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30 de julio de 2013

HACIA EL TERCER SÍNODO DIOCESANO DE AGUASCALIENTES

LA PASTORAL FAMILIAR EN LA DIÓCESIS DE AGUASCALIENTES

1. HECHOS SIGNIFICATIVOS

1.1. La familia desde siempre ha sido la célula básica de la sociedad. Y para nosotros los cristianos es, sobre todo, la iglesia doméstica en la que primero se enseña y vive la fe.

1.2. En los últimos cinco años –especialmente– se ha dado a nivel mundial una batalla cultural en la que –grupos secularistas– pretenden ‘modificar’ el concepto de familia, buscando se reconozca como tal, a cualquier conglomerado humano que reclame serlo. Las consecuencias morales, sociales, políticas y jurídicas de tal aberración son más serias de lo que aparenta ser ’sólo un mero reconocimento'.

1.3. Ha Aumentado, por diversas causas, exponencialmente el número de divorcios.

1.4. Los abortos ‘legales’ e ilegales aumentan día a día. Su legalización en el D.F. por ejemplo, no ha logrado disminuirlos sino al contrario los ha disparado. Los grupos feministas radicales y algunos políticos ultras de izquierda han inventado ahora el ‘derecho’ al aborto. Tal crimen ha pasado de ser un supuesto ‘mal necesario’ a una ‘opción y derecho’ de la mujer, en esta ideología –eminentemente atea e inhumana– que desprecia la vida del ser más vulnerable e indefenso: el no nato.

1.5. El número de madres solteras –y por lo tanto de hijos nacidos fuera de la estructura del matrimonio– ha aumentado en forma lineal.

1.6. La mayoría de los padres y madres de familia no se han dado cuenta de la importancia de la formación intensiva y cuidada de los hijos, en los primeros siete años de vida, adoptando por ello actitudes de descuido y desenfado ciego, que marcarán la personalidad de los hijos en la adolescencia y edad adulta. Muchos creen que amar y cuidar es sólo alimentar y sostener, RENUNCIANDO IMPLICITAMENTE AL FORMAR.

1.7. No se ha aquilatado –en el seno familiar– la importancia de la formación de los niños en los valores humanos y cristianos más elementales, como herramienta eficaz que predetermina –en forma decisiva–, el futuro y realización plena de las personas.

1.8. La mayoría de los padres y madres de familia están rebasados por lo anterior, renunciando a ejercer su autoridad hacia los hijos o bien yendo al extremo del maltrato inhumano. Y aquí está el caldo de cultivo de la violencia e impunidad en la que actualmente se debate nuestro país.

1.9. La Pastoral Familiar no ha podido ofrecer ayudas eficaces para la educación adecuada de los hijos. Se sigue viendo a sí misma –en muchas circunstancias– como ‘Pastoral conyugal’.

1.10 A pesar de su limitada eficacia –La Pastoral Familiar diocesana– puede contar con la riqueza que representa la vida y actividad de varios Movimientos eclesiales de laicos que se dirigen a la familia, y que la atienden en forma global o que tienen como objeto particular de sus trabajos a los novios, los adolescentes y/o los jóvenes.

1.11. Para algunos párrocos la formación prematrimonial es sólo un ‘requisito’ secundario, totalmente prescindible o inútil desde su punto de vista.

1.12. Aún cuando estudios científicos de dominio público demuestran que los anticonceptivos son factor decisivo en el incremento endémico de casos de cáncer y enfermedades ginecológicas, ha aumentado su uso indiscriminado.

1.13. Pero el más pernicioso de los ‘efectos secundarios’ de los anticonceptivos –aparte de su contribuir decisivo al aumento de casos de cáncer–, es el deterioro de la calidad de la relación de los cónyuges, que prescinde de la oportunidad de nutrir su significado en el recurso periódico de la abstinencia temporal, que fomentaría el aprecio y valoración del otro(a) como persona, en su riqueza que lo constituye en un Tú trascendente, con el que se puede construir –en relación íntima con Cristo– ese ‘Nosotros’, cimiento sólido de la familia cristiana.

1.14. Por desgracia la mayoría de las parejas de novios llevan –indebidamente– una vida sexual activa, limitando así la libertad y autonomía personal mutuas necesarias, para poder tener la posibilidad de decidir –con objetividad– sobre la idoneidad del otro(a) para vivir en un matrimonio durarero y feliz y –así– formar una familia con esperanzas fundadas de funcionalidad plena.

PBRO. ROBERTO SÁNCHEZ DEL REAL.

26 de julio de 2013

¿QUÉ?

¿QUÉ TENDRÁ QUE PASAR SEÑOR?

Observo la situación de nuestra Iglesia desde hace años, y lamentablemente no veo realidades prometedoras, aunque si –como siempre– muchos signos de esperanza. Por desgracia –ahora rememoro– muchos de esos signos de esperanza de antaño se han convertido en pesadillas: algo no se hizo bien o simplemente la dinámica histórica nos arrolló.

No sé por dónde empezar. Son tantas ‘las piezas’ que tendrían que estar en conjunción para lograr algo… Es muy poco lo que UN sacerdote puede hacer, muy poco. A ratos ver todo lo que pasa y lo que no pasa se convierte para mi en una ‘agonía pastoral’. Afortunadamente hay satisfacciones que me dicen que ha válido la pena el trabajo hecho, el esfuerzo brindado.

La problemática no es menor: deserción de ‘católicos’ al protestantismo más silvestre, fanático y trasnochado; desprecio de los Sacramentos no sólo por laicos sino incluso por sacerdotes; vocaciones insuficientes al sacerdocio y vida consagrada; poca perseverancia en la vida matrimonial; un catolicismo popular que se va ‘ahuecando’ y quedando sólo en expresiones de religiosidad limitada y esporádica (ya Cristo no importa mucho… Importa san Juditas y San Benito con su medallita); implantación progresiva y silenciosa de la agenda secularista en la vida del país (aborto, drogas, divorcio, ‘matrimonio’ atípico, deshumanización de la sexualidad humana, marginación de Dios de la vida social y cultural, etc.).

¿Qué tendrá que pasar Señor para que los ‘Planes Pastorales’ no se queden sólo en el papel, sino que vayan cristalizando en realidades transformadoras para una Iglesia local?. ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los laicos se den cuenta de que no son ‘clientes’ que pagan con ‘limosnas’ y solicitan servicios en la Iglesia sino discípulos-misioneros con la obligación de predicar a Cristo muerto y resucitado según sus posibilidades y condición?. ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los padres de familia se den cuenta de que ser eso (padres) va más allá de sólo alimentar, cobijar, aguantar y vestir a sus hijos y que también implica formar y educar en los valores de Cristo con el ejemplo y la palabra?.

¿Qué tendrá que pasar Señor para que los Nuncios Apostólicos se den cuenta de que su papel no es sólo representar a la Ciudad del Vaticano ante los gobiernos sino estar atentos a la vida de las Diocesis, aún en cosas que no son tan importantes como la marcha de parroquias pequeñas o misiones en la serranía?. ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los obispos escuchen, amonesten y corrijan sin miedos ni cálculos políticos?, ¿Qué tendrá que pasar Señor para que quienes trabajan en las Curias diocesanas comprendan que su trabajo no es canonjía sino obligación de servicio eficaz?.

¿Qué tendrá que pasar Señor para que los párrocos nos demos cuenta de que las parroquias que se nos confían no son de nuestra propiedad sino DE LA IGLESIA, y que daremos cuenta de nuestra administración?, ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los párrocos nos demos cuenta de nuestra obligación de pastorear a las ovejas, por las que deberíamos dar la vida: tener tiempo, escuchar, cuidar, exhortar?. ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los sacerdotes nos demos cuenta de que dar testimonio no es opcional sino fundamental?, ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los sacerdotes comprendamos que nuestro sacerdocio va más allá de sólo celebrar quinceañeras y bodas?, ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los sacerdotes nos demos cuenta de que deberíamos de ser los principales estudiosos y promotores de ‘La Palabra de Dios’?, ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los catequistas se den cuenta de lo importante de su labor en la vida de la Iglesia?.

¿Qué tendrá que pasar Señor para que los jóvenes se den cuenta de que ser cristianos no es sólo ir a un grupo o coro un año o dos sino ser misioneros toda la vida entre sus amigos y compañeros?, ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los jóvenes se den cuenta de que ser cristianos es decisivo sobre todo a la hora de las decisiones más personales como el inicio o no de la vida sexual activa?.

¿Qué tendrá que pasar Señor para que las madres de familia se den cuenta de que ser ‘cómplices’ de sus hijos no es educar sino echar a perder?, ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los padres de familia se den cuenta de que su papel es primordial en la vida de su familia e hijos, y que no se trata sólo de dinero o miedo sino de estar ahí, formar y acompañar?. ¿Qué tendrá que pasar Señor para que padres y madres de familia se den cuenta de que los primeros años en la vida de sus hijos no son para ‘descansar’ sino para echar los cimientos de la identidad y autoconcepto del niño?. ¿Qué tendrá que pasar Señor para que los padres y madre de familia se den cuenta de que de ellos es la obligación de evangelizar y catequizar a sus hijos en el seno de esa Iglesia doméstica que es la familia?.

Ya pasó, Señor, que nos bendijiste con la elección de un Papa que habla claro… ¿Y lo que falta Señor?.

PBRO. ROBERTO SÁNCHEZ DEL REAL.