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24 de diciembre de 2011

NAVIDAD, AMOR DE DIOS QUE LLEGA A LA TERNURA

INTRODUCCIÓN:

Queridos hermanos y hermanas de esta Parroquia Del Señor De La Misericordia. En esta noche tan especial, tan hermosa, tengo mucho que decirles. Mi corazón en verdad salta de gozo ante este gran acontecimiento que estamos hoy celebrando. Por ello, porque lo que quisiera decirles rebasa mi capacidad y el tiempo de nuestra celebración, por eso mejor he escrito esta homilía, no por falta de palabras sino para no caer en el exceso de ellas.



JESÚS VINO A NOSOTROS EN LA HISTORIA:

Jesús no es un ser mitológico, un personaje de historieta o de fábula. No es un desconocido que salió de la nada, tampoco un ser inventado por algún cuentista. Hoy el Evangelio de San Lucas, cap. 2, vv. del 1 al 14, nos sitúa en una forma muy clara en el tiempo, en La Historia Universal, en La Historia de la Humanidad.

Cuando El Señor nace en Belén (pueblo del Rey David que queda a unos pocos kilómetros de Jerusalén) El gobernante del Imperio Romano —y lo escuchamos en El Evangelio— es el César Augusto, que gobernó el vasto imperio del año 27 a.C al 14 d.C. Y Quirino es el gobernador de Siria, de quien depende el reino judío.

El mismo Evangelio nos da la razón por la que José y María no están en Nazareth su pueblo natal: deben ir a empadronarse al pueblo del que proviene la familia de José, el esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Es el decreto del gobierno invasor, que necesita cobrar mas impuestos y por ello arma ese censo, para saber lo más exactamente posible a quienes puede cobrarles.

JESÚS NACE EN UN PESEBRE

Las circunstancias y la providencia de Dios quisieron que Jesús naciera en un pesebre. Son tantos los que por el censo se han movido de los lugares en donde viven a los sitios de origen familiar, que las casas y posadas —sobre todo en los pueblos pequeños— están llenas y no hay lugar para una sola alma. Seguramente por la condicion de María han tenido que ir despacio por los caminos y por ello llegan tarde cuando ya todo está ocupado.

Dios (pudiendo hacerlo) no interviene para dar a su Hijo un lugar mejor en dónde nacer; pudiendo obrar un milagro se abstiene… parece que se desentiende de su —por el momento— indefenso Hijo. Pero en realidad lo que Dios pretende es mostrarnos su gran amor, que llega a nosotros en la humildad y la sencillez de un niño pequeño, que nace al margen no digamos de la grandeza sino incluso de lo indispensable. Quiere también demostrarnos que lo que cuenta para Él no es lo que a los ojos humanos se considera grande e importante.

NAVIDAD EQUIVALE A UN AMOR QUE DIGNIFICA

Naciendo en un pesebre, Jesús nos muestra que el Hombre es digno e importante para Dios por el solo hecho de existir. La grandeza no está ni en la nobleza de la cuna ni en la comodidad, ni en la limpieza o lo acogedor del lugar: la grandeza autentica solo la recibimos de Dios, en el momento de nuestra concepción y nacimiento. Así por ser hijos de Dios en el primer momento de nuestra existencia recibimos la dignidad, se nos reconozca o no.

NAVIDAD TIEMPO DE DAR POSADA A DIOS POR MEDIO DE LOS DEMAS.

Que nuestra actitud existencial cambie y se conmueva, en especial para acoger, para aceptar, a nuestros familiares y compañeros de camino en la vida. Navidad es ocasión de abrir la puerta de nuestra existencia y vida a los demás. Así como no se abrió una puerta para dar un rincón, un lugar al Salvador en su nacimiento, que nosotros si facilitemos que los demás renazcan, que recuperen —si la han perdido— su dignidad de personas, de hijos de Dios, rescatados por la vida y sangre preciosas de Cristo. Navidad es prueba de que a Dios le importamos, prueba de que ha hecho y hará todo por estar con nosotros. FELIZ NAVIDAD….

PBRO. ROBERTO SANCHEZ DEL REAL.

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