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3 de septiembre de 2011

¿EXISTE DIOS SÓLO EN LA NECESIDAD?

A PROPÓSITO DE LAS LECTURAS DEL DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO.

AMAR A DIOS

Por supuesto que este es un tópico sobre el que se ha escrito mucho. Todos los cristianos hablamos sobre el amor a Dios. En la Primera Lectura del Domingo XXII del tiempo Ordinario, que correspondió al 28 de Agosto del presente, se nos presenta la ocasión de reflexionar con cierta profundidad sobre el tema. Veamos: “Me persuadiste, oh Señor, y quedé persuadido; fuiste más fuerte que yo y prevaleciste. He sido el hazmerreír cada día; todos se burlan de mí. Porque cada vez que hablo, grito; proclamo: ¡Violencia, destrucción! Pues la palabra del Señor ha venido a ser para mí oprobio y escarnio cada día. Pero si digo: No le recordaré ni hablaré más en su nombre, esto se convierte dentro de mí como fuego ardiente encerrado en mis huesos; hago esfuerzos por contener lo, y no puedo. Porque he oído las murmuraciones de muchos: ¡Terror por todas partes! ¡Denunciad le, denunciémosle! Todos mis amigos de confianza, esperando mi caída, dicen: Tal vez será persuadido, prevaleceremos contra él y tomaremos de él nuestra venganza. Pero el Señor está conmigo como campeón temible; por tanto, mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán. Quedarán muy avergonzados, pues no han triunfado, tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada. (Jer 20,7-11).

En otras traducciones el término usado no es “persuadir” sino “SEDUCIR”. Y en verdad que expresa mejor la situación del profeta con respecto a Dios. Jeremías por supuesto que tiene un “relación personal” con Dios; por esa relación -que es una relación de Amor- el profeta deja “su vida” para involucrarse en una vida muy diferente, en la que de continuo tendrá que renunciar a sus planes y enfrentar peligros y violencias, pues El Señor lo manda a anunciar muerte y destrucción. En estos versículos pareciera que el profeta le reclama a Dios, o al menos, le recuerda todo lo que ha significado para él ser su profeta.

Hablar de seducción es sólo propio de una relación de amor; si no hubiera tal, entonces el término cambiaría drásticamente a engaño. En una relación de verdadero amor, en ocasiones alguno de los amantes tendrá que hacer cosas que no tenía pensadas o que no le agradaban. Y cede por amor.

Tal vez muchos de nosotros no podamos entender este lenguaje (en relación con Dios) pues por desgracia la mayoría —seamos sinceros— no sabemos lo que es amarlo. Reconocemos que existe, reconocemos que lo necesitamos, reconocemos que de Él hemos recibido la Salvación, reconocemos la conveniencia de cumplir Los Mandamientos, pero nos ha faltado dar el paso decisivo: AMARLO. ¿Lo amamos en verdad o sólo lo necesitamos?.

PBRO. ROBERTO SANCHEZ DEL REAL.

1 comentario:

  1. Ale hn
    Quizá; como usted dice, nos falta amarlo, a veces siento que también es miedo, porque todos hacemos planes personales y; aunque inconcientemente, sabemos que al entregarnos verdaderamente al SEÑOR esos planes probablemente serán distintos, lo que ignoramos; y solo lo entenderemos al vivirlo, es que aunque sus planes sean totalmente diferentes a los nuestros, son infinitamente mejores. Si tuvieramos presente que Él nos ama como nadie jamás nos ha amado, nos ama o nos amará, nos dejariamos seducir y descansariamos en el ragazo de ternura del Padre, con la esperanza firme en que algún día nos fundiremos con el Amado para la eternidad. ¡VIVA CRISTO REY Y LA VIRGEN DE GUADALUPE!

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