeros y por los de otros grupos; apreciado también por sus superiores. En él no hay doblez ni malicia sino palabras que edifican, aún cuando en ocasiones son fuertes… Es norteño. Cumple con sus labores, estudia, hace deporte; le echa ganas a todo. En el no hay rastro de mediocridad. Y –para mi– eso es un rasgo indispensable para la santidad. Y no exagero, pues publico esto veintitantos años después de que ocurrieron todas las cosas que se narran.

UN TERRIBLE ACCIDENTE

Estoy ya en el Noviciado. Un día que parecía ser uno más de tantos se convertirá en inolvidable: un viernes común y corriente (si mal no recuerdo) 28 de Febrero de 1986. En la semana nos tocó a tres hermanos ir a dar pláticas a los jóvenes de la colonia “Del Carmen”. Tuvimos una semana muy buena de trabajo: los chavos y chavas respondieron muy bien. En la noche llegamos tres novicios del apostolado ya muy tarde –como a eso de las 11 de la noche–. Primero vamos a cenar algo ligero a la cocina del Convento, para de inmediato pasar por la Capilla unos momentos e irnos a dormir. Yendo –en discreto silencio para no despertar a los demás– por el claustro (el pasillo de las celdas) de pronto –y entre la oscuridad– me sale al paso una sombra: es Fray Miguel Delgado (de Monclova) y me dice: “Fray Roberto, fíjate que nos hablaron de la Curia Provincial y nos dieron unas noticias muy malas. Hubo un accidente automovilístico y hay varios heridos y también muertos”. Me sentí mal; la parte de “también muertos” me hizo pensar en dos hermanos –a lo más– que hubieran fallecido. Continuó: “Fueron 8 hermanos que murieron en el lugar del accidente”.

En ese momento sentí que me desmayaba; todo me daba vueltas. Me sostuve de la pared para no caer, me faltaba la respiración y sentí un sabor amargo que me resecaba la garganta. Me quedé mudo… Pasaron unos segundos que me parecieron eternos. Seguí mudo, mi voz no salía y mis ideas no fluían: estaba congelado. Llevándome las manos a la cabeza me senté –en medio de la oscuridad y el silencio del claustro– en el piso. Me dice Fray Miguel que aún no saben quiénes son. Aunque lo seguro es que todos son de Filosofía.

VICTORIO HA LLEGADO

En esos momentos se vino a mi mente la imagen de Fray Victorio. Estuve “seguro” que él era uno de los que habían ya llegado a la meta. Por extraño que parezca, en ese momento en que tuve esa “certeza en el corazón” me sentí profundamente tranquilo… Sí, me ganó; llegó ya con Dios, llegó primero que yo, pensé. Le di gracias a Nuestro Señor por haberme concedido la amistad de Victorio y empecé a recordar sus muchas enseñanzas; que –por cierto– no eran enseñanzas que me hubiera dado “desde la cátedra” alta y arrogante de la “pontificación” o la imposición de puntos de vista, sino desde su propia vida y gestos de congruencia discreta y constante. Esa noche pocos pudimos dormir en el Convento de Guadalupe. A la mañana siguiente vino la lista: “… Y Fray Victorio Ramos Garza”, acotó el P. Guardián Fray Junípero Mata.

Me seguí sintiendo tranquilo y extrañamente contento. ¡Sí, estaba en verdad alegre! Pensé en todos estos hermanos que fallecieron en ese accidente, pero en especial en Vic. Esa sensación de paz me ha durado a lo largo de estos 26 años. Estoy convencido de que está con Dios, a quien amó con pasión y siguió. Aún cuando estoy persuadido de que Vic no necesita mis oraciones, sigo pidiendo por él en una que otra Misa y también por su familia. Lo extraño mucho, es cierto. Pero lo llevo conmigo, porque lo recuerdo y lo sigo escuchando cuando viene a mi mente alguna de las muchas charlas que tuvimos. No lo he perdido, al contrario, él es una de mis riquezas. Una de las personas que más me han cambiado, sin querer cambiarme: mi modelo. Con mucha razón dice la Palabra de Dios que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Le digo a su familia (a Olga su sobrina que me ha escrito un comentario) que tienen un verdadero tesoro: Fray Victorio no sólo vive en la presencia de Dios sino también en el corazón de todos los que lo queremos… Y estoy seguro que él nos corresponde, que también nos quiere desde allá.

10 de agosto de 2012

RELATOS FRANCISCANOS VIII

RELATOS FRANCISCANOS VIII




**GEORGIA**

La presencia franciscana es tan universal como la Iglesia Católica misma. Y por supuesto que en los Estados Unidos hay –también– multitud de vestigios de vida católica y franciscana a lo largo y ancho del país. Hay varias provincias franciscanas norteamericanas, tal vez unas 6 ó 7. Y los hermanos tienen escuelas, hospitales, parroquias y misiones. Y también se distinguen por trabajar en especial con los inmigrantes, tanto hispanos como asiáticos (en especial vietnamitas) en un buen número de estados. Es de sobra conocido que –poco a poco– el número de católicos ha aumentado a tal grado que –por ahora– uno de cada tres norteamericanos es católico (alrededor del 35 %) y ello –en gran medida– gracias precisamente a los inmigrantes latinoamericanos, en especial hacia los estados de California, Arizona, Texas, Florida, New York, Nevada y Nuevo México. Pero recientemente –en los últimos veinte años– la presencia hispana se ha ido incrementando a tal nivel que se ha considerado ya relevante para estados –en los que era casi nula– como Arkansas, Kansas, Indiana, Mississippi, Tennessee y Alabama. Y Georgia es un caso sobresaliente, en especial en el área vecina a la ciudad de Atlanta.

En el verano de 1991 un grupo de estudiantes de la Provincia –tres filósofos y dos teólogos– fuimos designados para ser misioneros en algunas parroquias de la Diócesis de Savannah –sur de Georgia– buscando así auxiliar un poco a los párrocos en la atención a los hispanos, en especial a los mexicanos inmigrantes y sus familias. Estuvimos por allá aproximadamente un mes.

EL “DREAM TEAM” EVANGELIZADOR

El equipo lo formamos los teólogos: Fray Carlos Carrillo Rascón y Fray Victor Hernández –coordinador del mismo y ‘autoproclamado’ representante “PERSONAL” del P. Provincial en Los Estados Unidos, Hawaii, Alaska, Puerto Rico, Las Islas Vírgenes y Aruba–. Y los filósofos Fray Héctor Aguilera– El Hermano Sole–, Fray Marco Garza Ledesma y su servidor. También el P. Fray Eduardo Fernández y unas religiosas. El coordinador y director de este proyecto fue el P. Fray George Walsh –párroco de Saint Mary’s en Americus–, auxiliado de Sister Ann Smith. Con la valiosa colaboración del P. Fray Roch Coogan (párroco de Tifton, GA) –quien por varios años fue capellán militar– y el P. Edward párroco de Moultrie. Nuestra base era la parroquia de Saint Mary’s en el risueño pueblo de Americus. Los otros lugares a los que fuimos en nuestro trabajo fueron Moultrie, Pelham, Camilla y Tifton. Y pasamos por lugares como Maçon, Augusta, Albany, Thomasville y Valdosta.

LA IGLESIA EN GEORGIA

Quiero hacer notar que la situación de la Iglesia en Georgia (y en la mayoría de los Estados del llamado ‘Bible-belt’ o el famoso ‘Deep-South’) es de notoria minoría; hablamos de una región en la que hay una profunda –aunque subterránea– cultura de racismo y de anti-catolicismo. En Georgia, en aquellos años 90’s, los católicos eran sólo el 4 %. Y ahora en este 2012 han duplicado su presencia al 8 % (¡Oh God, yes, yes more, more!). Para nosotros era ‘atípico’ ver cómo en cada pueblo existían unas 20 ó 30 iglesias de las demás denominaciones y sólo una católica. En el presente, incluso en esa parte de Estados Unidos, la situación de la Iglesia es buena –y de optimismo– por ese crecimiento, aunque su condición dista mucho de la que goza en otras partes del país. La mayoría de los Anglos que son católicos en ese estado, han llegado de otros lugares, en especial del norte como New York o Illinois, por cuestiones de trabajo o por huir del crudo y frío invierno. Incluso un buen número de sacerdotes, tal vez una tercera parte, son “prestados” también del norte. Y aquí hay infinidad de historias en sentido contrario a lo que estamos acostumbrados: protestantes que se han hecho católicos; también católicos que viven en una familia protestante, es decir conversos.

LA MISIÓN

EL VIAJE POR TIERRA DESDE ZAPOPAN HASTA AMERICUS

El P. Fray George Walsh vino por nosotros a Zapopan. Nos llevó hasta allá en su camioneta (¿Taurus?), haciendo escalas en Guadalupe (Zac), Monterrey y finalmente Nuevo Laredo. Y desde la frontera –dspués de haber pasado tranquilamente el papeleo de migración– viajamos ya sin descanso hasta Americus, Georgia. Un verdadero maratón. No recuerdo si llegamos a San Antonio; pero si recuerdo que atravesamos New Orleans, Baton Rouge, Mobile y Tallahassee. Luego ya entramos –creo– por Moultrie hasta Americus. La verdad el viaje fue mortal, por lo largo y lo incómodo de ir un poco apretados, pero también fue entretenido; hasta me tocó manejar un tramo, bajo una lluvia muy fuerte cuando pasamos por Baton Rouge (Louisiana). La verdad que era para todos una novedad y punto de interés cualquier detalle: disfrutamos comer en las gasolineras, una ocasión comer pizza, otra comer hamburguesas, pasar de un estado a otro; conocer es siempre interesante.

Llegando a nuestra base nos topamos con la sonrisa amable y bondadosa de Sister Ann Smith, quien fue en la práctica nuestra mamá. Era la cara amable de la Misión. También ahí nos encontramos con dos religiosas de las Refugianas Franciscanas y despues llegaría el P. Fray Eduardo Fernández, quien por cierto nos daba clases de Filosofía en el Convento de Zapopan. Nos dividimos en equipos. Yo hice mancuerna con Fray Héctor Aguilera (un excelente hermano, por cierto). También disfruté trabajar con Fray Carlos Carrillo –el abogado– un hermano de Monterrey muy fraterno y amable… Sólo andaba buscando la forma de hacer ejercicio, no fuera que sus ‘bíceps’ se le bajaran, por la falta de rutina, ja ja ja. Me tocó visitar las Parroquias de Tifton y Moultrie. La verdad que disfruté mucho el apostolado y la compañía de los hermanos y de los padres a los que auxiliábamos un poco con nuestro limitado trabajo pastoral.

TIFTON

El P. Fray Roch Coogan era el párroco. Una iglesia bonita y moderna. La mayoría de los feligreses eran Anglos, sólo unos pocos –muy pocos– de color y la congregación hispana iba creciendo poco a poco; la mayoría, como es de suponerse venidos de México y muy en concreto del estado de Guanajuato. Había Catequésis, pláticas pre-bautismales y preparación a la Primera Comunión. También había un incipiente grupo de jóvenes y adolescentes. Por supuesto que nuestra principal labor consistía en participar en las Misas en español… Hasta predicamos. No es lo mismo oír predicar a alguien que tiene tu propia lengua, a alguien que ‘aprende’ un guión pero no domina el idioma y no conoce la cultura aún en forma básica. El P. Roch era muy querido por todos, incluidos los hispanos. Yo veía en él una gran compasión hacia los necesitados.

Nos tocó conocer (bueno, Fray Héctor ya los conocía) a los Sabatino: el doctor Bruce, su esposa Beverly y Brian y la pequeña Bethany. Ellos son originarios de Buffalo N.Y. Ella –Beverly– se convirtió al catolicismo por su matrimonio con Bruce… Y hasta pienso que es más católica que él mismo. Aunque los dos llevan una vida coherente con su fe. Hasta la fecha son mis amigos y sigo en contacto con ellos, incluso vinieron a mi Ordenación, aún cuando ya no estoy con los franciscanos. El doctor Bruce, en muchos de los casos, veía sin cobrar a muchos de los hispanos de la parroquia. Recuerdo también a Margaret y Kenneth y sus hijos David y Mary.

MOULTRIE

Aquí el párroco era el P. Edward (no recuerdo su apellido). Por cierto era diocesano. Un sacerdote muy entregado, simpático y querido por sus fieles. También venía de New York… Creo que de Rochester. En su parroquia tenía varios Movimientos apostólicos. Uno que no conocía y me llamó la atención por su sencillez y transparencia era “La Legión De María”. El padre visitaba también varios pueblos como Pelham y Camilla pueblos pequeños que se habían fundado a orillas de las vías del ferrocarril.

Me gustaba mucho ver televisión en su sala; pero no era tanto por la TV sino porque desde ahí podía disfrutar viendo como un par de ardillas –en el jardín– jugueteaban, subían, bajaban, comían y se echaban su siesta: iban y venían libremente, sin que alguien las molestara. Aquí en nuestro país eso serí imposible, por desgracia. Allá todos –incluidos los niños– tienen la mentalidad de no molestar ni animales ni plantas.

El padre Edward contaba también con la ayuda de varios ministros de la Eucaristía y de un Diácono permanente, que en ocasiones iba a las capillas de varios pueblecitos pequeños atendidos por la Parroquia.

EL REGRESO

Finalmente regresamos pero ahora por autobús. Fue una larga travesía en la que nuestras maletas fueron saqueadas en el camino. Cambiamos como en tres ocasiones de autobús… La verdad el regreso fue un suplicio. Pero regresamos contentos porque servimos un poco a los hermanos hispanos que se ganan el dinero con mucho sacrificio para mantener a sus familias acá en México… Y pensar que muchos creen que ir a trabajar a Estados Unidos es como ir a Disneylandia. Para nada.

Terminada la experiencia platiqué con el P. Provincial. Esa charla sirvió para corregir algunos errores. Quienes fueron los años siguientes pudieron servir y trabajar mejor. Una excelente experiencia.