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10 de agosto de 2012

RELATOS FRANCISCANOS VIII

RELATOS FRANCISCANOS VIII




**GEORGIA**

La presencia franciscana es tan universal como la Iglesia Católica misma. Y por supuesto que en los Estados Unidos hay –también– multitud de vestigios de vida católica y franciscana a lo largo y ancho del país. Hay varias provincias franciscanas norteamericanas, tal vez unas 6 ó 7. Y los hermanos tienen escuelas, hospitales, parroquias y misiones. Y también se distinguen por trabajar en especial con los inmigrantes, tanto hispanos como asiáticos (en especial vietnamitas) en un buen número de estados. Es de sobra conocido que –poco a poco– el número de católicos ha aumentado a tal grado que –por ahora– uno de cada tres norteamericanos es católico (alrededor del 35 %) y ello –en gran medida– gracias precisamente a los inmigrantes latinoamericanos, en especial hacia los estados de California, Arizona, Texas, Florida, New York, Nevada y Nuevo México. Pero recientemente –en los últimos veinte años– la presencia hispana se ha ido incrementando a tal nivel que se ha considerado ya relevante para estados –en los que era casi nula– como Arkansas, Kansas, Indiana, Mississippi, Tennessee y Alabama. Y Georgia es un caso sobresaliente, en especial en el área vecina a la ciudad de Atlanta.

En el verano de 1991 un grupo de estudiantes de la Provincia –tres filósofos y dos teólogos– fuimos designados para ser misioneros en algunas parroquias de la Diócesis de Savannah –sur de Georgia– buscando así auxiliar un poco a los párrocos en la atención a los hispanos, en especial a los mexicanos inmigrantes y sus familias. Estuvimos por allá aproximadamente un mes.

EL “DREAM TEAM” EVANGELIZADOR

El equipo lo formamos los teólogos: Fray Carlos Carrillo Rascón y Fray Victor Hernández –coordinador del mismo y ‘autoproclamado’ representante “PERSONAL” del P. Provincial en Los Estados Unidos, Hawaii, Alaska, Puerto Rico, Las Islas Vírgenes y Aruba–. Y los filósofos Fray Héctor Aguilera– El Hermano Sole–, Fray Marco Garza Ledesma y su servidor. También el P. Fray Eduardo Fernández y unas religiosas. El coordinador y director de este proyecto fue el P. Fray George Walsh –párroco de Saint Mary’s en Americus–, auxiliado de Sister Ann Smith. Con la valiosa colaboración del P. Fray Roch Coogan (párroco de Tifton, GA) –quien por varios años fue capellán militar– y el P. Edward párroco de Moultrie. Nuestra base era la parroquia de Saint Mary’s en el risueño pueblo de Americus. Los otros lugares a los que fuimos en nuestro trabajo fueron Moultrie, Pelham, Camilla y Tifton. Y pasamos por lugares como Maçon, Augusta, Albany, Thomasville y Valdosta.

LA IGLESIA EN GEORGIA

Quiero hacer notar que la situación de la Iglesia en Georgia (y en la mayoría de los Estados del llamado ‘Bible-belt’ o el famoso ‘Deep-South’) es de notoria minoría; hablamos de una región en la que hay una profunda –aunque subterránea– cultura de racismo y de anti-catolicismo. En Georgia, en aquellos años 90’s, los católicos eran sólo el 4 %. Y ahora en este 2012 han duplicado su presencia al 8 % (¡Oh God, yes, yes more, more!). Para nosotros era ‘atípico’ ver cómo en cada pueblo existían unas 20 ó 30 iglesias de las demás denominaciones y sólo una católica. En el presente, incluso en esa parte de Estados Unidos, la situación de la Iglesia es buena –y de optimismo– por ese crecimiento, aunque su condición dista mucho de la que goza en otras partes del país. La mayoría de los Anglos que son católicos en ese estado, han llegado de otros lugares, en especial del norte como New York o Illinois, por cuestiones de trabajo o por huir del crudo y frío invierno. Incluso un buen número de sacerdotes, tal vez una tercera parte, son “prestados” también del norte. Y aquí hay infinidad de historias en sentido contrario a lo que estamos acostumbrados: protestantes que se han hecho católicos; también católicos que viven en una familia protestante, es decir conversos.

LA MISIÓN

EL VIAJE POR TIERRA DESDE ZAPOPAN HASTA AMERICUS

El P. Fray George Walsh vino por nosotros a Zapopan. Nos llevó hasta allá en su camioneta (¿Taurus?), haciendo escalas en Guadalupe (Zac), Monterrey y finalmente Nuevo Laredo. Y desde la frontera –dspués de haber pasado tranquilamente el papeleo de migración– viajamos ya sin descanso hasta Americus, Georgia. Un verdadero maratón. No recuerdo si llegamos a San Antonio; pero si recuerdo que atravesamos New Orleans, Baton Rouge, Mobile y Tallahassee. Luego ya entramos –creo– por Moultrie hasta Americus. La verdad el viaje fue mortal, por lo largo y lo incómodo de ir un poco apretados, pero también fue entretenido; hasta me tocó manejar un tramo, bajo una lluvia muy fuerte cuando pasamos por Baton Rouge (Louisiana). La verdad que era para todos una novedad y punto de interés cualquier detalle: disfrutamos comer en las gasolineras, una ocasión comer pizza, otra comer hamburguesas, pasar de un estado a otro; conocer es siempre interesante.

Llegando a nuestra base nos topamos con la sonrisa amable y bondadosa de Sister Ann Smith, quien fue en la práctica nuestra mamá. Era la cara amable de la Misión. También ahí nos encontramos con dos religiosas de las Refugianas Franciscanas y despues llegaría el P. Fray Eduardo Fernández, quien por cierto nos daba clases de Filosofía en el Convento de Zapopan. Nos dividimos en equipos. Yo hice mancuerna con Fray Héctor Aguilera (un excelente hermano, por cierto). También disfruté trabajar con Fray Carlos Carrillo –el abogado– un hermano de Monterrey muy fraterno y amable… Sólo andaba buscando la forma de hacer ejercicio, no fuera que sus ‘bíceps’ se le bajaran, por la falta de rutina, ja ja ja. Me tocó visitar las Parroquias de Tifton y Moultrie. La verdad que disfruté mucho el apostolado y la compañía de los hermanos y de los padres a los que auxiliábamos un poco con nuestro limitado trabajo pastoral.

TIFTON

El P. Fray Roch Coogan era el párroco. Una iglesia bonita y moderna. La mayoría de los feligreses eran Anglos, sólo unos pocos –muy pocos– de color y la congregación hispana iba creciendo poco a poco; la mayoría, como es de suponerse venidos de México y muy en concreto del estado de Guanajuato. Había Catequésis, pláticas pre-bautismales y preparación a la Primera Comunión. También había un incipiente grupo de jóvenes y adolescentes. Por supuesto que nuestra principal labor consistía en participar en las Misas en español… Hasta predicamos. No es lo mismo oír predicar a alguien que tiene tu propia lengua, a alguien que ‘aprende’ un guión pero no domina el idioma y no conoce la cultura aún en forma básica. El P. Roch era muy querido por todos, incluidos los hispanos. Yo veía en él una gran compasión hacia los necesitados.

Nos tocó conocer (bueno, Fray Héctor ya los conocía) a los Sabatino: el doctor Bruce, su esposa Beverly y Brian y la pequeña Bethany. Ellos son originarios de Buffalo N.Y. Ella –Beverly– se convirtió al catolicismo por su matrimonio con Bruce… Y hasta pienso que es más católica que él mismo. Aunque los dos llevan una vida coherente con su fe. Hasta la fecha son mis amigos y sigo en contacto con ellos, incluso vinieron a mi Ordenación, aún cuando ya no estoy con los franciscanos. El doctor Bruce, en muchos de los casos, veía sin cobrar a muchos de los hispanos de la parroquia. Recuerdo también a Margaret y Kenneth y sus hijos David y Mary.

MOULTRIE

Aquí el párroco era el P. Edward (no recuerdo su apellido). Por cierto era diocesano. Un sacerdote muy entregado, simpático y querido por sus fieles. También venía de New York… Creo que de Rochester. En su parroquia tenía varios Movimientos apostólicos. Uno que no conocía y me llamó la atención por su sencillez y transparencia era “La Legión De María”. El padre visitaba también varios pueblos como Pelham y Camilla pueblos pequeños que se habían fundado a orillas de las vías del ferrocarril.

Me gustaba mucho ver televisión en su sala; pero no era tanto por la TV sino porque desde ahí podía disfrutar viendo como un par de ardillas –en el jardín– jugueteaban, subían, bajaban, comían y se echaban su siesta: iban y venían libremente, sin que alguien las molestara. Aquí en nuestro país eso serí imposible, por desgracia. Allá todos –incluidos los niños– tienen la mentalidad de no molestar ni animales ni plantas.

El padre Edward contaba también con la ayuda de varios ministros de la Eucaristía y de un Diácono permanente, que en ocasiones iba a las capillas de varios pueblecitos pequeños atendidos por la Parroquia.

EL REGRESO

Finalmente regresamos pero ahora por autobús. Fue una larga travesía en la que nuestras maletas fueron saqueadas en el camino. Cambiamos como en tres ocasiones de autobús… La verdad el regreso fue un suplicio. Pero regresamos contentos porque servimos un poco a los hermanos hispanos que se ganan el dinero con mucho sacrificio para mantener a sus familias acá en México… Y pensar que muchos creen que ir a trabajar a Estados Unidos es como ir a Disneylandia. Para nada.

Terminada la experiencia platiqué con el P. Provincial. Esa charla sirvió para corregir algunos errores. Quienes fueron los años siguientes pudieron servir y trabajar mejor. Una excelente experiencia.

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